La tumba de Fidel es un nuevo atractivo turístico en Santiago de Cuba

No es grandilocuente. Casi por el contrario, es sencilla y modesta. No hay figuras esculpidas, ni caballos, ni ángeles. Ni siquiera un apellido. Tiene una placa que dice «Fidel» a secas. Sin fecha. Está, eso sí, a la entrada del cementerio de Santa Ifigenia, entre el Mausoleo de José Martí, Apóstol de la Independencia Cubana -como lo llaman- y el de los caídos en el asalto al Cuartel del Moncada, el 26 de julio de 1953. Era sabido que Fidel iba a ser enterrado allí, junto a ellos. Sin embargo, y a pesar de que sufrió numerosos intentos de asesinato y envenenamiento, murió a los 90 años, el 25 de noviembre de 2015.
Como estaba enfermo desde hacía varios años, el diseño de su tumba había sido encargado ya en 2006 al arquitecto Eduardo H. Lozada León, quien junto a su esposa, la también arquitecta Marcia Pérez Mirabal, realizó la concepción del recinto.
Se trata de una gran roca de casi 50 toneladas de granito extraída de la Sierra Maestra, tan asociada a la vida revolucionaria de Fidel, esculpida con la forma de un grano de maíz. La idea encuentra sustento en una frase de Martí que Fidel solía citar: «toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz». Detrás de la placa de mármol con su nombre, la piedra está esculpida y revestida para contener dentro la urna de cedro con sus cenizas, que fue depositada allí por su hermano Raúl en una ceremonia privada.
Todos los elementos tienen un significado simbólico: las columnas del cercado son 19, en representación de las columnas y el pelotón Las Marianas, del Ejército Rebelde. Hasta las plantas fueron elegidas especialmente. Los helechos son propios de la Sierra y los cafetales aluden a los uniformes verde olivo, y su aroma recuerda el de las montañas.

Hay dos soldados de guardia permanentemente, que no permiten a los turistas acercarse a la tumba en sí. Y como está al lado del Mausoleo de Martí -de 26 metros de alto y 86 m de largo-, que tiene un rimbombante cambio de guardia cada 30 minutos, el paseo suele prolongarse hasta presenciar esa ceremonia, con música y mucha solemnidad.
Las visitas y el interés del público han aumentado desde finales de 2015, casi tanto como las críticas de los anticastristas al sitio elegido. «Parece un horno», dicen con cierta sorna, y se quejan de la notable intención de mostrarse como el heredero y continuador de la obra martiana. «¿Al frente de José Martí? Yo no hubiera esperado otra cosa del gobierno cubano», dijo el día del entierro Andy Gómez, estudioso de Cuba radicado en Coral Gables. «Cualquiera pensaría que fue él quien liberó a Cuba de todos sus males».
En la isla viven unos 11 millones de cubanos y hay dos millones fuera, mayormente en Miami.