La libertad y el cumplimiento del deber

Por: Jorge Erasmo Bustillo

El ser humano como ente pensante se rige por normas que regulan su comportamiento. Son fundamentos que fueron surgiendo a medida que fue desarrollando sus extraordinarias cualidades, porque se dio cuenta de que su correspondencia mutua con sus semejantes, se ve amenazada por los efectos de las pasiones que empujan al individuo a actuar de manera improcedente, y fue creando reglas que orientan su pensamiento, e implementó preceptos que fortalecen sus atributos y definen sus derechos y deberes ante la sociedad. Así fueron apareciendo principios que reconocen cada uno de sus privilegios y señalan sus compromisos como un aporte al conglomerado que forma cada nación.

Esas prerrogativas que le permiten disfrutar de sus derechos, se le confieren de acuerdo con los dones que le fueron concedidos por la benevolencia de su Hacedor, por ser un espécimen dotado de virtudes que lo hacen diferente a otros seres  vivientes. Por ser dueños de sustancias esenciales que los identifican como una imagen y semejanza del Dios Omnipotente creador de todas las cosas. Entre las gracias recibidas están el libre albedrío, el talento, la razón, el juicio, el sentimiento, el amor, la lucidez, etc. Todos estos caracteres le brindan libertad de pensamiento, facultad intelectiva, igualdad y paz, que son herramientas para vivir en armonía con su prójimo, para defender sus ideales, y al mismo tiempo son un incentivo para cumplir sus deberes. El cumplimiento de un compromiso está ligado a la buena voluntad que es la potencia del alma, y no puede estar condicionado a otro fin que no sea el que corresponde, como una reciprocidad de los beneficios que el ciudadano recibe. La  buena voluntad es una decisión propia que se determina por las ideas independientes del individuo. En la medida en que ejercita su voluntad fortalece su libertad. Sin libertad no hay voluntad.

Si el imperativo es sostener la libertad, el empeño del hombre y de la mujer debe ser luchar por mantener su autodeterminación, y esforzar su acción en las ideas de la razón, porque el cumplimiento de los preceptos les hará sentirse libres. Si yo obtengo el respeto de mis derechos que señala la ley, tengo la obligación de cumplir mis compromisos con mi familia, con la sociedad y con la patria. La libertad que es la facultad de determinar los propios actos, es una de las conquistas más importantes porque le permite al hombre y a la mujer, realizarse como personas humanas. Pero como todo beneficio requiere una contraparte, al ser favorecido con esa concesión que le otorga el derecho de  ejercer su libre albedrío, tiene que cumplir con las normas que guían su conducta, para que no abuse de la disposición. La moral que rige los hábitos y el comportamiento, es una guía que nos emplaza a seguir pautas que frenan los actos contrarios a las buenas costumbres. La moralidad exige rectitud, justicia, integridad, honradez, etc., y el objetivo es impulsar la posibilidad de la aplicación de los conceptos puros en el entendimiento entre los seres humanos.

Según el concepto del filósofo Inmanuel Kant sobre la moral y la libertad, quien respeta las ideas acordes al código moral de la sociedad, descubre la facultad humana de decidir sus propios actos. Y ese sentimiento de libertad para actuar con libre albedrío, le permite tener capacidad para hablar de la responsabilidad y de la ética. La moral que se refiere a las virtudes humanas, que definen las inclinaciones y los intentos que determinan la voluntad en la acción del hombre y de la mujer, son los conocimientos que promueven la integridad del ánimo y la bondad de la vida, que son fortalezas para la práctica de la actitud particular de cada cual, que tiene como fin el propósito de sostener la convivencia de la humanidad.

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