Cuál fracaso?

Por Juan Ramón Martínez

Estoy en total desacuerdo con Graco Pérez que juzga como fracaso el no haber conseguido la Presidencia de la Asamblea General de la ONU.

Consideramos un éxito que Honduras, por medio de la embajadora Flores, haya logrado la candidatura. Y además, conseguido una alta votación, sabiendo cuál es el bloque en el que Honduras –por razones geopolíticas que todos conocemos– forma parte. De igual manera, estoy en desacuerdo con su discreta crítica a la Cancillería, al decir que hace falta que nuestros embajadores, sean diplomáticos profesionales, es decir graduados de alguna universidad de Honduras o del exterior. Por falta de conocimiento sobre el tema, no puedo diferenciar a los profesionales, de los que no lo son. Sin embargo, la edad me ha dado experiencias que comparto con mis lectores. Jorge Fidel Durón no era egresado de escuela diplomática alguna y, a mi juicio, es uno de los grandes expertos nuestros, por su capacidad de lograr objetivos para Honduras, en momentos difíciles como fue el caso de la guerra de 1969. O Rafael Heliodoro Valle que, con su proverbial disposición para hacer amigos y crear grupos de intelectuales alrededor suyos, elevó el nombre de Honduras cuando fue embajador nuestro en la capital de los Estados Unidos. Y finalmente, Policarpo Callejas, fue un diplomático de lujo, con enorme experiencia, habilidad, tino y delicadeza.

Lo ocurrido en la ONU, no tiene nada que ver con nuestra embajadora Lizzy Flores, cuyos méritos personales puedo dar fe por amistad y cercanía; ni con que ella no haya sido compañera de Graco Pérez en lo que, hasta hace muy poco era la mejor escuela diplomática del continente, la del Itamaraty del Brasil. Porque no se trata de cosas personales, sino que asuntos institucionales que desbordan a los mejores talentos. Por ello evito, al juzgar las cosas del exterior, lo personal. Y no debemos trasladar animadversiones locales –que las tenemos, porque como seres humanos no las podemos evitar– al plano de los juicios sobre los logros, e incluso los “fracasos” de la política exterior de Honduras. Lizzy Flores no tiene la culpa de los resultados de la votación en la ONU. Ni tampoco tiene responsabilidad alguna por el hecho de ser hija de Carlos Flores, como hacen algunos con parroquial deleite. Las cosas internacionales, hay que juzgarlas con mayor seriedad.

En las Naciones Unidas hay dos bloques bien definidos. El grupo jefeado por Estados Unidos y otro integrado por un vario pinto conjunto de países que, van desde adversarios abiertos suyos hasta naciones a las cuales la gran potencia del norte ha favorecido; pero a la cual, por razones de orgullo, no quieren agradecerle. Votar en contra de la candidata de Honduras, no tenía nada que ver ni con la embajadora Flores; ni mucho menos con nuestro país, sino que contra Estados Unidos. La política exterior de este país, ha tenido un cambio drástico porque Trump, se ha encargado de hacer enemigos, incluso entre sus aliados. Ha desmejorado mucho sus relaciones con la Unión Europea y al romper las reglas con el asunto de Israel, aumentó los disfrazados enojos de los países árabes, disgustados, por el traslado de la embajada suya a Jerusalén.

Se llegó a este punto, como lo sabemos, por la falta de cumplimiento de su palabra por parte de Ecuador. Este país, no ha sido aliado nuestro. Correa, hasta hace poco líder del mismo, encabezaba una supuesta revolución ciudadana, más cerca de Chávez que de Honduras. Su canciller, ambiciosa y oportunista, encontró en la fractura que indicó, una oportunidad para lograr lo suyo, que como dijo acertadamente Rodrigo Wong Arévalo, le permitió una victoria pírrica que no equivale a un fracaso de Honduras y mucho menos a un descalabro personal para nuestra embajadora Flores que está allí, –no a título personal– sino representándonos a todos.

En conclusión, no creamos que se ha caído el mundo porque no conseguimos la Presidencia de la Asamblea General de la ONU. Nunca antes la hemos tenido. Este fue el primer intento. Y como en los conflictos armados, perdimos esta batalla; pero eso, no significa que hayamos perdido la guerra. Por ello, contrario a otros que buscan desprestigiar a Honduras, más bien, felicito a Lizzy Flores por el extraordinario desempeño que ha tenido en esta primera aventura, de alta política, en la ONU.