El intrépido Juan (Fuera JOH)

Por: Nery Alexis Gaitán
En el 2013 publiqué este artículo. Creo necesario actualizarlo debido a la crisis generada por la ilegal reelección que siempre he rechazado. Se hace referencia cuando Juan Orlando Hernández era el presidente del Congreso y compartía los desaciertos de Porfirio Lobo: Desde que contó que en su pueblo salía “la sucia” en una quebrada y que él fue a buscarla y nunca la encontró, demostró visos que era intrépido y que podía enfrentarse a los peligros del mundo con mucho valor.
Con ese coraje ha de haber decidido incursionar en política, sobre todo, en un país donde el campo político es un cuadrilátero donde están a la orden del día patadas, zancadillas, denuestos y villanías al por mayor.
Se dice que encajó, como pez en el agua, en ese ambiente y pudo llegar a diputado. Parece que la ley lo inhabilitaba por lazos de consanguinidad, pero eso no tenía ninguna importancia; aquí todo se puede. Para cuando fue nombrado diputado presidente ya nadie se acordaba de la ilegalidad; además, hubiera sido una grave ofensa mencionarla.
Rápido inició la cadena de desaciertos, que es muy larga, al frente de ese poder del Estado. Empezó por ser un aliado incondicional del Ejecutivo; por eso los desaciertos del presidente, desde el inicio de su gestión, impactaron negativamente su imagen de legislador, que se perfilaba desde ese momento como un verdugo más del pueblo pobre.
A eso hay que agregarle sus propios errores; su actitud controladora y dictatorial no fue bien recibida. Y si de legislar hablamos, la serie de paquetazos aprobados ha sido cruel para los pobres; la venta de la soberanía con las “ciudades modelo” goza del rechazo del pueblo; la intentona de la “Ley Bozal”, a los medios de comunicación, aunque al final se arrepintieron, lo puso en evidencia como defensor del Ejecutivo, de quien no se ha podido desligar y comparte el repudio de que es objeto la actual administración. Los mil millones de lempiras, para comprar cemento, a nadie convencen de que va a impactar en el alto déficit de vivienda que existe.
Llegó como candidato presidencial después de entablar sendas batallas al interior de su partido, lo que fue en detrimento de la unidad y armonía partidaria. Al final negoció y aparentemente están unidos la mayoría de líderes nacionalistas; lo que no es muy creíble. Su último desacierto es querer imponer a Ricardo Álvarez en la fórmula presidencial, violentando una vez más la Ley Electoral.
Para paliar su deteriorada imagen pública ha “regalado” estufas, fogones, algunas bolsas de comida, a los pobres, algo sin trascendencia en la vida de estas personas. Ahora renuncia para dedicarse de lleno a la campaña, pero arrastra en su pecho tanto desacierto gubernamental que no inspira ningún grado de confianza al pueblo.
Mal asesorado, sobre todo por el colombiano J. J. Rendón, y rodeado de activistas políticos, seguidores sumisos y vividores en general, ha estructurado una campaña proselitista que adolece de verdadero patriotismo.
Si en su campaña quiere demostrar que es un verdadero patriota, ahora que está en el poder, debería (o debió, porque ya no tiene tiempo) legislar a favor de los necesitados. No se puede negar que tiene responsabilidad con el país y el bienestar de su gente.
Para concluir le recordamos estas cifras que son alarmantes y no han hecho nada al respecto. La corrupción anda alrededor de un 31 por ciento. En Honduras hay 351,522 niños que trabajan porque son muy pobres y se les violentan sus derechos. A partir de 2012, o sea en esta administración, se han generado 300 mil nuevos pobres.
Ojalá que sea intrépido para eliminar los males que aquejan a los pobres y no para multiplicárselos.
Actualización a enero de 2018: Al reelegirse nuevamente a la Presidencia de la República ha violentado la Constitución y su nuevo período es ilegal. La crisis política generada por el rechazo de un amplio sector de la población solamente le depara dolor, destrucción y muertes al pueblo pobre que es siempre quien termina pagando el mal proceder de los políticos deshonestos. Hay que darle la razón a la Alianza cuando plantean que este país necesita refundarse. Y de paso deshacerse de todos los malos hondureños que han condenado a los pobres a la peor miseria.