Almagro es el responsable

Por Edmundo Orellana
Catedrático universitario

De la renuncia de Jiménez Mayor el responsable es Almagro y, por supuesto, del fracaso de la lucha contra la corrupción en Honduras.
En la nota enviada al gobierno en respuesta a la queja de este porque la MACCIH estaba investigando a los diputados corruptos que se apropiaron ilegalmente de los fondos otorgados para financiar proyectos sociales en sus respectivos departamentos, para paliar la condición de pobreza de quienes votaron por ellos, Almagro, en lugar de defender a la MACCIH, la atacó, diciendo: “Estimamos que, asimismo, será necesario fortalecer el funcionamiento de la MACCIH dado que a pesar de haber tenido recursos y plena libertad de acción por parte de la Secretaría General no ha sido capaz de arrojar los resultados en cuanto a investigaciones y procesamientos por casos de corrupción que hubiéramos deseado y que le debemos al pueblo de Honduras”.
Si esta nota hubiese venido cuando todos atacábamos la MACCIH por la falta de acciones concretas contra la corrupción, habría sido celebrada por el pueblo hondureño. Pero vino en el peor momento para los corruptos hondureños y en el mejor para los que exigimos logros en la lucha contra la corrupción; cuando, por primera vez, en muchos años, conoceríamos el rostro de la corrupción en Honduras, en la causa conocida como “red de diputados”.
La causa era de tal solidez que provocó pánico entre los que se habían enriquecido con estos subsidios y decidieron entonces que no había otro medio de defensa que emitir una ley otorgando inmunidad a los diputados corruptos para que el MP no los investigara ni procesara. Será el TSC quien determine, en adelante, quien es responsable. ¡El órgano cuyos titulares fueron nombrados a propuesta de los diputados investigados!
En este momento de gloria para la MACCIH, se le ocurre a Almagro descalificarla con el evidente propósito de desautorizar lo que se estaba haciendo, motivo de la queja del gobierno, dándole a este la razón.
Almagro, o es un irresponsable, que se deja llevar por sus emociones, considerando que en su renuncia Jiménez Mayor denuncia que en su última visita ni siquiera lo recibió, o bien conscientemente se alinea del lado de los que abanderan la corrupción. Cualquiera que sea la razón, con sus declaraciones favorece, incuestionablemente, a la corrupción, porque descalifica a la MACCIH, desmotiva a sus funcionarios y fortalece la causa de los diputados corruptos; es más, contribuye con la consolidación del sistema de impunidad hondureño, porque, nadie con voluntad para combatir la corrupción, aceptará venir a liderar la MACCIH sabiendo lo que pasó con Jiménez Mayor por causa de Almagro, cuya inestabilidad emocional, irresponsabilidad o adhesión a la causa de la corrupción, no solo ha provocado la renuncia de Jiménez Mayor sino que, además, ha obligado, a la representante de la OEA en Honduras, a entregar mensajes insultantes y amenazadores para quienes hemos criticado su alevoso comportamiento contra la MACCIH.
Los corruptos hondureños están de fiesta con la renuncia de Jiménez Mayor y de luto el pueblo hondureño por la desaparición de la MACCIH. Ese es el grado de letalidad de las declaraciones de ese imprudente señor al aniquilar las esperanzas de redención de un pueblo flagelado sistemáticamente por la corrupción.
Ya no habrá necesidad de más leyes para asegurar la impunidad de las élites corruptas. Todo volverá a ser normal. Más apetitosos manjares se agregarán, entonces, a la mesa de los insaciables señores de la corrupción hondureña sin que nadie ose importunarlos. Deglutirán cuanto le sirva el contribuyente y nada interrumpirá su pesada digestión, mientras la población seguirá fustigada por la pobreza, el desempleo, la inseguridad, en general, y la falta de salud, educación y un largo, etc.
El paraíso de la corrupción se hizo realidad en Honduras, gracias a Almagro, quien, por su parte, podría enfrentar un infierno si los cooperantes de la MACCIH le exigen que rinda cuentas sobre esos fondos -provenientes de los impuestos de sus contribuyentes- que, según Jiménez Mayor, en su nota de renuncia, ha desviado para salarios de funcionarios que tienen su sede en Washington, trabajando en temas que no tienen relación alguna con la MACCIH. ¿A esto aludirá Jiménez Mayor cuando dice: “No podemos permitir que haya corrupción en la MACCIH?