Las deudas y los deudores

Por: Ing. Francisco Morales h.

No todas las deudas son malas ni endeudarse es un error; bien planificada y bien manejada, la deuda es una excelente vía de crecimiento financiero tanto personal, profesional como comercial.

Puede usted endeudarse para comprar una casa y la puede disfrutar usted junto con su familia o la puede rentar, lo que la convierte en un activo que le genera ingresos además de que aumenta su valor en el tiempo. Siempre haga un análisis de su situación financiera, de la mano de un presupuesto y no asuma una deuda si no puede cumplir con las cuotas, esto es más fácil de escribirlo, de decirlo pero no tanto de hacerlo. Tenga en cuenta que entre más dinero usted destine al pago inicial, sus mensualidades serán más bajas por tanto más fáciles de cumplir.

A nivel profesional puede recurrir a la deuda para continuar sus estudios, sean de licenciatura, maestría o doctorado, lo que le permitirá optar a mejores opciones y condiciones de trabajo, y no solo hablamos de salario, sino de la institución misma, de su ambiente, del trato a los colaboradores, de sus prebendas y de sus posibilidades de desarrollo dentro de la institución que bien puede ser inclusive una institución internacional.

Contrario a lo que sucede con otras posiciones laborales, donde cada día se torna más difícil conseguir trabajo; los candidatos a puestos altos, es decir, posiciones de mayor jerarquía, son realmente escasos, por lo que usted con las credenciales adecuadas, puede mejorar sustancialmente su vida profesional y sus ingresos.

Puede endeudarse para hacer crecer su negocio, inyectándole capital fresco que le permita desarrollar aún más su línea de negocios, incluir nuevas líneas de producto, accesar a otros mercados y multiplicar sus ingresos con lo que cómodamente debería hacer frente a los pagos de capital e intereses de la deuda, pudiendo inclusive llegar a negociar condiciones flexibles de pago y tasas de interés favorables a largo plazo.

Investigar las condiciones del mercado financiero antes de endeudarse es aconsejable, por lo que usted estará tomando una decisión informada y no apresurada. Las decisiones informadas son las mejores que podemos tomar, cualquier otra es peligrosa.

Comprar un vehículo que necesita es otro ejemplo de deuda buena, la palabra clave en la corta frase anterior es “necesita”, ya que si no es necesario es mejor que no lo compre. En países como el nuestro donde todavía tiene que desarrollarse el transporte público; un vehículo se hace necesario, no solo como medio de transporte sino como herramienta de trabajo.

Todos los anteriores son ejemplos de deudas buenas.

¿Cuáles serán entonces las deudas malas? Las deudas malas incluyen todas las que se adquieren para comprar bienes o servicios que realmente no se necesitan y comprometen sus ingresos en un monto más allá de lo que es aconsejable. Esto lo debe analizar el amable lector, ya que este aspecto es individual de cada uno, es decir muy personal.

Como ejemplo de una deuda mala, mencionaremos el endeudarse vía préstamos, cuyos plazos de amortización o pago sean superiores a la vida útil del producto o servicio financiado; admito que suena muy técnico, por lo que veremos un ejemplo práctico a manera de pregunta: ¿Quién quiere tener que seguir pagando unas vacaciones tres años después de haberlas disfrutado? Es muy posible que a esas alturas ni siquiera se reconozca usted en las fotos, o que se dé cuenta que realmente no era tan gordo como creía o puede suceder que ni siquiera se acuerde de haber estado en los lugares que aparece fotografiado y hasta le caigan mal ahora las personas con que viajó.

Para gastos que se consuman rápidamente es aconsejable ahorrar hasta poder pagarlos en efectivo, así elimina preocupaciones a futuro y disfruta plenamente de su presente.

Ahora, la más peligrosa de todas las deudas, la tóxica. ¿Por qué tóxica? Porque realmente envenena las finanzas personales. Dentro de esta categoría están todas aquellas deudas que se adquieren generalmente a altas tasas de interés para financiar la compra de productos o servicios que objetivamente van más allá de nuestras posibilidades reales, además de ser generalmente productos o servicios que no contribuyen al patrimonio personal y/o familiar sino más bien lo deterioran. Este tipo de deudas son incrementales y al no poder realizar un pago, los intereses no cancelados se suman al capital, es decir se capitalizan, y la siguiente letra tiene por tanto una cuota más alta de interés que le será todavía más difícil de hacer frente, hasta que llega el momento en el cual la deuda le ahoga y no le deja respirar, de ahí que es tóxica, no solo para su salud financiera sino para su salud personal.

En cuanto a los deudores, les quedo en deuda, para un próximo artículo.