Diálogo frente a polarización

A la declaratoria de ganadores de las elecciones generales del domingo 26 de noviembre pasado, se han reanudado tomas de carreteras con quemas de llantas y saqueos de comercios en diferentes zonas del país, como una muestra del clima de polarización que los hondureños estamos llamados a contrarrestar por la vía del diálogo.

Algunos analistas bien intencionados en el desarrollo integral de este país centroamericano consideran que las revueltas en protesta contra un alegado fraude electoral están canalizando años del descontento social provocado tras los acontecimientos del 28 de junio del 2009, cuando fue extrañado del poder y el país el entonces presidente Manuel Zelaya (2006-2009).

Aún quedan en la memoria histórica los tristes avatares de aquellos días, cuando en un ir y venir de marchas y manifestaciones de partidarios de la asunción de Roberto Micheletti Baín y de los opositores afines a Zelaya, se desbordaron los sentimientos encontrados de polos opuestos que serían el “caldo cultivo” para la caldera hirviendo en que ahora nos encontramos.

Son esos sectores que se han sentido marginados o excluidos del bienestar en que ven a otras capas del tejido social, así como grupos de la clase media, quienes acumulan tiempos de profundas heridas, en contraste con segmentos de la vida nacional que olímpicamente expresan desprecio por los demás, como si los otros no tuvieran derechos.

Ahora partes de estos sectores se ven enfrentados en sus posiciones políticas tras los comicios generales, ideológicamente opuestos, ya que en ambos grupos, profesionales o académicos, unos esgrimen conceptualizaciones a favor y otros en contra.

Es así como cada quien desde sus propias perspectivas, unos sin quererlo y otros con aviesos propósitos, atizan aún más el clima de intolerancia y polarización, ya que hay quienes aluden desde que la reelección es ilegal desde todo punto de vista y hasta denuncian abiertamente un fraude electoral, mientras en contraposición algunos señalan que ganaron sin duda alguna.

La situación social, lejos de mejorar pareciera ir en detrimento de la cohesión social que es tan necesaria para poder enrumbar a un país como Honduras que tanto ocupa de todos los sectores para relanzar su desarrollo integral.

Ahora pareciera que con el informe que apunta irregularidades y las declaraciones del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, respecto a la necesidad de unas nuevas elecciones, se han reactivado las revueltas y no se puede descartar que pudiera sobrevenir una escalada de acciones represivas para alimentar la polarización.

El mismo candidato de la Alianza de Oposición, Salvador Nasralla, estuvo en Washington, donde entregó al secretario Almagro, en la sede de la OEA, más insumos del alegado fraude electoral, en tanto en Honduras, el TSE y alta dirigencia del Partido Nacional han rechazado rotundamente la posibilidad de la repetición de elecciones.

En medio de este panorama nada alentador, el mismo Presidente Juan Orlando Hernández, golpeado por la trágica muerte de su hermana y brazo derecho, Hilda Hernández, ha lanzado un vehemente llamado a un diálogo para la construcción de un consenso y acuerdo nacional.

“La patria nos convoca a todos a crear ese país de paz, seguridad, oportunidades, prosperidad y justicia que deseamos”, ha instado Hernández, para señalar que el acuerdo busca fortalecer la ruta de la estabilidad y el crecimiento económico y propicie profundas reformas sociales e institucionales”.

Desde Washington, antes de su regreso hoy al país, Nasralla ha reaccionado “qué bueno que esté llamando a un diálogo nacional y por supuesto todo lo que sea diálogo bienvenido, con todo gusto yo llego mañana (miércoles), y lo podemos empezar en la tarde”.

Así las cosas, los hondureños que soñamos con el logro de las bases sociales y económicas para el restaño de las heridas entre los hondureños aplaudiríamos con bombos y platillos que estos líderes nacionales, con el concurso de iglesias, gremios profesionales, centrales obreras, academia y partidos políticos, entre otros sectores y la cooperación internacional bien canalizada, pudieran contrarrestar la polarización en un gran diálogo nacional que nos lance al desarrollo integral.

Leopoldo Aristemundi
Comayagüela, M.D.C.