25 mil hondureñas venden sus “encantos” para poder sobrevivir

Por: Xiomara Mairena
Fotos: Henry Carbajal

Un reciente informe presentado por la Red de Trabajadoras Sexuales de Honduras, relacionado con la violencia de la que son víctimas, revela que en Honduras hay unas 25,000 mujeres que se dedican a este oficio, cuyos derechos son vulnerados.

Las encuestas aplicadas a más de 400 trabajadoras sexuales dejaron en evidencia que policías preventivos, militares y municipales implementaron con ellas la práctica de la demora, que consiste en la detención sin orden judicial, misma que no deja ningún registro y que viene acompañada de malos tratos hacia las aprehendidas.

El 30.25 por ciento de las mujeres trabajadoras del sexo fue demorada entre 1 a 3 veces, un 9.25 por ciento entre 4 a 6 veces y un 6 por ciento de 7 a más de 10 ocasiones.

Las mujeres que ejercen la prostitución fueron retenidas o demoradas por los agentes policiales y militares un 33.54 por ciento, por no contar con una tarjeta sanitaria y por no portar su tarjeta de identidad un 27.33 por ciento; por controles de rutina, 18.01 por ciento; y por antecedentes criminales un 4.97 por ciento.

Es así que el estudio identificó que los policías preventivos cometieron abusos en un 32.25 por ciento, mientras que los oficiales de la policía municipal lo cometieron en un 53.0 por ciento, seguido por los militares, con un 32.5 por ciento.

LES “ROBAN” SERVICIOS

LA TRIBUNA conversó con una trabajadora sexual que por motivos de seguridad no quiso revelar su nombre, pero comentó que a ella la policía le aplicó hace poco la famosa demora en la madrugada, ya cuando casi estaba por regresar a su hogar.

Las trabajadoras sexuales son víctimas de algunos malos policías que les cobran extorsión o las obligan a pagar con sexo o dinero, para no llevarlas detenidas supuestamente a las postas.

“Me subieron a la patrulla porque no andaba carnet de salud y cuando supuestamente íbamos a la posta, cuadras antes se desviaron y me pusieron a hacerles sexo oral de gratis, me amenazaron con acusarme de ladrona, eran cinco a los que me tocó hacérselo”, comentó una de las muchachas.

Atenta a ver quién solicitaba de sus servicios, continuó su relato y agregó que “me quitaron el dinero que había conseguido, me dijeron que tenía que pagarles por no llevarme presa”.

“Después de haber cumplido con lo solicitado, me fueron a tirar a otro lugar, me amenazaron que si denunciaba me iban a dar una “calentada” (paliza) que no iba poder trabajar en varios días”, señaló.

Otras de las trabajadoras contaron que “nos agarran del pelo y nos golpean, uno hace lo que ellos dicen por miedo, nos desprecian, nos ven de menos, nos discriminan y nos tildan de ladronas”.

De igual manera, otra de las féminas compartió que, en algunas ocasiones, “hasta policías femeninas” cometen actos de lujuria en su contra, “pero cuando queremos denunciar, no hacen nada y se burlan más bien de nosotras”.

Casos de abuso como el que relata la trabajadora sexual entrevistada, les suceden en más de alguna ocasión a todas las que laboran en las calles a nivel nacional.

SOMOS VIOLENTADAS

La presidenta de la Red de Trabajadoras Sexuales de Honduras, Regina Barahona, afirmó que aún “seguimos siendo violentadas por la Policía y lo que queremos es tener derechos como cualquier trabajador, que se reconozca el trabajo sexual porque sabemos que en Honduras es legal”.

Barahona explicó que las trabajadoras sexuales hacen su labor de día y de noche, de forma ambulante, en hospedajes, hoteles, cantinas y en night club y bares.

Además de ello, confirmó que son objeto de extorsión por la Policía, “porque si no andamos la identidad o carnet de salud, nos piden dinero o sexo a cambio”.

“Hay más de 25 mil trabajadoras sexuales a nivel nacional, pero como organización están más de 3,500 mujeres afiliadas en las oficinas de Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Olancho y Choluteca”, detalló Barahona.

Asimismo, precisó que “es importante que denuncien, que no nos quedemos calladas, porque si lo hacemos vamos a seguir siendo discriminadas por la policía”.

En cuanto a los trabajos que realiza la organización, Barahona detalló que visitan los bares, cantinas, las calles donde se apuestan las muchachas, “les damos información, les hablamos sobre la prevención del VIH y enfermedades de Transmisión Sexual, les proporcionamos condones y les explicamos que no tengan miedo para que denuncien en caso de ser violentadas”.

La presidenta de la Red de Trabajadoras Sexuales de Honduras, Regina Barahona, pide al gobierno que se legalice como un trabajo la actividad que ellas realizan.

“Antes, cuando no estábamos unidas, e íbamos a interponer una denuncia a las postas y les decíamos que somos trabajadoras sexuales, lo que hacían era romper la denuncia o nos ignoraban, como nos discriminan, nos miran como las putas, las ladronas, ahora que tenemos conocimiento y estamos organizadas, las acompañamos y se les da seguimiento”, aseveró.

Mientras tanto, Jackeline Cruz, operadora sexual vigente y vicepresidenta de las Trabajadoras Sexuales, les recomienda a las mujeres que son víctimas de maltrato por la Policía, que se fijen muy bien en el fichero, en los rasgos, para que los puedan denunciar.

EN EL 2017
FISCALÍA INVESTIGA 32 HOMICIDIOS

Entre los años 2013 al 2017, en Honduras se registraron 32 homicidios de trabajadoras sexuales, los cuales que son investigados por la fiscalía de Delitos contra la vida. En agosto de este año, ocho féminas fueron asesinadas y en proceso de acusación solamente se encuentra un supuesto hechor que fue capturado, sin que hasta la fecha haya sido sentenciado.

“Esperemos que le den el seguimiento correspondiente a los casos, queremos que se esclarezca, nadie tiene porque quitarle la vida a nadie”, expresó Sagrario Canales, trabajadora sexual que forma parte de la Red de Trabajadoras Sexuales de Honduras.

EN CASA
PÉRDIDAS POR TOQUES DE QUEDA

Ante los recientes toques de queda, muchas de las trabajadoras sexuales han estado mal económicamente, porque no pudieron salir a trabajar por la noche o lo hicieron de día, pero no pueden ajustar el dinero para sobrevivir y se tuvieron que quedar en sus casas.

El promedio de la edad de las trabajadoras sexuales es de 32 años, en un rango de 18 hasta 71 años. Su bajo nivel educativo las torna más vulnerables a los abusos de las autoridades, un 26.6 por ciento de las que fueron encuestadas no tiene estudios, un 21.1 por ciento cuenta con estudios completos, un 9 por ciento de ellas completó su estudio de secundaria y un 2.2 por ciento completó sus estudios superiores.