Comayagüela: la reserva artística, cultural y espiritual que alberga una ciudad casi abandonada

La cultura concebida como una transmisión de conocimientos y un proceso formativo de la humanidad está plasmada en nuestro diario vivir, aun sin darnos cuenta.
Un recorrido por las calles de Comayagüela, por sus espacios culturales, nos demuestra como la historia y el arte de la humanidad también está plasmada en las antañonas calles de esta ciudad.
Nuestro hilo conductor es el Parque La Libertad de Comayagüela, con sus efigies que transmiten una diversidad de mensajes, desde la época de la Revolución Francesa con su estatua de La Libertad, así como la de Juan Ramón Molina, colocada en un banco y viendo imaginariamente hacia su amado rio Choluteca.
El arte nos trata de decir algo, de comunicarnos momentos importantes por los que ha atravesado la humanidad, lamentablemente si no tenemos afinidad con las bellas artes, jamás entenderemos su idioma universal.
Así pues, en un recorrido guiado por Fernando Carranza, coordinador del Departamento Cultural del Instituto Hondureño de Cultura Interamericana, IHCI, nos dimos cuenta que Comayagüela es mucho más que suciedad, ignorancia, prostitución y un largo etcétera.

Iglesia Concepción de Comayagüela

Según nuestro entrevistado el inmenso valor patrimonial que alberga la ciudad de Comayagüela y particularmente del Parque La Libertad, pasa desapercibido en el día a día, entre la prisa por ganarle tiempo al tiempo, no nos paramos a escuchar lo que esté bien patrimonial nos quiere decir o más bien transmitir.
Para empezar… este parque por qué se llama así? Antiguamente conocida como Plaza de la Inmaculada Concepción, se colocó una pequeña estatua de La Libertad, donada por el expresidente Marco Aurelio Soto, desde ese entonces se conoce el lugar como Parque La Libertad, para recordarnos la gesta acontecida en Francia y su famosa Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Esa pequeña estatua pasa desapercibida para el transeúnte, quien inmerso en labores de diaria supervivencia, es prácticamente invisible para su ojo.
Años más tarde, un movimiento de “locos” como se autodenominaban el grupo de intelectuales que gesto el movimiento de inmortalizar a Juan Ramón Molina, se dio a la tarea de plasmar en una estatua al insigne poeta, ubicada estratégicamente hacia su amado rio Choluteca.
El Centro de Arte y Cultura de Comayagüela como su nombre lo indica, es una constante eclosión de eventos culturales.

Serena y de belleza colonial, enfrente se yergue la Iglesia Inmaculada Concepción, cuya edificación data del año 1796 y que nos lleva de la mano a la época colonial, con sus majestuosos centros religiosos, bellos cuadros e imágenes.
Aquí nos encontramos frente a frente a dos acontecimientos: uno que tuvo resonancia en el mundo y otro que afecto a los países conquistados por los españoles.
A un costado se encuentra la Escuela Nacional de Bellas Artes, fundada en 1940 por el General Tiburcio Carías Andino, esa entidad formadora de artistas en cuyo frontispicio se destaca un escudo que nos recuerda quienes fueron sus precursores.
Dentro de ese semillero de artistas tenemos talleres de restauración, obras de arte de todas las épocas y sobre todo obras donadas por los noveles artistas.
Los antañones mercados de Comayagüela son el corazón economico de esa zona.

El Centro de Arte y Cultura de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, también lucha por gritarnos acerca de su inmenso acervo cultural que ha pasado desde ser un centro de educación superior, la sede de la Secretaria de Trabajo y ahora un recinto que alberga arte contemporáneo.
Primero fue un hotel, luego paso a ser la Facultad de Ciencias Médicas, por mucho años fue una especie de trueque para saldar una deuda que la UNAH mantenía, para luego ser rescatado como un vibrante epicentro de arte y cultura, como su nombre lo indica.
La diversidad cultural de esta abandonada zona también incluye antañones mercados, en los que las historias de sus locatarios, se funden con la historia propiamente dicha de ese palpitar económico, cultural, social, pero sobre tradiciones arraigadas entre los hondureños.
Esoterismo, artículos costumbristas, achinería, gastronomía, ropa, rivalizan entre sí con artículos de primera necesidad adquiridos por los asiduos a este tipo de visitas.
Aparte de constituirse como patrimonio cultural, los mercados son la fuente de sustento de miles de hondureños y sus familias.
En fin la historia nos trasporta, nos evoca, nos revive y pese a sus múltiples caminos, se concatenan y entrelazan entre sí para recordarnos que siempre está ahí para nosotros.
La estatua de Juan Ramón Molina se yergue majestuosa hacia el rio Choluteca de la amada ciudad que lo vio nacer en 1875: Comayagüela.

La estatua de La Libertad pasa completamente desapercibida en el parque homónimo, pese a la importante gesta universal que representa.

La Escuela Nacional de Bellas Artes tambien está considerado como una de la edificaciones más importantes de Comayagüela.