Libre, derrota y caos

Por Nery Alexis Gaitán

De amarga recordación es la aparición del Frente Nacional de Resistencia Popular y su brazo político, el Partido Libertad y Refundación (Libre), que surgen tras la defenestración de Manuel Zelaya Rosales del poder en el 2009, quien ya había perdido la presidencia de la república por sus constantes violaciones a la Constitución vigente. A partir de ese momento la violencia política se deja sentir en el país con los consiguientes daños a la empresa pública y privada; y, sobre todo, la pérdida de valiosas vida humanas.
A partir de ese momento la agenda política de Libre contempla el regreso al poder a costa de lo que sea, y de primera mano recurre a la violencia y al caos social como ingredientes esenciales para conmocionar al país. La violencia social es su carta de lucha e irrespetando las instituciones democráticas arremete contra el sistema de vida que la mayoría de los hondureños hemos elegido.
Con un populismo teñido de ideas izquierdistas, plantean que la única solución a los males endémicos que padece nuestro país es la instauración de una asamblea nacional constituyente, que resolverá todos los problemas que sufren los pobres en su cotidianidad. Pero que en el fondo solo abre las puertas de la reelección indefinida, a la que le rinden culto todos los dirigentes del socialismo del siglo XXI.
A lo largo de los últimos nueve años su postura ha sido la misma (cansona y fastidiosa por cierto): llegar al poder y eliminar la incipiente democracia hondureña para eternizarse en el gobierno. Como fuerza política, que ha obtenido un número considerable de diputados, no ha hecho la diferencia desde la oposición y de una u otra forma se ha plegado a los intereses del gobierno de turno al cual dicen adversar. Bulla, silbatos, gritos e insultos ha sido la orden del día de los diputados de Libre en el Congreso Nacional. Legislar a favor de los pobres y desposeídos nunca ha sido parte de su ideario, ni de su agenda política.
Con las elecciones, lo de siempre, desconocer las instituciones democráticas, no aceptar los resultados (a menos que ellos fueran los ganadores) y crear caos y violencia. Vuelta a lo mismo: destrucción de propiedad pública y privada y más pérdidas de vidas humanas. La gente pobre, de nuevo sufre las consecuencias por el cierre de puestos de trabajo, etc.
Ahora se agrega un ingrediente fatídico: la supuesta vinculación de Libre con las maras y el crimen organizado. Las declaraciones del Presidente Hernández son claras al respecto. Y afloran los compromisos que Manuel Zelaya y Salvador Nasralla han contraído con estos grupos aciagos de la sociedad.
“El viceministro de Seguridad, Luis Suazo, indicó que como institución ven con mucha preocupación cómo Salvador Nasralla y Manuel Zelaya incitan a la violencia en sus protestas. “Observamos con mucha preocupación que la seguridad de los ciudadanos hondureños se compromete en el juego político por ciertos líderes de la oposición que han estado gestando e incitando a la violencia en una actitud que colinda francamente con la irresponsabilidad y con la ilegalidad”.
“El señor Salvador Nasralla y el señor Manuel Zelaya en alianza con maras y pandillas están convocando a marchas en inmediaciones de la cárcel de máxima seguridad en Ilama, Santa Bárbara. Declarando que su intención es la liberación de privados de libertad, entre ellos la mayor parte personas que enfrentan procesos judiciales por delitos y no por situaciones políticas que incluyen saqueos de centros comerciales, la quema de postas policiales, robo y lesiones a policías”, aseguró Suazo en un comunicado.
Esta supuesta vinculación de Libre con el crimen organizado en verdad es alarmante y solo le depara más caos y violencia al pueblo hondureño, que ya está cansado de estos políticos que solo actúan mezquinamente y cuyo único propósito es llegar al poder para robar impunemente.
¡El pueblo hondureño debe repudiar a los políticos de esta naturaleza!