Por Abog. Octavio Pineda Espinoza(*)
Finalmente se han quitado la careta aquellos que desde el principio han estado en contra de un verdadero diálogo entre las fuerzas políticas del país, con el propósito de esclarecer los acontecimientos de las pasadas elecciones de noviembre del 2017 y tomar los pasos necesarios para un nuevo proceso electoral que traiga tranquilidad al país y legitimidad a quienes nos gobiernen.
El Partido Liberal ha sido el único abanderado de un diálogo real, sin agendas oscuras, sin subterfugios, sin doble moral; Luis Zelaya, quien representa un liderazgo nuevo en el país y en nuestro partido, un liderazgo valiente, franco, directo y bien intencionado, fue el primero en indicar la necesidad de un diálogo entre las principales fuerzas políticas del país, señaló la imperiosa necesidad de la participación de un mediador internacional ante la falta de credibilidad de la sociedad hondureña en su propia clase política, él envió una carta al Secretario General de las Naciones Unidas para iniciar dicho proceso, eso provocó la venida de la misión exploratoria de ese organismo al país y el inicio de la llamada mesa preparatoria del diálogo bajo el auspicio de la ONU que nos ha llevado hasta este momento histórico donde finalmente la ciudadanía se da cuenta de la realidad política de nuestra nación y de las intenciones de sus actores principales.
No hay duda que JOH jamás quiso un diálogo real, la muestra es que ha manejado tres agendas distintas en tres diálogos distintos, uno con la mesa preparatoria a la que hemos asistido en representación de nuestro partido en la ONU, otro diálogo con el expresidente Zelaya y otro con una serie de organizaciones civiles aglutinadas alrededor de la Presidencia de la República, y, cuando sintió que la mesa preparatoria apoyada por el organismo internacional daba pasos concretos para que, finalmente, las cabezas que representan el 98.11% de la votación en el nivel presidencial del recién evento electoral se sentaran, siendo estos Salvador Nasralla, Luis Zelaya y Juan Orlando Hernández, se sacó de la manga la estrategia de llevarse la discusión al Congreso Nacional para retomar el control del diálogo y darle la pausa que le conviene al orlandismo, para reconstruirse y para promover desde ahí, junto con sus diputados y los de Libre la llevada y traída Constituyente cuyo fin ulterior es, afianzarse la impunidad por sus actos delictuosos, eliminar el delito de traición a la Patria cometido por ambos, Zelaya y Hernández y dejarlos instalados para volver a aspirar a la Presidencia de la nación en el siguiente proceso electoral.
El PL ha sido contundente en su postura, es un imperativo categórico que se produzca un diálogo directo, franco, serio, responsable y patriótico entre las cabezas de las fuerzas políticas para que arriben a respuestas claras, concretas y reales sobre la realidad política del país, primero, esclareciendo mediante una auditoría forense del proceso electoral del año pasado, que establezca qué pasó y quién ganó, segundo, aclarando y estableciendo responsabilidades a quienes hayan violado los derechos humanos de las partes; tercero, creando una nueva legislación electoral que contemple una segunda vuelta, la ciudadanización de las mesas, elecciones separadas de presidente, diputados y alcaldes, abaratamiento del proceso electoral, regulación más firme de la financiación de los partidos políticos, un nuevo organismo rector de las elecciones, un nuevo Registro Nacional de las Personas, con nuevos responsables de los mismos, una nueva tarjeta de identidad con todas las garantías de seguridad requeridas para que las elecciones sean limpias de cara al futuro, la incorporación de mecanismos técnicos y tecnológicos avalados por expertos de todos los partidos que se utilicen, tanto en los procesos internos de los partidos así como en el proceso general.
Desafortunadamente el prediálogo se rompe al convencer Mel Zelaya al ingeniero Nasralla de no seguir participando en el mismo, es un error craso, cuyas consecuencias quizás no ha medido el excandidato presidencial, pero que van en detrimento de su propia aspiración, el expresidente lo orilla a convertirse en cómplice de sus verdaderos apetitos compartidos y negociados ya con el Jefe de Estado actual, una Constituyente manejada al gusto de ellos dos, con una Constitución que los exonere de los delitos cometidos y les prepare el camino franco para volver a aspirar al solio presidencial con la complicidad, como siempre, del titular del Legislativo que no termina de quitarse la egida presidencial y que no termina de entender que el suyo es también un poder soberano, igualitario, que debe ser independiente del otro.
Quienes alegan una Constituyente, olvidan el hecho que la Constitución puede ser reformada en el 97% de su articulado, y lo ha sido, que solo los Pétreos que cada vez más demuestran la sabiduría de su existencia, son y deben permanecer inamovibles para salvaguardar la democracia y la soberanía popular, el principio de alternabilidad en el ejercicio del poder y las prohibiciones para que no se asalte el poder desde el poder mismo como tristemente sucedió en los últimos procesos electorales en Honduras.
Es necesario que los ciudadanos entiendan y abran los ojos, que descubran que han sido utilizados por dos de sus supuestos líderes, uno pintado de izquierda, otro de derecha, ambos maquillados de populismo y demagogia, es indispensable que la sociedad mande un mensaje claro a estos personajes, ya no más falsedades ni falacias, ya no más componendas oscuras para asegurar impunidad, ya no más promesas incumplidas!, democracia ya, ahora y siempre!
Secretario General del Partido Liberal, Catedrático Universitario.
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