Muerte y devastación tras cinco días de bombardeos sirios contra bastión rebelde

El régimen sirio reanudó este viernes los bombardeos sobre Guta Oriental, bastión rebelde cerca de Damasco, en una operación aérea que cumple cinco días con más de 230 civiles muertos, ante la impotencia internacional frente a este conflicto.
Después de una pausa breve, los bombardeos volvieron a caer en varias localidades de la inmensa región de Guta Oriental, cerca de Damasco y donde se encuentran unos 4000.000 habitantes asediados en pésimas condiciones, según corresponsales de la AFP.
Desde el lunes, miles de familias se han refugiado en albergues improvisados, mientras que los médicos y los socorristas están desbordados por la afluencia de víctimas, con decenas de muertos y heridos a diario, entre ellos mujeres y niños.
A pesar de la devastadora violencia, los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU no lograron el jueves alcanzar un acuerdo sobre una posible tregua humanitaria en el país, que reclaman las agencias del organismo, bloqueadas sin poder prestar ayuda de emergencia dada la crítica situación.
Este viernes, el presidente francés, Emmanuel Macron, exhortó a su homólogo ruso, Vladimir Putin, a «hacer todo lo necesario» para que el régimen sirio ponga fin a «la degradación insostenible» de la situación humanitaria y expresó su preocupación ante el posible uso de cloro contra civiles, indicó un comunicado de la presidencia francesa.
En Duma y Hamuriye, los habitantes aprovecharon unas horas de calma para salir a la calle a limpiar los escombros delante de sus casas o negocios.
Otros intentaron salvar sus pertenencias entre la destrucción o abastecerse de lo que puedan encontrar en los mercados locales.
Pero de pronto, desde los altoparlantes de las mezquitas empezaron a lanzar advertencias de los ataques: «Un avión en el cielo. Evacúen las calles», pidieron. Poco después, los bombardeos se sentían en la localidad de Arbin, donde unos 20 civiles murieron el jueves.
Desde el lunes, 235 civiles, entre ellos unos 60 niños, murieron por las bombas del régimen contra Guta Oriental, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Otros cientos resultaron heridos.
– ‘Catástrofe humanitaria’ –
Según la oenegé CARE International, los intensos ataques aéreos del régimen sirio en Guta Oriental impiden las operaciones de socorro de las organizaciones locales, que son vitales para sus habitantes.
«Nuestros socios tienen muchas dificultades para desplazarse en el terreno, ¿Cómo van a lograr acceder a las personas vulnerables?», se preguntó Joelle Bassoul, responsable de comunicación de la oenegé en Siria.
«Si no hay un cese al fuego, si no se escucha todo esto, no podemos imaginar la magnitud del desastre humanitario» que se acerca, advirtió.
Se supone que la región de Guta es parte de las cuatro zonas llamadas de «distensión», establecidas el año pasado en un acuerdo entre los principales actores internacionales para reducir los combates y la violencia en el país.
Sin embargo, los bombardeos de los últimos días, calificados como los más violentos desde el inicio de la guerra por los habitantes de este enclave, obligaron a las organizaciones humanitarias a lanzar la señal de alarma.
Según la oenegé Save the Children, más de 4.000 familias de Guta Oriental viven en sótanos y búnkers. «Los niños están hambrientos, bombardeados y atrapados», advirtió.
El conflicto en Siria empezó a mediados de 2011 por la represión de manifestaciones a favor de la democracia, y se ha ido complicando progresivamente sobre un terreno cada vez más fragmentado, donde han muerto más de 340.000 muertos.
– ‘Hecho irreversible’ – 
La multiplicación de los protagonistas, las divisiones internacionales y el ascenso de los yihadistas socavaron los esfuerzos para poner una solución al conflicto sirio.
Estados Unidos, hostil al régimen de Bashar Al Asad, y Rusia, aliado de Al Asad, han dejado en evidencia sus diferencias una vez más. Washington está favor de una tregua humanitaria, lo que Moscú considera «irrealista».
Para Nick Heras, analista del Center for New American Security, como Guta Oriental es la última zona controlada por los rebeldes cerca de Damasco, el poder está más determinado que nunca a expulsar de allí a los insurgentes.
«Esta estrategia de asediar Guta es un castigo colectivo, para hacer pagar a toda la población de la región el precio de su elección de rebelarse contra Bashar Al Asad y su régimen», explicó el experto a la AFP. Al Asad busca que «el hundimiento de la oposición en Guta sea un hecho irreversible sobre el terreno». (AFP)