La eternidad de lo breve: Micro relatos de Honduras

Desde Habitaciones propias se han expuesto algunas producciones de cuento breve que forman parte ya de la tradición literaria hondureña. Como hemos mencionado en ocasiones anteriores, este género nace con Augusto Monterroso, pasa por Oscar Acosta y actualmente es bastante trabajada por Kalton Bruhl o Ludwing Varela. Sin embargo, son pocas las mujeres que se insertan en esta tradición, por lo que esta semana, presentamos dos cuentos breves que han sido incluidos en diversas antologías a nivel latinoamericano, promovidas inicialmente por la Editorial Letra Negra de Guatemala. Esperamos que este “breve” trabajo induzca a otras y otros a narrar desde lo pequeño. Porque menos es más, dicen por allí.

Punta

Una bóveda azul y abajo cientos de personas. Ante el golpe poesía, gritaban, hacían grafitis, cantaban, prendían luces y reflejaban estrellas.

La muralla verde olivo tenía órdenes de atacar a la gente desarmada. Avanzaron metiendo miedo, tirando gases. Para enfrentarlos salieron de la multitud dos jóvenes, bailando punta, la danza que los ancestros garífunas idearon para celebrar la vida. Ella, graciosa movía su falda y sus manos llegaron a acariciar las caras curtidas de los militares. El, dando brincos transmitía fuerza y alegría. El cerco militar se rompió y fue retrocediendo.

Nada como un buen baile para enfrentar la guerra.

El coronel escribe

El coronel ya no tuvo que esperar por cartas enviadas desde el exilio.

Consciente de la importancia del meta relato en la era post moderna nuestro Romeo, sin ninguna Julieta que lo acompañe decidió encargarle a un escritor fantasma su versión del primer golpe del siglo veintiuno con tintes de sucesión presidencial. Eso le ayudó a recrear  lo acaecido durante con las resistencias que se fueron borrando poco a poco diluidas en muerte, violencia y tortura en una novela de más de cien páginas, que se vendió en librerías, supermercados o hasta en puestos de chicharrones.

Y resulta que el pueblo al que no le gustaba leer leyó. Y el texto se convirtió en el más vendido en la historia del país.

Los otros, nosotros pobres intelectuales de pacotilla, escritores de poca monta, nos morimos por pedirle consejos de marketing.

Jamás imaginó García Márquez que el coronel de su novela tendría su dulce venganza en los tiempos amarillistas de las noticias, el Facebook y las redes sociales.

Jessica Isla: Hondureña-peruana. Nací un 9 de julio en pleno invierno sudamericano, en medio de una Lima gris y lluviosa. Engendrada en las honduras del trópico centroamericano, pueda que desde entonces mi reloj interno marchara a un ritmo desacompasado. Creo que de allí viene mi primera desubicación; No reconozco los puntos cardinales y me es imposible leer un mapa. Escribo de noche y durante el día mi energía marcha a retazos, soy miope, bipolar y carezco de sentido del humor, entre otras cosas.