Miles de fieles católicos de la zona oriental vivieron una jornada de meditación sobre la crucifixión y muerte de Jesucristo, recordando en cada estación con amor y agradecimiento lo que Jesús sufrió por salvarnos del pecado.
Con la dirección del obispo José Canales, sacerdotes, laicos comprometidos y pueblo en general dio inicio el Santo Viacrucis en sus 15 estaciones que llevaron a Cristo a la cruz. Con el apoyo de los grupos de apoyo de la iglesia católica que dramatizan el camino de Jesús al calvario; las calles del centro de la ciudad danlidense fueron cede de la celebración cristiana y de la llegada de miles de visitantes que gustan del turismo religioso.
Muy de cerca eran seguidos los participantes del viacrucis por los cuerpos de socorro atentos por las altas temperaturas de la jornada. La meditación y realización del viacrucis trae consigo las promesas de Dios para aquellos que oran y contemplan el sacrificio que su hijo hiciera por los hombres.
El obispo José Canales expreso que los danlidenses sufren por la muerte de Jesús y la muerte de la joven médico Silvia Izaguirre, por lo cual pidió «justicia por la muerte violenta de la joven Silvia y oración por esta familia que llora la partida repentina de su hija, hermana, sobrina. Y oración por todas las familias de Honduras que hoy sufren por la violencia que azota al país».
Santo Entierro bastante concurrido
A inmediaciones del parque Central, donde se alza la catedral Inmaculada Concepción, al filo de las 7:00 de la noche daba inicio la procesión del Santo Entierro con la colaboración de un nutrido grupo de jóvenes y adultos que con nostalgia cargaron las imágenes de Jesús crucificado y la virgen María en su camino al sepulcro.
Las imágenes fueron escoltadas por los caballeros y damas del santo entierro, quienes por varias semanas se prepararon para cargar y con cadencia andar por las calles de la ciudad que fueron adornadas con hermosas alfombras de aserrín.
[mp_carousel_1 carousel_images=»12101621,12101622,12101623,12101624″ carousel_start=»false»]
Así recordaron los danlidenses el camino a la cruz y al sepulcro de Jesucristo.
