El planeta Tierra pesa menos sin Hawking

Por Noé Pineda Portillo
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Aquí sí encaja bien ese dicho que dice la “Tierra pesa menos con la partida al más allá” de alguien muy importante, porque un genio de tal naturaleza solo aparece uno en cada siglo o pueden salir esporádicamente otros, pero en ambientes pobres y no desarrollar en ambientes propicios; pueden nacer en el Congo o en Honduras, pero si no hay ambientes del desarrollo intelectual, de nada sirve, pues no tiene condiciones para su amplitud.
El físico británico Stephen Hawking, el científico que explicó el universo desde una silla de ruedas y acercó las estrellas a millones de personas alrededor del mundo falleció la semana pasada (14 de marzo) en Cambridge, Inglaterra, a los 76 años.
Al igual que el otro científico universal, Albert Einstein (alemán-estadounidense), son aportadores modernos de grandes contribuciones trascendentales a la ciencia. Al igual que Galileo Galilei (italiano). Y precisamente, como coincidencia, Stephen Hawking, nació en el 300 aniversario de Galileo Galilei, (otro portento de la astrofísica, corroboró el sistema heliocéntrico de Copérnico, descubrió el relieve de la luna y los satélites de Júpiter), y otra coincidencia es que murió el día del cumpleaños, o sea, del nacimiento de Albert Einstein, en plena Guerra Mundial Segunda.
Stephen Hawking, pasa a la historia por su trabajo de estudio sobre los agujeros negros (restos de antiguas estrellas) y por unificar las dos grandes teorías de la física del siglo XX, la de la relatividad y la de la mecánica cuántica.
Otra curiosidad de Hawking es que a la edad de 22 años le descubrieron la enfermedad esclerosis lateral amniotrófica (ELA), y los médicos le dieron solo dos años de vida, pero vivió 54 años más. Tal enfermedad lo dejó en una silla de ruedas e incapaz de hablar sin más ayuda que de un aparato sintetizador de voz. Redujo el control de su cuerpo a la flexión de un dedo y el movimiento de los ojos. “Su apabullante intelecto, su intuición, su fuerza y su sentido del humor, combinados con una destructiva enfermedad, convirtieron a Hawking en símbolo de las infinitas posibilidades de la mente humana, y de su insaciable curiosidad”. (El País).
Pero lo insólito de este hombre portentoso es que siendo un inválido sin poder caminar, sin poder hablar físicamente, pudo hacer actos de vida normal. Pudo casarse dos veces, tener tres hijos con su primer esposa (Lucy, Robert y Tim), hoy profesionales universitarios. Escribir varios libros de mucha influencia para investigadores y estudiantes.
Realmente un hombre admirable, un verdadero profesor. En el homenaje que le rindieron en su muerte autoridades, colegas y estudiantes en la Universidad de Cambridge, fue nombrado siempre como “Profesor Hawking”, que era como se le citaba en el mundo de la ciencia. En su última conferencia el año pasado decía: “Ha sido un momento glorioso estar vivo e investigar sobre la física teórica. Nuestra imagen del universo ha cambiado mucho en los últimos 50 años, y estoy “feliz de haber hecho una pequeña contribución”. Este tipo de expresiones es lo que hace más modestos a estas grandes personas, a diferencia de los bribones y mediocres que todas las alabanzas y menciones sean dichas a favor de ellos.
Ojalá, vengan otros genios, a seguir los pasos de estas luminarias universales, para beneficio de la humanidad, pues todo esto va por la paz y no a la guerra.
Que descanse en paz el admirado Profesor Hawking.