La caída de una primera dama

Por: Mario E. Fumero
Dice la Biblia que no hay nada oculto que no salga a la luz, y tarde o temprano todo se sabe. Hemos visto con asombro cómo en los últimos años se ha destapado la olla de la corrupción en Honduras, y tristemente entre los muchos afectados figura la exprimera dama Rosa Elena Bonilla de Lobo.
Los medios habían difundido desde ya tiempos cómo desde la plataforma del Despacho de la Primera Dama, se hicieron acciones con las cuales supuestamente la señora Rosa obtuvo, en contubernios con parientes, altas sumas de dinero, aprovechándose de su posición y de las facilidades para tener acceso a fondos, que supuestamente eran para la ayuda social, pero que astutamente fueron desviados a cuentas particulares. Esto era conocido desde tiempos, y hasta se había difundido por los medios, pero hoy se ven acciones concretas frente a este acto aparentemente de corrupción, y vimos con tristeza, cómo era llevada al centro penal, algo que por primera vez vemos en Honduras respecto a un alto funcionario.
Por mi trabajo social en beneficio de la niñez y la juventud en Honduras, me he relacionado con las primeras damas en los últimos veinte años. Es la primera vez en la historia que una primera dama se encuentra acusada de malversación de fondos, y es la primera vez desde el año 1998 que una primera dama no visita y apoya el trabajo que realizamos. Todas las primeras damas que antecedieron a Rosa Elena nos visitaron en el Proyecto Victoria y nos apoyaron en diversas formas, quizás la que más se destacó y nos visitó varias veces fue la exprimera dama, doña Aguas Ocaña de Maduro, pero no puedo negar la entrega y compromiso de doña Mary de Flores, y de doña Xiomara Castro de Zelaya. En el inicio del primer mandato presidencial de Juan Orlando Hernández, nos visitó la Primera Dama, Ana García, y aunque invité en varias ocasiones a Rosa Elena, para que nos visitara, nunca vi en ella un interés por apoyar este tipo de labor. Ha sido la única primera dama que jamás visitó al Proyecto Victoria, aunque prometió mucho, pero no cumplió nada, quedando todo en mentiras y falsas promesas.
Actualmente se discute cuál debe ser el papel de las primeras damas en el manejo del fondo público. Siempre la figura de la primera dama ha estado vinculado con programas sociales relacionados con la niñez y la juventud. Ella, desde la plataforma de Casa Presidencial puede realizar una hermosa labor, influenciando en su esposo para cubrir áreas sociales marginadas dentro de la sociedad hondureña. Recuerdo que en la década del setenta, cuando se fundó la Junta Nacional de Bienestar Social, las primeras damas las presidían en aquel entonces, vinculadas directamente con esta institución. Después se convirtió en el INHFA y por último ya en años recientes, en el DINAF.
Siempre he creído que las esposas de los presidentes tienen un papel muy importante dentro del quehacer social de su mandato, pero es prudente y sabio, que aunque forme parte de las estructuras de algunas instituciones benéficas del Estado, no tengan fácil acceso a manejar fondos, sin que sea auditada por los organismos competentes. Ella debe ser un enlace entre las instituciones de servicio social, con la Presidencia de la República y las organizaciones internacionales y ONG. Como esposa de un presidente debe ser de apoyo en las áreas más vulnerables dentro de la sociedad, pero hay que evitar por todos los medios que en esta intervención puedan inmiscuirse sus familiares, que atraídos por el poder y el dinero, puedan causarle daño, tanto a la imagen del presidente, como ha ocurrido en el caso de la esposa del expresidente Pepe Lobo, porque esto afectaría la credibilidad del sistema democrático. El árbol de la corrupción está siendo sacudido, ahora veremos cuántas más frutas podridas caerán del mismo.
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