Los políticos del siglo XXI y más

Por Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez
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El pueblo cae inevitablemente en manos de vividores y advenedizos que los oprimen despiadadamente. Quién podría destronar un poder escondido? ¿Qué gobierno puede resultar de confusión y de corrupción general? ¿De dónde la riqueza se adquiere por la justicia y el fraude, del desorden, en donde la ética se impone por sanción en vez del consentimiento, en donde los sentimientos de patria y religión han cedido ante el empuje de las teorías liberales? ¿Qué estilo de gobierno más que el despotismo puede regir a esta sociedad?

Recordemos que nuestros dirigentes políticos demagogos gobiernan tanto a las masas como a los individuos: se valen de unas teorías y una fraseología hábilmente combinadas sin producir reglas para la vida de la sociedad. Los gobernantes no tienen su brújula propia de conocimientos y sin sentido de qué es lo que quieren, son ignorantes y por tanto perversos. El desorden gubernamental aparece por todas partes. Charlatanes inagotables han transformado las sesiones del Congreso y las asambleas gubernativas en torneos de oratoria.

Los abusos de poder preparan el desplome de instituciones que pueden sucumbir atropelladas por su misma corrupción desmedida. Pronto veremos al pueblo tratando de defenderse por ser atropellado por multitudes enloquecidas.

El pueblo no recoge más que las migas que les dan por su voto para la elección de los diputados al Congreso Nacional. Los derechos republicanos se traducen en un acre de ironía para el pueblo. En Honduras tenemos en práctica y pleno desarrollo el populismo de la política del siglo XXI, alta corrupción en todos los estamentos del Estado hondureño. Hoy tenemos actores internacionales con mayor experiencia en las altas esferas de corrupción galopante integrada a las instituciones de Estado, como ser en el campo de la energía eléctrica, y la Empresa Aguas de San Pedro Sula.

Esto es totalmente insoportable, el pueblo está indignado, tenemos también un caso insólito de un dirigente sindical, que hace veinte años era muy defensor de la clase pobre y pertenecía a Los Miserables de Víctor Hugo, que hoy con el 8% que tiene con la EEH, es un nuevo millonario que explota a los pobres y se olvidó de sus raíces. Algo más, el aumento del 50% de sueldo para los sin oficio diputados del Congreso Nacional, haraganes públicos.
El pueblo dice ¡NO LOS QUEREMOS MÁS! El pueblo no quiere doctrinas de derecha y de izquierda, y mucho menos dictaduras vestidas de democracias, porque son demagogias de coacción social y poder político que afectan a toda una sociedad.

También existen los gobiernos populistas del siglo XXI, otra falacia más que llegó a la Casa Blanca de Trump, dañó a miles de millones de todas las razas. El populismo no respeta fronteras, es deshumanizado.

Los hondureños enfrentamos grandes problemas y uno de ellos es el alto índice de corrupción en todas las esferas gubernamentales.
Este problema de carácter social, político y económico, debe corregirse evitando y combatiendo que los políticos populistas corruptos no lleguen a ostentar el poder.

A todos ellos NO LOS QUEREMOS MÁS, luchemos por erradicar ese cáncer que está diezmando el futuro de nuestro país.
¡Dios salve a Honduras!