¡Luces, cámara…acción!

José María Leiva Leiva.
En 1970, Sam Peckinpah rodó “Perros de paja”, una de sus cintas más emblemáticas, protagonizada por Dustin Hoffman y Susan George en los roles principales. Basada en la novela «The Siege of Trencher’s Farm«, de Gordon M. Williams, es un estudio sobre la violencia del ser humano. Ahora, Rod Lurie (guionista y ex crítico de cine israelí-estadounidense) se encarga de realizar una revisión ambientada en la época actual, donde el guionista de Hollywood David Sumner (James Marsden, “X-Men”) y su mujer Amy (Kate Bosworth, “En el filo de las olas”) se mudan de Los Ángeles a Blackwater, Mississippi, el pueblo natal de ella, para atender asuntos familiares.
No obstante, su llegada despierta antiguos resentimientos con algunos de los lugareños, particularmente con un viejo amor de Amy, Charlie (Alexander Skarsgård, “La leyenda de Tarzán”), desencadenándose una ola de violencia y de venganza inesperada, en la que el matrimonio Sumner tendrá que aprender a defenderse si quiere sobrevivir. Es aquí, donde el proceso de conversión del protagonista, (llámese Dustin Hoffman o James Marsden), de hombre pacífico y educado que quiere dirimir las disputas de forma civilizada a bestia asediada capaz de cualquier cosa para defender su hogar, sigue siendo la espina dorsal de la trama.
Por su parte, Rodrigo Grande (“Cuestión de principios”), nos entrega “Al final del túnel”, donde narra la historia de Joaquín (Leonardo Sbaraglia, “Relatos salvajes”) un hombre en silla de ruedas que tras perder a su familia en un accidente automotriz, vive solitario en su oscura y fúnebre casa. Por eso decide poner un anuncio para alquilar una habitación, al que responde la bailarina de striptease Berta (Clara Lago, “Ocho apellidos vascos”), que se muda allí con su hija Betty. Gracias a su presencia la casa cobra alegría, al igual que la vida de Joaquín.
Pero una noche, mientras repara ordenadores en su sótano, Joaquín escucha un tenue ruido que le hace descubrir que una banda de atracadores está construyendo un túnel que pasa bajo su casa para robar un Banco. De esta forma empieza a espiar a los ladrones para intentar frustrar sus planes y, de paso descubrir que Berta es una cómplice del delito, infiltrada por sus compinches como una avanzada de control y vigilancia.
Cito en tercer lugar, “Una historia casi divertida”, una aceptable comedia dramática dirigida por Anna Boden y Ryan Fleck, basada en la novela “It’s Kind of a Funny Story” de Ned Vizzini, que tiene como centro neurálgico una institución psiquiátrica en la que ingresa un joven adolescente (Keir Gilchrist) a causa de una depresión. Allí conocerá a un buen número de personas con diversos problemas, entre estos a Bobby (Zach Galifianakis), que pronto se convierte en su mentor y protector, y a Noelle (Emma Roberts), de la que se siente sentimentalmente atraído.
Y siempre en el orden de la comedia dramática, me resultaron igual entretenidas, la argentina “Cuasi leyendas”, y la francesa “La familia Bélier”. La primera dirigida por Gabriel Nesci (“Días de vinilo”), cuenta la historia de tres ex integrantes de la banda musical “Auto Reverse”, que tras 25 años de estar separados, tratan de revivir su glorioso pasado, gracias a un concurso de viejas bandas de los años 90 que organiza una popular radioemisora bonaerense.
Se trata de Axel (Santiago Segura, “Torrente”) un tipo más bien alocado, solitario e ingenuo responsable de intentar volver a juntar a su grupo. Para lo cual viaja de Madrid a Buenos Aires para contactar a Javier (Diego Peretti, “La noche que mi madre mató a mi padre”), un profesor de biología que está intentando superar la prematura muerte de su esposa y que tiene a cargo a su hijo adolescente, y Lucas (Diego Torres, “Extraños en la noche”), un abogado corrupto al que acaban de pillar en su empresa cometiendo ilícitos.
La segunda, dirigida por Eric Lartigau (“Los infieles”), es un amenísimo retrato de una familia rural dedicada a la ganadería y la fabricación de lácteos, caracterizada por padecer sordera, papá, mamá e hijo, excepto Paula (Louane Emera), una chica de 16 años que se ha constituido en la intérprete indispensable para que sus padres desarrollen su vida de forma normal, incluyendo las labores dentro de la granja familiar. Pero este vínculo entre los suyos y el mundo exterior va a entrar en una fase crítica, cuando Paula, que tiene una voz excepcional, tenga la oportunidad de marcharse a París a prepararse para ser una cantante profesional.
Por último, “Barry Seal. El traficante”, dirigida por Doug Liman (“The Bourne Identity: El caso Bourne”), cuenta la historia real de Barry Seal (interpretado por Tom Cruise), un ex piloto comercial de la TWA en los años 80, que fue reclutado por la CIA como mercenario para realizar labores de inteligencia para ellos. En concreto, fue contratado para entregar armas y dinero a la Contra para luchar contra los Sandinistas en Nicaragua y, por extensión, contra los movimientos de extrema izquierda de Centroamérica.
Al tiempo de prestar servicios también para los narcotraficantes del cartel de Medellín. Hasta convertirse incluso, en un informante de la DEA, la Administración para el Control de Drogas, debido a sus conocimientos en la materia. Sus días acabaron en 1986, cuando fue asesinado por los colombianos.