Guerra sin tregua en Yemen tres años después de la intervención saudita

Dubái, Emiratos Árabes Unidos.- El conflicto yemenita no conoce pausa ni tregua tres años después de la intervención de Arabia Saudita y sus aliados en apoyo al gobierno, lo que condujo a una grave crisis humanitaria sin solución política a la vista.
Los rebeldes hutíes, apoyados por Irán y que controlan la capital Saná, dispararon el domingo siete misiles hacia Arabia Saudita para mostrar su «resistencia frente a la agresión» de Riad.
Los misiles fueron interceptados pero la caída de sus restos dejaron un muerto y dos heridos en la capital saudita, Riad. El lunes en Saná los hutíes reunieron a decenas de miles de sus seguidores por el tercer aniversario de la guerra.
La situación apenas ha cambiado en el frente en el último año en Yemen. Arabia Saudita está tratando de asegurar su frontera terrestre, y las fuerzas respaldadas por los Emiratos Árabes Unidos siguen siendo blanco de yihadistas en el sur.
Lo que ha cambiado, según afirman analistas, es la solidez de la alianza regional formada por Riad, que está acusada de cometer potenciales crímenes de guerra a raíz del importante número de víctimas civiles por los bombardeos aéreos.
En medio del conflicto militar y político, 22,2 millones de personas necesitan ayuda y 8,4 millones están a punto de sufrir hambruna en este país pobre donde las organizaciones humanitarias apenas pueden distribuir ayuda, según la ONU.

– «Guerrilla prolongada» –

El 26 de marzo de 2015, Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos y sus aliados lanzaron la operación «Tormenta Decisiva» para restaurar el gobierno del presidente Abd Rabbo Mansur Hadi.
En tres años se ha cobrado unos 10.000 muertos, 53.000 heridos, y además, el hambre, el cólera y la difteria amenazan a la población.
Washington no deja de acusar a Teherán de suministrar misiles a los hutíes, aunque llama al mismo tiempo a Riad a que trabaje para alcanzar una solución política.
Las múltiples conversaciones realizadas bajo el auspicio de la ONU han fracasado y el mediador Ismail Ould Cheij Ahmed renunció el febrero. Fue reemplazado por el británico Martin Griffiths que llegó el sábado a Saná.
Los hutíes controlan la capital y una gran parte del norte del país, mientras que el sur es oficialmente el territorio del gobierno de Hadi, pero en los hechos en manos de fuerzas rivales.
Durante largo tiempo marginados, los hutíes, de la minoría zaidita (rama del chiismo), fortalecieron su poder después de la muerte de su antiguo aliado, el expresidente Ali Abdalá Saleh, asesinado en diciembre.
«Incluso si la coalición dirigida por Arabia Saudita avanza a lo largo de la costa del Mar Rojo (…), el frente de los hutíes no colapsará», estimó Robert Malley y April Alley de la ong International Crisis Group.
Al final, los sauditas se embarcarán en una «guerra de guerrillas prolongada» en el norte, enclave de los hutíes, escribieron en un análisis este mes.

– Tensiones internas –

Según los expertos, la alianza dirigida por Riad empieza a mostrar fisuras. Oficialmente, los sauditas y los emiratíes apoyan al presidente Hadi que vive en el exilio en Riad.
Sin embargo, las tensiones estallaron en enero cuando las fuerzas separatistas -apoyadas por los Emiratos- tomaron casi la totalidad de Adén, la segunda ciudad de Yemen, después de tres días de combates contra las fuerzas gubernamentales en Aden (sur), lo cual debilitó aún más al presidente de Yemen.
Adén era la capital de Yemen del Sur, un Estado independiente, antes de la unificación con el Norte en 1990.
Independientemente de sus enemigos comunes, que son los hutíes e Irán, sauditas y emiratíes perciben amenazas distintas y tienen seguramente objetivos diferentes en la guerra de Yemen, estimó Kristian Coates Ulrichsen de la Universidad Rice.
Todo esto «ha producido alianzas distintas con las fuerzas locales en el terreno, los sauditas apoyan al presidente Hadi y los emiratíes respaldan a diversas facciones en el sur de Yemen que rechazan su liderazgo». AFP