La protección del bosque, un desafío para Honduras

Miguel A. Salazar
Experto en protección forestal
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Hace 60 años atrás, Honduras con una población menor al 50% de la actual, contaba con más de 7 millones de hectáreas de bosques de 9 millones que deberíamos tener, por ser nuestro país de vocación forestal en un 87%, de los cuales, se desprendían hermosos y bellos paisajes con ríos y quebradas que en nuestros tiempos de juventud, disfrutábamos de ese ambiente maravilloso y sobre todo, zonas de esparcimiento de gratis y con un bajo nivel de riesgo por problemas de  inundaciones, deslaves, enfermedades por contaminación del aire y del agua y no digamos era muy común ver animales salvajes como:  pumas, venados, coyotes, etc.
Qué tiempos aquellos…
Hoy que tenemos? Más o menos,  unos 3 millones de hectáreas de bosque con 10 millones de habitantes, donde los bosques  en gran parte, están siendo sometidos a un proceso de  deterioro permanente salvándose la mayoría de las áreas protegidas que  están bajo la responsabilidad de ONG previo acuerdo con el  ICF y las áreas de coníferas (bosques de pino)  existentes, han sido los más vulnerables ante la presencia de  plagas  e incendios forestales perdiéndose vastas superficies de coníferas que en su mayoría,  han sido  las más aprovechadas por las industrias forestales del país. No obstante, aquellas áreas desnudas de vegetación de vocación forestal,  son suelos  recuperables a mediano y largo plazo con programas de protección forestal integral, bien articulados bajo el liderazgo de la institución forestal.
Desafortunadamente, la Institución Rectora del Recurso Forestal (ICF), se perdió en la última década, por lo que la problemática de plagas e incendios forestales, han causado mucho daño reduciendo sustancialmente,  los bienes y servicios ambientales que generan los bosques  y aunque las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Bomberos, han  dedicado recursos con grandes esfuerzos en el control de estos problemas, no han sido lo suficientemente contundentes por limitaciones debidos a sus propias funciones y aunque han habido iniciativas tales como Programa de Chamba para una Vida Mejor y Chamba Comunitaria de Casa Presidencial, orientadas a mejorar las condiciones sociales comunitarias, tampoco  han sido incorporados dentro de un plan de conservación forestal.
El problema fundamental es que no hay conciencia sobre el valor del bosque y se podría dispensar al respecto, a la mayoría de los propietarios de bosques y alcaldes municipales de lo que ocurre en sus bosques privados y ejidales  pero no así, en los bosques nacionales cuya responsabilidad directa recae en la Institución Forestal, quien debe demostrar  cómo deben manejarse los bosques bajo el concepto de sostenibilidad permanente y divulgar sus resultados a fin de vender las bondades del bosque y así, los propietarios de bosques y las alcaldías municipales, asuman mayores compromisos en el manejo de  sus bosques  por los bienes y servicios ambientales  que estos generan.
El nuevo gobierno ha nombrado al ingeniero Arnaldo Bueso como director del Instituto de Conservación Forestal en quien hay nuevas expectativas para darle una nueva dirección  al sector Forestal, con una visión integral y conociendo sus capacidades y actitudes, se esperan resultados diferentes en  relación a la protección del bosque, aunque el próximo verano, será un período de mucho peligro con posibles temperaturas extremas por la influencia del cambio climático, poniendo en riesgo a los combatientes y más cuando estos no están bien entrenados,  porque definitivamente tendrán que improvisar de nuevo como ha ocurrido en años anteriores.
Ante todas estas condiciones, no deja de preocuparnos el hecho de estar ya en el presente verano donde las autoridades encargadas de la protección del bosque reflejan estar descoordinadas, por consiguiente, se corre el riesgo de tener incendios, que por influencia del cambio climático,  podrían extenderse más del promedio que hasta ahora se ha tenido en cuanto a la superficie de área quemada por incendios que han sido de 28 Has.  por  incendio que ocurre en el municipio del Distrito Central.   No obstante, quizá las nuevas autoridades de la institución forestal, apoyadas con la CONAPROFOR puedan reorientar una estrategia de participación integral tomando como base políticas de incorporación municipal a fin de buscar acciones de corto, mediano y largo plazo, que permita coordinar con las Fuerzas Armadas el Cuerpo de Bomberos y comunidades en general en aquellas áreas que requieren su mayor prioridad tales como: Áreas protegidas, microcuencas,  áreas recién plantadas y áreas con regeneración natural producto de los bosques  afectados por plagas forestales.
En tal sentido hay que reconocer que la protección  de los bosques será un reto por su complejidad, en primer lugar,  porque somos humanos con un nivel cultural en materia forestal muy limitado que no nos permite ver el verdadero valor de nuestros bosques, y segundo, no aplicamos las  opciones que nos ofrece la Ley Forestal vigente, por ejemplo; la participación comunitaria integral en la protección del bosque, instancias de apoyo, estructuras organizadas de campo, manejo de los bosques  bajo un concepto de sostenibilidad y de esta manera, lograr que los bosques realmente se conviertan en una plataforma básica para el desarrollo de Honduras, lo cual es factible si comenzamos a revisar con profundidad las políticas que se  desprenden del espíritu de la actual legislación forestal especialmente en los temas  de: Responsabilidades de los tenedores de tierras forestales,  ordenamiento territorial,  manejo forestal sostenido en el tiempo, establecimiento, organización y funcionabilidad de los consejos consultivos forestales, operatividad del Sistema de Investigación Nacional (SINFOR),  protección y reforestación de áreas de vocación forestal, respeto a la vocación natural de los suelos forestales, operatividad del Comité Nacional de Protección Forestal (CONAPROFOR), incentivos a la reforestación y  establecimiento de la  unidad especializada de guardias forestales, cuyo cuerpo ha sido exitoso en países desarrollados.
En conclusión, los resultados dependerán fundamentalmente de la voluntad que dediquen las autoridades a un problema tan complejo como lo es la protección del bosque; por cuanto este objetivo, se convierte en un desafío para Honduras.