Su crisis, la suya propia no la del país, es ¿política o financiera?

Por Francisco Morales C.

El país según los que perdieron las elecciones está sumido en una crisis y como lo expresaron recientemente en un programa muy reconocido de la televisión nacional dos representantes de las principales fuerzas políticas perdedoras, la única solución a la crisis es exclusivamente política.
Lo que no dijeron en el programa, es que la crisis fue creada por ellos mismos, por haber ido a elecciones, por haberlas perdido y por no aceptar los resultados oficiales y en sus intervenciones bloquearon los planteamientos del representante de la empresa privada, haciendo todavía más evidente que la solución de la crisis es para beneficio de ellos mismos y de las instituciones políticas que representan no para el beneficio de la hondureñidad entera.
Se dedicaron a hablar de “su” crisis política, la que les afecta directamente sus propios intereses, esa es la crisis que quieren solucionar para su beneficio exclusivo; según ellos, no hay cabida para nada más.
Pero y que pasó con nuestra crisis, no con la crisis de ellos los políticos, sino con la crisis suya y la crisis mía y la de todos los hondureños que no vivimos de la política; es decir la crisis que no es política; pues “esa” crisis no está en su agenda, “esa” crisis realmente no les importa y ¿cuál es “esa” otra crisis? pues es la real, la verdadera, la que a diario nos golpea, ¡la crisis financiera!, la crisis que no nos permite cubrir los gastos para llegar a fin de mes, la crisis en la que sobran los días después de que se acaba el sueldo.
La crisis suya y la crisis mía, nuestra crisis, esa no solo no les importa sino que la agudizan con la destrucción de empresas y perdida del escaso empleo al paso de sus marchas “pacíficas” que destruyen propiedad pública y privada y que nos impiden movilizarnos y trabajar los días en que se llevan a cabo.
Si hay algo que nos une a los hondureños más que el fútbol es la crisis financiera en que vivimos, esta crisis ataca despiadadamente a los militantes de Libre, del Partido Liberal, de la Alianza, del Partido Nacional, a los indecisos, a los apolíticos y a los miembros de los demás partidos por ahora minoritarios. Afecta a los futuros desempleados que están por terminar sus carreras universitarias, a los que han perdido su trabajo por la manufacturada crisis política actual y a los que durante años no han tenido trabajo y sobreviven gracias al subempleo; afecta a quienes se han visto obligados a emprender sin capital y pidiendo prestado, afecta a quienes han perdido casas y propiedades porque no pudieron pagarlas, es esta ¡la verdadera crisis! y para nuestra desgracia según los entendidos y versados políticos opositores no puede ni debe entrar en el gran diálogo nacional y de ser así, de “gran diálogo” no tiene ni el nombre.
Si en verdad la propuesta es de un gran diálogo nacional, la crisis financiera que nos aqueja a los hondureños, que nos doblega y su solución definitiva deben de ser temas principales en la agenda, son temas que no pueden quedar por fuera.
Debemos demandar a los representantes de la empresa privada, de los derechos humanos, a los representantes de los partidos políticos opositores y al gobierno que aborden el tema de la crisis financiera del hondureño; deben de proveernos de soluciones reales a la pobreza, al subempleo, a la falta de empleo, a la falta de educación de calidad, a los altos precios de los combustibles y de los alimentos, a los altos impuestos que pagan empresarios y empleados, más estos últimos que son pagados antes de recibir el sueldo.
Mientras otros países están inmersos en salir del subdesarrollo aquí en Honduras pareciera que se está empeñado en profundizarlo para beneficio de unos pocos. Necesitamos que se hable de la creación de empleos, del fomento a la inversión nacional y extranjera, de disminuir los impuestos a los empleados no solo a los empresarios, necesitamos derogar leyes que han venido a disminuir el poder adquisitivo de los hondureños, es imperativo impulsar y desarrollar los sistemas de seguridad, salud y de educación para prosperar, para vivir bien y no para apenas subsistir y sobrevivir.
Si solo se va a hablar en el gran diálogo nacional de la crisis política y de su solución para beneficio de la clase política, seguiremos inmersos irremediablemente en la verdadera crisis de Honduras, la crisis financiera de una población y de un país subdesarrollado.