Cómo convertir un hijo en delincuente

Por: PG. Nieto

El ser humano nace con el ADN marcado por los cromosomas del bien y del mal, uno dominante y otro recesivo, pero reversibles. A lo largo de la vida de niños y jóvenes, la educación familiar, la moralidad, los entornos, la formación integral, las coyunturas y el libre albedrío determinan las acciones que realiza, el camino que elije… Desde hace años sigo la trayectoria del español Emilio Calatayud, juez de menores, experto en delincuencia juvenil, por sus sorprendentes sentencias judiciales, y crítica confrontativa a la manera de educar a los hijos.

He observado que circula por las redes una entrevista que le hicieran hace tiempo al juez Calatayud, donde expone, a vuela pluma, un decálogo de errores que cometen los padres en la educación de sus hijos, produciéndoles un progresivo deterioro en la escala de valores, irrespeto a las normas de convivencia, y desapego social. Empiezan cometiendo pequeñas infracciones para terminar como delincuentes y potenciales homicidas. Las diez premisas para convertir un hijo en futuro delincuente son:

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo le pertenece.

2. No le dé ninguna educación espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir por su cuenta.

3. Cuando insulte o diga malas palabras, no le dé importancia, ríaselas. Esto le animará a ir elevando su nivel de agresividad.

4. No le regañe nunca, ni le diga que está mal algo de lo que haga. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5. Recoja todo lo que deje tirado en la casa: libros, ropa, zapatos, juguetes… Hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar sobre los demás la responsabilidad de sus acciones, errores y fracasos.

6. Déjele ver y leer cualquier cosa que quiera, aunque no tenga la formación necesaria, no coarte su libertad. Cuídele externamente, aunque su mente y corazón se llenen de basura.

7. No le importe discutir con la pareja en su presencia, incluso de forma acalorada, su hijo terminará por considerarlo normal, y no se sorprenderá ni le dolerá el día que la familia quede destrozada.

8. Dele el dinero que le pida, no vaya a sospechar que para disponer de dinero hay que trabajar y sacrificarse.

9. No llame caprichos lo que para él son necesidades. La disciplina, el sacrificio y la austeridad podrían provocarle frustraciones y dejarle secuelas.

10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, familiares, y vecinos. Todos tienen prejuicios contra su hijo, y lo que quieren es fastidiarlo.

Sucinto decálogo fundamentado en numerosos estudios policiales recopilados de incidentes ocurridos en familias de corte tradicional. Pero en Honduras habría que sumarle otro tipo de estructuras familiares, como son las monoparentales, elevándose exponencialmente el problema.

Familias lideradas por las madres, con varios hijos, con frecuencia procedentes de distintas relaciones sentimentales. Padres irresponsables que poco o nada quieren saber de sus vástagos. Madres que viven solas o con sus progenitores, los abuelos, quienes cuidan de los nietos mientras ellas buscan el sustento. Viviendo en barrios marginales, penetrados por las pandillas, la delincuencia, la pobreza, y el olvido de gobiernos, autoridades locales e iglesias. El caldo de cultivo está servido…

En 37 años de vigencia de la Constitución, es inaceptable que: los políticos que ocuparon puestos de responsabilidad en los tres poderes del Estado, acuerpados por sus partidos; las autoridades que dirigieron los órganos de seguridad y de justicia; los familiares, achichincles y activistas políticos que mamaron de la teta de las estructuras e instituciones del Estado; y una oposición incapaz, indiferente o coludida, hayan provocado y permitido este deterioro y empobrecimiento material, espiritual y social que padece Honduras. Y para colmo, los miremos junto a Pilatos, lavándose las manos, como si no tuvieran responsabilidades en esta vergüenza nacional.

Decía Paulo Freire: “Enseñar no es transferir conocimiento, es crear la posibilidad de producirlo”. La raíz de problema se llama falta de educación, respeto, y disciplina. Educar en conocimientos y valores, inculcando disciplina, esfuerzo y sacrificio. Respetar el medio ambiente, al conciudadano, las instituciones, y a la autoridad, que debe dar ejemplo cumpliendo y haciendo cumplir la ley.

“Lo que vemos cambia lo que sabemos. Lo que conocemos cambia lo que vemos”. -Jean Piaget-