Por Boris Zelaya Rubí
De acuerdo a las proyecciones y sin haber una declaratoria oficial del triunfador de estas justas electorales, el candidato de la Alianza se ha proclamado triunfador. Cada pueblo se da los gobiernos que se merece. Pidámosle al Gran Arquitecto del universo, que lo ilumine y si se queda, que le de la seriedad que el cargo amerita y se gane el respeto del pueblo.
Mientras faltan algunas urnas que escrutar nos preguntamos ¿y la tal constituyente? ¿Por cuánto tiempo lo dejará “El tal Mel” en la Presidencia? En fin, tendremos dos presidentes uno de verdad y otro de mentiras o mejor dicho el que pasó de partido en partido como un experto saltarín y el hombre atrás de trono.
Un excandidato queriendo ganar prosélitos manifestó públicamente que se quitaba el nombre si no triunfaba, comprobando que es un hecho que no ocurrió, ahora lo llamaremos el “anónimo”. Para ser su primera vez consideramos que es un gran logro, y creemos que en el futuro y ahora ya conocido, si se dedica a hacer oposición constructiva, estará más fortalecido para otras elecciones, por suerte es un hombre joven y sin ninguna preocupación en el aspecto económico y después del berrinche normal de unos treinta días le pasará lo triste y comprensible que es el dolor de la derrota y podrá planificar después de su descanso bien merecido, para entrar de nuevo a la contienda política, con mucho cuidado porque Gabriela Núñez Y Elvin Santos le tendrán marcación personal, ella ya se encuentra en buena forma y con su experiencia será una excelente rival a lo interno de su partido, igual que el otro que se mantiene joven y ya es ducho en esas ligas.
Haciendo a un lado el humor negro, volvamos a la realidad y esperemos con optimismo que nuestro actual Presidente continúe en lo que falta de su período, reduciendo la pobreza y dándonos seguridad, manteniendo esa tolerancia para soportar a los que lo insultan y seguir enviando a la cárcel a cualquier delincuente, aplicando sus palabras que se han convertido en su sello personal ¡caiga quien caiga!
Le rendimos nuestros aplausos de admiración a la primera dama abogada Ana de Hernández, quien lo acompañó en toda su gestión y en su acercamiento al pueblo. Bien dicen que atrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, por cierto que no es atrás, es al lado como nos corrigió doña Alice de Goldstein. La abogada Ana nos ha representado con mucho acierto, no como otras que cargaban tantas alhajas que parecían vitrinas andantes de joyerías.
Afortunadamente tenemos entre los diputados al experto en materia constitucional, abogado Oswaldo Ramos Soto, quien en bien de la patria tendrá que darles instrucciones a los afortunados diputados que resultaron electos por su fama “hasta por jugar bien a las canicas”, pero ignorantes del quehacer público. Siempre nos ha parecido poco ético por parte de los candidatos políticos lanzar al ruedo a famosos, solo para aumentar el caudal electoral, estos en el futuro se pueden convertir en presas fáciles del “tilín tilín”, no les importará más que aprovechar el momento que ¡jamás volverá! A menos que se dediquen a atender durante los cuatro años del período a los que menos tienen.
¡Viva la democracia! ¡Viva Honduras!
De rodillas solo para orar a Dios.
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