Siguatepeque la orgullosa…

Por: José Segovia Ynestroza

Si la reciente “Feria de las flores”, que para este mes se celebra en este bello rincón de Honduras, resultó motivo de alegría y orgullo para los que tuvimos la oportunidad de disfrutarla, con sobrada razón debió serlo para los siguatepequenses, muy especialmente para quienes unidos y con un claro propósito, lograron el orden y la belleza en el desarrollo de cada uno de sus detalles, demostrándonos que cuando se quiere se puede.

La nueva carretera permite un viaje confortable y seguro a Siguatepeque, (excepto los 5 kilómetros de San Antonio en donde gobiernos sucesivos e incapaces no han podido aplicar la ley, y se impone la de unos vecinos aprovechados), pasado este tramo se retoma una amplia carretera, se vislumbra Comayagua y luego se llega a este bello lugar que cuenta con una buena y suficiente oferta hotelera, que se adecúa a diferentes presupuestos; lo que nos brindó una estadía confortable y el disfrutar la compañía de buenos amigos…

El día esperado, lindas carrozas en cuya elaboración se usaron miles de flores y en las que se debieron invertir muchas horas de planificación y trabajo, hacían resaltar la belleza de guapas muchachas y alegres niños; la primera carroza de más de 10 metros, fue realmente impresionante, transportaba a la reina simulando un bello pavorreal con largas plumas blancas, adornado con flores de diferentes colores; atrás, una larga participación artísticamente preparada con esmero, mostraba de lo que es capaz una comunidad decidida a ofrecer belleza, sin excesos; desfilaron armoniosas bandas invitadas de otros municipios, carros de colección, bicicletas del recuerdo que nos transportaban a aquellos años idos y alguno que otro perrito adornado con collares de flores nos dejan un grato recuerdo. Con orden y limpieza las pequeñas empresarias mostraban sus productos y ventas de comida higiénicamente preparada; por la noche del sábado se encendieron (los que pudieron porque requiere cierta habilidad), los globos del deseo, que por cientos iluminaron el cielo, durante todo este tiempo hubo briza intermitente, pero nadie se percató.

Disfrutamos junto a mi esposa Elda, el placer de ser invitados por la familia Gómez Marroquín: Ricardo Gómez Castillo, ingeniero agrónomo, egresado de la EAP, El Zamorano, su muy querida y amable esposa doña Salma Marroquín de Gómez y su hijo José Ricardo, también ingeniero agrónomo egresado de la EAP, inapreciables anfitriones que se dieron a la tarea, no solo de participar muy directamente en todos los preparativos, organización y ejecución de la feria, sino a la de atender con el apoyo de un personal altamente especializado, a más de 120 personas que visitamos las instalaciones de su planta de carnes y subproductos “El Corral”, en todo un recorrido en el que pudimos apreciar el enorme esfuerzo de más de 20 años de esta familia, al crear una empresa que se rige por las más estrictas normas de calidad internacional, y que además de suplir bajo su marca, “El Corral”, a varios supermercados del país, continúa esfuerzos exportando a una muy exigente demanda internacional, inclusive Estados Unidos; generando varios cientos de empleos directos; la gira continúo con visitas al corral de ceba (engorde final de novillos), luego a un impresionante lote de cría y reproducción de ganado importado de la raza Angus y al final al disfrute de una exquisita barbacoa con los más diferentes cortes y embutidos, en la bella finca de café de doña Salma. Este esfuerzo también tenía un propósito social, lo recaudado, efecto de un cobro muy modesto en relación a lo disfrutado y aprendido, sería entregado a un grupo de religiosas, según supimos al cuidado de ancianos.

Gracias Ricardo, gracias Salma y José Ricardo, quedamos muy complacidos. Este matrimonio tiene otros dos hijos también zamoranos e igualmente involucrados en el negocio familiar: Rosibel, ausente en la feria pero que ayudó a sus padres en los preparativos de la feria y Benjamín, que lleva el nombre de su abuelo don Benjamín Gómez, ganadero de Cortés, de donde indiscutiblemente les viene la vena… Vale la pena visitar Siguatepeque, está muy cerca y tiene mucho que ofrecer.