Prácticas las elecciones presidenciales en 1913; y no habiendo obtenido ninguno de los candidatos mayoría absoluta, le correspondía al Congreso Nacional elegir entre los tres ex- candidatos: Juan Ángel Arias (Liberal), Tiburcio Carías Andino (Nacionalista) y Policarpo Bonilla (Liberal disidente). Con mayor cultura política, los diputados solo habrían tenido que escoger entre los dos más votados, es decir entre Tiburcio Carías Andino y Juan Ángel Arias. El Congreso Nacional estaba dividido. En la sesión del 28 de enero de 1924, se obtuvieron los siguientes resultados: Carías Andino 15 votos; Juan Ángel Arias 18 votos y Policarpo Bonilla 9 votos. Los resultados no resolvieron el problema en vista que se requería que el ganador obtuviera mayoría absoluta. Esta última condición era la traba para un arreglo. Según refiere Lucas Paredes (Drama Político de Honduras, página 354) “Arias buscó entenderse entonces con el policarpismo a fin de obtener los votos que le faltaban para lograr la mayoría absoluta en el Congreso. Los diputados policarpistas (que eran liberales disidentes. Nota de JRM) que tal compromiso contrajeron, rectificaron luego, ante las incansables intrigas tan hábilmente puestas en juego por la punible connivencia del Ejecutivo con el doctor Bonilla para evitar la elección presidencial”. De acuerdo con esto, el Poder Ejecutivo encabezado por Rafael López Gutiérrez no estaba de acuerdo con que se concluyera un acuerdo, en vista que tenían evidentes propósitos continuistas, especialmente manejados por los hermanos Lagos –con ambiciones presidenciales uno de ellos– y que eran cuñados del titular del ejecutivo, en vista que eran hermanos de la primera dama, la nicaragüense Ana Lagos de López Gutierres. Con lo que se confirma que la fuerza que dirige los acontecimientos, es por una parte los intereses grupales y la sinrazón que, pasa por alto, en forma visible, los intereses de la nación, la defensa del Estado de Derecho y la continuidad democrática. Estas consideraciones, no se pueden observar dentro de la crisis que estamos estudiando.
Como todos los esfuerzos habían fracasado, en vista que ninguno de los protagonistas y sus asesores querían ceder en favor de la paz y la tranquilidad de la República que poco les interesaba realmente, Arias “concibió entonces la idea de solucionar el problema valiéndose de la intervención diplomática, para lo cual se abocó con el ministro norteamericano Mr. Franklin E. Morales, para lograr una “entente cordiale” con el General Carías” (Paredes, 354).
Morales nacido en Puerto Rico; pero establecido en Nueva York, había llegado varios años antes a Honduras, posiblemente en un barco de la frutera que lo dejó en Puerto Cortés, para viajar después a Tegucigalpa, en donde se empleo como barman en el “Duncan Mayan”, el lugar de moda de los grupos más distinguidos de Tegucigalpa. Una vez que un amigo suyo llegó a secretario de Estado, consiguió que lo nombraran representante diplomático de Estados Unidos en Honduras. Según Paredes, la entrevista, que se efectuó en la Alegación de los Estados Unidos –“duró más de cuatro horas, al final de las cuales, ambos candidatos salieron complacidos cada uno, portando un pliego con las bases convenidas para un arreglo que pondría fin al difícil problema planteado en el seno de la Cámara”. Esta reunión, nos hace recordar las que se efectuaron entre el presidente Zelaya y los principales líderes del país, en la Embajada de los Estados Unidos, con el fin de evitar que la realización de la llamada cuarta urna, disparara los dispositivos legales en contra del Primer Magistrado del país. Que igualmente que las que comentamos, no resolvieron el problema. En este caso la sustitución presidencial de Manuel Zelaya. Y en el que nos ocupa, con el inicio, un tiempo después, de las hostilidades guerreras que enfrentaron irracionalmente a los hondureños unos contra los otros.
EL PRIMER ACUERDO ENTRE LOS POLÍTICOS
Las principales cláusulas de aquel convenio fueron las siguientes:
1. “Renuncia de ambos candidatos a su derecho de ser electos Presidentes de la República por el Congreso Nacional;
2. Elección como Vice Presidente de la República al doctor Miguel Paz Baraona (nacionalista), para que ejerciera la Presidencia de la República en el período 1924–28. Por supuesto, esta elección sería fruto de los votos de nacionalistas y liberales seguidores del liberal Juan Ángel Arias.
3. Integración de la Corte Suprema de Justicia, con tres Magistrados propietarios liberales seguidores de Arias y dos magistrados nacionalistas seguidores de Carías Andino, y dos suplentes nacionalistas y uno “arista”.
4. Elección de un seguidor de Arias, el doctor Francisco Bueso, como Primer Designado de la Presidencia.
5. Provisión de todos los empleos administrativos, desde Secretarios de Estado, por mitad, es decir, un 50% seguidores de Carías Andino y el otro 50% de Juan Ángel Arias.
6. Obligación del Gobierno de nombrar en el Departamento de Copán, solo empleados que o designara el doctor Juan Ángel Arias.
7. Amplia e incondicional amnistía por todos los delitos cometidos en la República hasta la fecha.
8. Pago de doscientos mil dólares al doctor Arias, por sus gastos de propaganda.
9. Efectivas y practicas garantías constitucionales para todos los hondureños” (Paredes, página 355)
Como es fácil imaginarlo, este acuerdo fue combatido inmediatamente por los seguidores de Policarpo Bonilla que en su enorme capacidad de manejar la mentira política, empezaron a repetir, en todos los medios que la aceptación de tal acuerdo, representaría para los diputados seguidores de Arias, el reconocimiento de una derrota. En realidad, el acuerdo es bastante equitativo, de acuerdo al modelo de 1913: Carías obtiene la Presidencia de la República, en tanto que Arias la mitad de la administración pública y 200 mil dólares. Juan Ángel Arias, según un escritor de recia base cachureca, dice que aparentemente, este estaba bajo la misma impresión, de forma que anticipaba que los diputados que le eran fieles, al conocer el acuerdo se opondrían al mismo. La prueba es la nota privada que Arias le enviara a Carías en los términos siguientes: “General Carías: Con la opinión de la mayoría de los diputados a quien he consultado, le ratifico lo convenido. Dentro de un momento los tendré todos aquí, y creo tener su aprobación. Mañana a las ocho de la mañana se redactará el convenido detallado a base de lo escrito. Desde luego no hay que oír, como convenimos, proposición alguna y se dará a conocer hasta que se haya firmado y empezado a cumplir. Seamos patriotas o fieles. Su afmo. Juan Ángel Arias” (Paredes 356)
Como es natural, Policarpo Bonilla no podía aceptar este arreglo en que los liberales perdían el poder. Por ello, con las habilidades que tenía, se movió intrigando, por aquí y por allá. Logró acercar a los seguidores suyos y los de Arias, para elegir como Presidente de la República al liberal (Miguel) Oquelí Bustillo, “sin más compromiso de hacer un gobierno liberal”. El nacionalista Gustavo Castañeda E., según Paredes, relata que “Habíamos convenido caríístas y aristas diputados, tratar en la sesión del 30 (enero de 1924) en el Congreso, los asuntos pendientes que no fueran políticos…. cuando el que esto escribe llegaba al Salón de Sesiones, mucho después de las 9 de la mañana, no encontró la mayor parte de los diputados aristas; y como tal le extrañara interrogó al diputado Corea Bueso, quien le replicó que habían surgido dudas sobre la legalidad de la elección del doctor Paz, y se trataba de hacerla viable presidente al doctor Arias quien renunciataria incontinenti”.
Evidentemente Policarpo Bonilla había ganado, para entonces, la partida. La suya, por supuesto. Honduras perdió la oportunidad de la paz entre sus dirigentes. Confirmando lo que el año anterior, había escrito Paulino Valladares, en que ratifico que Policarpo Bonilla, era “el hombre que más daño le había ocasionado a Honduras”.
“El acuerdo entre Carías Andino y Juan Ángel Arias fue roto. Carías por su parte dijo: En ese caso, y bajo esa condición nada hemos hablado y queda todo concluido. Mi condescendencia y el sacrificio de mi partido no puede llegar hasta ahí” (Paredes 358).
Hasta 1923, el general Tiburcio Carías Andino era un distinguido miembro del Partido Liberal, a quien ese mismo año le habían ofrecido la candidatura presidencial, a la que renunció para organizar en forma definitiva al Partido Nacional. De modo que en realidad, las diferencias entre Liberales y Nacionalistas, eran de tono. Cuando gritaban, sus excesos eran, exactamente iguales. Solo les diferenciaba el odio mutuo que se dispensaban.
Destruido el acuerdo, el único camino que quedaba era el de la dictadura. Y de allí, irracionalmente, a la guerra civil. Agotado el diálogo, el único camino que quedó fue el de la sinrazón. Y en vez de hablar los seres humanos, lo hicieron los fusiles. Pocos días después empezaría la revuelta armada más dolorosa que recuerda la historia de Honduras. (Continuará)
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