Por Julio Raudales
Es una pena que el natalicio de José Cecilio del Valle pase desapercibido en casi todos los ámbitos de la vida nacional. Pareciera que el fragor de tantas actividades ciudadanas nos hizo olvidar su importante legado. Solo algunos medios de comunicación, el Colegio Hondureño de Economistas y posiblemente algunas escuelas tuvieron presente la fecha cívica.
Valle fue el primer centroamericano en hablar de la importancia que la entonces naciente ciencia económica podía tener para la vida de las personas de aquella época. Mientras en Europa, especialmente Inglaterra, Francia y Alemania, se discutían con fervor las causas y consecuencias de la revolución industrial, en esta parte de América, no se tenía más pensamiento que la búsqueda de nuestra emancipación de España y Portugal. Quizás eso explica en parte nuestro triste devenir como subregión.
El sabio José Cecilio del Valle se refirió con propiedad a temas como la importancia de mantener un equilibrio entre las necesidades presupuestarias del país y el impulso a la producción nacional, que era, de acuerdo a su profundo análisis, una tarea privativa de los empresarios. Según su visión, existe una correlación directa entre la cantidad de trabajo y la prosperidad de cualquier sociedad. Él veía a Centroamérica como un lugar con potencial para el desarrollo, siempre y cuando mantuviera un equilibrio adecuado entre una buena administración pública y el incentivo que se debe dar a los productores para que con su trabajo generen riqueza. Parece que lo escucharon poco.
Pese a sus dotes de enciclopedista, su legado al pensamiento económico es quizás su mayor aporte a la vida nacional. Lastimosamente, la construcción del estado-nación no fue resguardada por su pensamiento. La mayoría de los gobernantes de aquella época, estaban más centrados en el mantenimiento de la independencia recién conquistada que en la búsqueda de la prosperidad. ¡Si le hubiesen hecho caso!
Valle había sido elegido presidente de la naciente federación en 1834, pero falleció en el camino a su toma de posesión. Ramón Rosa describe lo anterior como el hito que definió la suerte del istmo. “¡Cuán diferente habría sido la vida de Centroamérica si hubiese sido guiada por un estadista visionario como lo era el sabio Valle!”. Pero el país terminó por fragmentarse y desunidos, la lucha suele ser más dura y compleja. Los resultados saltan a la vista.
Es por ello que el calendario cívico de nuestro país señala el 22 de noviembre, día de su onomástico, como el Día del Economista Hondureño. ¡Y qué bueno!, porque la fecha nos da una excusa para auscultar, partiendo de los temas que el sabio proponía hace ya casi dos siglos, algunos elementos que faciliten el camino que los hondureños queremos seguir si es que deseamos integrarnos al siglo XXI con verdadero éxito.
Creo que lo primero que debemos rescatar del legado de Valle, es la necesidad de tener un norte para nuestro país. Dijo el sabio con mucha propiedad, “que solo con buena planificación se consiguen las metas económicas deseadas”. “No hay viento bueno cuando un barco no sabe adónde va”. Es fundamental que retomemos una visión que defina nuestro rumbo, sin perjuicio de las leyes económicas y de mercado que deben tener siempre la preeminencia.
El otro elemento a considerar, es la necesidad imperiosa de tener un presupuesto público equilibrado. Uno que permita que la iniciativa privada se desarrolle adecuadamente y que permita que la sociedad obtenga la mejor proporción de bienes públicos posible. Pareciera que nada ha cambiado en las necesidades sociales de nuestro país en dos siglos. ¿Será porque hemos avanzado tan poco?
Por último, es necesario rescatar y poner en primer plano, la propuesta que del sabio Valle hacía de forma recurrente a cuidar nuestras relaciones internacionales y hacer de ellas un potenciador del crecimiento. Al respecto, es muy triste reconocer que somos buenos para firmar Tratados de Libre Comercio por recomendación de organismos internacionales, pero muy lentos en abrir espacios para que nuestros productores tengan la habilidad para insertarse adecuadamente en los mercados.
Me parece que los políticos que buscan con tanto ahínco el poder, debieran considerar el legado de este hondureño ilustre que tanto dio a nuestra patria grande. ¡Todavía es tiempo!
Economista y sociólogo, vicerrector de la UNAH y
exministro de Planificación y Cooperación Externa.
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