Fuego hizo “humo” sus viviendas y hoy suplican por ayuda

“Las esperanzas son lo último que se pierde”, comentan algunos vecinos del barrio La Isla, en Tegucigalpa, quienes perdieron todas sus pertenencias durante un voraz incendio que arrasó con sus viviendas y los dejó prácticamente “en la calle”. A dos meses de la tragedia, suplican por ayuda.

El lamentable hecho ocurrió el viernes 9 de febrero, en horas de la mañana, cuando algunos de los habitantes andaban trabajando y otros se preparaban para salir a sus actividades cotidianas.

Las llamas que iniciaron en un colchón, adentro de una de las casas, consumieron lo que por muchos años les había costado trabajo y sacrificio a los propietarios de 13 viviendas que en cuestión de segundos quedaron reducidas a escombros.

Las covachas de madera y láminas de zinc estaban ubicadas en la ribera del río, construidas desde hace muchos años. Ahora, en ese sitio solo hay un gran terreno vacío en donde las personas esperan poder edificar nuevas viviendas o confiar en que las autoridades les puedan construir un inmueble en otro lugar.

Los afectados le hacen un llamado a las autoridades, para que les den una respuesta pronta, ya que están viviendo amontonados.

ESTAMOS ESPERANDO

Uno de los afectados es Daniel Domínguez, quien junto a los demás miembros de su familia vive hacinado en la casa de parientes que les dieron dónde vivir, por mientras tienen un techo.

“Estamos esperando la ayuda que nos dijeron que nos darían, tenemos esa esperanza, aunque ya casi dos meses en esta espera nos preocupa cada día más y nosotros no tenemos grandes entradas de recursos”, explicó Domínguez.

Después de que sucedió la tragedia, estas personas recibieron algunas colchonetas, víveres y útiles escolares por parte de la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (Sedis).

Daniel Domínguez.

Las autoridades de la Sedis se comprometieron a hacer la construcción de estas viviendas, mientras que las autoridades municipales se encargarían de conseguir los terrenos donde estas serían edificadas.

Los niños, a raíz de las cenizas de los escombros de los inmuebles quemados, presentan algunas enfermedades de las vías respiratorias.

A estas personas no les importa el lugar, solo quieren que se les pueda dar un lugar dónde vivir, ya que ellos manifiestan que no pueden seguir viviendo “arrimados”, ya que les da pena con los vecinos.

OPINIONES
“No aguantamos los zancudos”
Yadira Díaz.

Yadira Díaz es una de las varias madres de familia afectadas que claman por ayuda. “Seguimos esperando y nos han citado para el lunes, esperamos que nos den una respuesta, pero aquí ya no aguantamos los zancudos”.

“Los niños se han enfermado varias veces y tenemos que andarlos cuidando, sobre todo ahorita, por el dengue”, señaló Díaz.

Los habitantes de este lugar hacen el llamado para que las autoridades de Salud los visiten y les fumiguen la zona, porque no soportan los criaderos de zancudos.

Por tratarse de una invasión, los habitantes carecen de agua potable para hacer el aseo y consumo, por lo que deben usar agua de un pozo que tienen cerca o esperar la caridad de los bomberos, para que les regalen el preciado líquido.

Para suplir sus necesidades, tienen que cargar baldes con agua desde lugares vecinos o comprarla, lo que implica un gasto extra para ellos.

“Aquí solo nos ha quedado la pérdida”
“Todo quedó reducido a escombros y solo quedamos con lo que andábamos puesto”, dijo Helen Pineda.

“Aquí solo nos ha quedado la pérdida, pero esperamos que nos ayuden y les pedimos que lo hagan porque lo necesitamos. Todos estamos amontonados viviendo con amigos o familiares, pero no podemos estar así siempre”, explicó por su parte, Helen Pineda, otra de las afectadas.

Ya casi han pasados dos meses y estas personas siguen albergando la esperanza de que la ayuda llegue pronto.

Otra de las personas afectadas manifestó que recibieron una llamada para que el día lunes se presenten a las instalaciones de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), para recibir una respuesta a su problema.