Más de 4 mil “joyas de papel” atesora la Biblioteca Nacional

  • Algunos poseen fotografías antiguas, otros son ediciones únicas transcritas a máquina de escribir y varios poseen curiosas pastas de cuero crudo, elaboradas a mano.

Por: Carolina Fuentes
Fotos: Aquiles Andino

En la Biblioteca Nacional “Juan Ramón Molina”, de la Dirección Ejecutiva de Cultura y Arte, hay más de 4,000 libros que datan del año 1800 a 1959, y que son auténticas “joyas” de papel en cuyas  páginas amarillentas atesoran novelas, poemas, leyes, entre otras obras.

Parte de estos ejemplares fueron mostrados a los capitalinos ayer, durante la exposición “Conmemorando el mes de abril”, organizada por la institución, para festejar el nacimiento del poeta Juan Ramón Molina y el Día del Idioma.

La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Valladares, explicó que durante la actividad cultural se exhibieron libros referentes a esas fechas, pero también algunos de esos ejemplares que forman parte del Fondo Antiguo y que despiertan la curiosidad del público por sus características.

También resultan curioso cómo algunos libros poseen fotografías en blanco y negro que permanecen casi intactas.

“Siempre nos gusta resaltar los libros que tenemos en el Fondo Antiguo, ponemos generalmente libros que tienen un empastado que de repente usted nunca más lo va a volver a ver, por decirle, con un empaste de petate, otros de cuero crudo, hay otros en los que aparece la foto de poetas, de escritores, y que dieron mucho a nuestro país”.

VALIOSO PATRIMONIO

La Biblioteca Nacional fue fundada el 27 de agosto de 1880, como parte de la política de gobierno de Marco Aurelio Soto, quien donó 309 ejemplares. Desde ese entonces se creó el Fondo Antiguo, por lo que, igual que la biblioteca, este año cumplirá su 138 aniversario.

Valladares detalló que “en lo que se refiere al Fondo Antiguo, contamos con el patrimonio bibliográfico de la nación, alrededor de 4,000 títulos, entre libros hondureños y extranjeros. Los libros datan de 1800 hasta 1959, entre ellos hay novelas, literatura, leyes, códigos muy valiosos que le puedo asegurar que no están en ningún otro lugar”.

“Nosotros consideramos el Fondo Antiguo como el tesoro de la Biblioteca Nacional”, expresó la coordinadora de Desarrollo de Colecciones, Edith Ferrari.

Al ingresar al recinto de esta interesante colección, de inmediato llaman la atención las pastas duras y “envejecidas” de enormes libros escritos en español, en inglés y hasta en latín. Algunos poseen fotografías en blanco y negro, otros fueron costurados a mano y más de alguno está transcrito a máquina de escribir.

La directora de la Biblioteca manifestó que uno de los proyectos más importantes de esta dependencia es la digitalización de cada ejemplar que conforma el Fondo Antiguo.

Por la fragilidad de sus hojas y sus pastas, actualmente estos libros solo son prestados a investigadores, para frenar su deterioro.

“No podemos prestarlos, no hay derecho a que el usuario pueda manipularlos porque tienen tantos años de antigüedad, que se pueden deteriorar por completo si se están manipulando, entonces, la alternativa ha sido su digitalización, para proporcionarle el libro al lector”, advirtió Valladares.

EL EJEMPLAR MÁS VIEJO

¿Cuál es el ejemplar más antiguo? La directora manifestó que “es una ley de 1800, en una misma ley habla de varios temas, esta ley más que todo es de Honduras, de lo que se dio en esa época, es una ley que es bastante gruesa, hay varias leyes en una”.

Antes de ser digitalizados, los vetustos ejemplares son sometidos a un proceso de limpieza y de reconstrucción en la Unidad de Conservación y Restauración, donde se reparan las hojas rotas y se eliminan las manchas de las hojas, mediante el uso de químicos especiales.

Libros de historia, literatura, jurídicos, novelas, entre otros de autores hondureños, también conforman el Fondo Antiguo.

La Biblioteca Nacional está afiliada a la Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales de Iberoamérica (ABINIA), organismo mediante el cual se enlazan las bibliotecas virtuales de la región.

Valladares señaló que “ya hemos avanzado en la digitalización de un 90 por ciento, y una vez que logremos el cien por ciento, ya vamos a poder contar con la Biblioteca Virtual, para que todos nuestros usuarios, tanto estudiantes, investigadores y nuestros lectores asiduos, puedan acceder a ellos”.

Una vez que la biblioteca “catracha” cuente con su versión digital, también podrá llegar a millones de lectores de todo Iberoamérica.

Entre los ejemplares hay algunos escritos en latín, en inglés, entre otras lenguas, los que datan de 1800.

“Como Biblioteca Nacional de la Dirección Ejecutiva de Cultura y Artes, estamos afiliadas a ABINIA, que es un organismo internacional… hay una manera de enlazar estas bibliotecas virtuales para que a nivel de Iberoamérica se pueda acceder a ellas”.

A USUARIOS
PRÉSTAMOS SON ELECTRÓNICOS

Para preservar los libros del Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional Juan Ramón Molina, estos se prestan al usuario únicamente en formato electrónico, advirtió la coordinadora de Desarrollo de Colecciones, Edith Ferrari.

“Ningún libro del Fondo Antiguo es prestado en su forma impresa, debido a que algunos, por el grado de acidez del papel, es difícil manipularlos. Entonces, para preservar este material, hemos digitalizado estas obras y las hemos puesto a disposición del usuario en este formato”.

Actualmente, los únicos que tienen acceso a los libros impresos del Fondo Antiguo son los investigadores.

Entre la colección hay novelas, cuento, historia, muchas leyes y grandes obras de literatos hondureños. Sin embargo, los ejemplares físicos solo son puestos a disposición de usuarios especiales, es decir, investigadores.

“Ahora contamos con el área de digitalización, entonces estos libros pueden ser prestados en formato electrónico”, apuntó Ferrari.

A criterio de la entrevistada, “el Fondo Antiguo constituye el acervo más importante de la Biblioteca Nacional, puesto que aquí hay libros que ya no puede encontrarlos en librerías fácilmente, salvo que sean nuevas ediciones o reimpresiones”.

PRESERVACIÓN
SE LES HACE LIMPIEZA VIRTUAL

El estado de la mayoría de ejemplares es delicado, por lo que no se prestan al usuario, para evitar que continúe su deterioro.

Las nuevas tecnologías han hecho posible que miles de libros deteriorados luzcan como nuevos, gracias a una limpieza virtual, según explicó la coordinadora de la Unidad de Digitalización, Leonor Sosa.

“El trabajo que se hace es conservar todos los libros del Fondo Antiguo y por esa razón se están digitalizando, en este momento hay aproximadamente 1,400 libros digitalizados, en total hay como 4,600 porque hay libros que tienen varias ediciones”, manifestó Sosa.

Los lectores capitalinos pueden acudir a la Biblioteca Nacional y tener acceso a libros del Fondo Antiguo en formato digital.

La digitalización de un libro inicia con el escaneo, hoja por hoja; luego se hace la “limpieza”, es decir, el retoque de colores desgastados o borrado de manchas. Posteriormente se les coloca un sello digital que dice “Biblioteca Juan Ramón Molina”, se archivan en una base de datos y se guardan en un CD.

La especialista indicó que el tiempo que tarda la digitalización de un libro depende del estado en que se encuentra el mismo, aunque “normalmente, un libro de unas 200 páginas tarda de cuatro a cinco días. Con un programa especial que tenemos se le hace una limpieza virtual”.

Cada libro del Fondo Antiguo es escaneado, se le hace una limpieza virtual para eliminar manchas o reconstruir hojas y luego se archiva su versión digital, explicó la coordinadora de la Unidad de Digitalización, Leonor Sosa.