El hambriente de negocios

En Honduras se suele pasar discutiendo sobre la solución de la pobreza, nadie promete eliminarla o trabajar para lograrlo, únicamente ofrecen reducirla, así si fallan, no hay problema y ellos siguen.

EL clima de inversión, empresas prósperas y empleo son factores fundamentales para el desarrollo del país y por ende de la reducción de la pobreza; alrededor del 90% de los empleos son creados por la empresa privada y es un error estimular el empleo gubernamental como fuente de desarrollo económico. Ese 90% produce bienes y servicios que representan la base tributaria que financia los servicios públicos. Entonces no es el gobierno quien trae la prosperidad, es la empresa privada a través del esfuerzo del hondureño común, en su mayoría, no del político.

En el país, existe incertidumbre acerca de la política económica y su implementación; inestabilidad macroeconómica, la arbitrariedad de la reglamentación y las deficiencias en la protección de los derechos de la propiedad, son factores que alejan las oportunidades y reducen los incentivos para la inversión productiva y la creación de empleos.

Mejorar el clima de inversión no significa eliminar costos, riesgos, impuestos y reglamentos legales, se debe equilibrar el clima de inversión de las empresas con los objetivos sociales, y de esto es el gobierno el encargado; pero si el gobierno está formado por “empleados de carrera” esto significa que no tienen experiencia real en crecimiento y desarrollo económico, y mucho menos en desarrollo empresarial, lo que crea una gran debilidad en dirección gubernamental, porque mandar a hacer a los demás lo que se desea por un plumazo de escritorio, por la fuerza legal coercitiva y hasta armada, es inapropiado y ¡no hay ambiente de negocios!

Viviendo con este panorama, el empresario nacional no tiene la confianza suficiente para invertir, porque las acciones del gobierno son esfuerzos, no son resultados. Al no haber institucionalidad, no hay seguridad jurídica, la inversión extranjera es precaria, a tal grado que, el aliado estratégico comercial del norte, a través de su Departamento de Estado, recomienda a sus ciudadanos abstenerse de viajar a Honduras por ser uno de los países más violentos e inseguros del mundo; deviene la pregunta ¿y ya para invertir?

Si se viaja a los Estados Unidos de América a decir que aquí todo está bien, que mejora la economía nacional, las exportaciones de café, que vamos a ser el granero de Centroamérica, se hablará inglés en las escuelas totalmente computarizadas, a decir que seremos el centro logístico de las Américas, con mejor aeropuerto en Comayagua que el de Tocumen en Panamá y otras fumadas más, el resultado es que, con toda lógica, ya que existen las condiciones necesarias en el país, los emigrantes hondureños beneficiarios del TPS deban regresar a Honduras, siendo los que aportan decenas de miles de millones a la economía nacional en divisas, producto de las remesas.

La alianza actual gobierno-empresa privada, es que cada empresa afiliada avise al gobierno cuántas nuevas plazas está creando y de allí resulta la propaganda y publicidad de creación de empleos a nivel nacional, bajo la ley del mínimo esfuerzo gubernamental, mientras el índice de desempleo crece sin parar. La maquila genera 125,000 empleos en un proceso que les ha costado implementar a los empresarios 20 años y ahora se anuncian 140,000 empleos nuevos en 2018.

Falacia es la palabra adecuada; pero demos soluciones, no solo acusaciones… reformar las leyes fiscales, provocando que sea más fácil instalarse y producir; reducir la burocracia, empezando por los nuevos y recomendados, dejando a los que sí saben y se esfuerzan por saber más; crear el acceso al financiamiento adecuado asesorando con verdaderos expertos en cada ramo con seguimiento a planes de negocios por cada financiamiento otorgado, no solo soltarles el billete a otros políticos. Por mientras, hay hambre en Honduras, es un hambriente de negocios. Gracias.

Óscar Orlando Bonilla Landa Blanco
Paseo al Picacho, Tegucigalpa, M.D.C.
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