¡Salud mujeres hondureñas en su día!

Por: Óscar Lanza Rosales
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El próximo 25 de enero se celebra el Día de la Mujer Hondureña, en conmemoración a que, en esa fecha de 1955, le fueron reconocidos sus derechos políticos a través del Decreto N° 29 en el gobierno de Julio Lozano Díaz.

La mujer pudo ejercer el voto y ser electa, mucho después que Argentina en 1912, El Salvador 1938, Guatemala 1945, Chile 1949 y Costa Rica 1950, entre otros.

Cito los derechos políticos, como un ejemplo, de la dificultad que ha tenido la mujer hondureña para conquistar sus derechos humanos. Estamos en los primeros veinte años del siglo XXI, y continúan nuestras mujeres cuesta arriba en esa transición.

En una declaración de expertas en derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas, que visitó nuestro país en el pasado mes de noviembre, decían que “los derechos de las mujeres en Honduras, es una deuda pendiente”, agregando que aunque han habido algunos avances, Honduras sigue siendo “machista”. Las mujeres son víctimas de una “violencia generalizada” y de desigualdad. Y que además, sufren de falta de representación política.

Según ellas, Honduras ha avanzado en la protección y promoción de los derechos humanos de las mujeres, pero el gobierno debe asignar más recursos para lograr sus objetivos de igualdad de género. Se ha fortalecido el marco legal e institucional, incluyendo la creación de unidades de género en las secretarías, de una Comisión Interinstitucional sobre el Feminicidio y la iniciativa de servicios que prestará Ciudad Mujer. Sin embargo, consideran que estas reformas deberían ser complementadas con compromisos presupuestarios para proteger los derechos de las mujeres en la práctica.

Las expertas, tras haber recorrido gran parte del país y escuchado la realidad desalentadora que enfrentan las mujeres, observaron que las iniciativas prometedoras del gobierno no son suficientes, y que las acciones deben seguir, para evitar la violencia generalizada contra las mujeres, la desigualdad, la inseguridad y la impunidad, que fomentan la migración. Además, las defensoras de los derechos humanos en Honduras son regularmente criminalizadas, intimidadas e incluso asesinadas.

Lamentaron que la proporción de mujeres en el liderazgo político nacional ha disminuido en los últimos años; que las hondureñas tienen tasas de desempleo más altas que los hombres; que las que trabajan en la maquila, a menudo se les violan las leyes, y las trabajadoras domésticas son vulnerables al abuso y la explotación; y que el país tiene una de las tasas más altas de embarazos adolescentes en la región, por falta de una educación sexual integral.

Sostienen las expertas que se necesita hacer mucho más para enfrentar todos estos desafíos, que provienen de una sociedad todavía machista.
Imagínense en el 2019, ¡y todavía seguimos siendo un pueblo machista!, como nos califican estas expertas.

Lo éramos cuando formábamos parte de una sociedad casi rural, y lo continuamos siendo, ahora que estamos en más del 50% urbanizado.

La discriminación y exclusión de la mujer comenzó en nuestros hogares, cuando se le preparaba solamente para oficios domésticos, bajo la tradicional creencia, que su papel está en el hogar. Creo que nuestros padres hasta los años 60 del siglo pasado, nunca se imaginaban que sus hijas iban a ejercer una carrera universitaria, o trabajar en una oficina o fábrica. Por eso no se preocupaban por prepararlas. Los que tenían facilidades económicas, les financiaban los estudios hasta secundaria, a diferencia de los varones que los estimulaban a estudiar carreras universitarias.

Reflexionando en la elaboración de este artículo, yo me preguntaba, ¿cómo es posible que viniendo del vientre de una mujer, que amamos con todo nuestro corazón -lo mismo que a nuestras esposas, hermanas, hijas, nietas- los hombres hayamos sido tan mezquinos y egoístas hasta el presente, en no concederles los mismos derechos humanos universales, que nosotros sí nos damos el lujo de disfrutar? ¿Cómo es posible eso?

Creo que la celebración del Día de la Mujer hondureña, debe ser para reafirmar sus conquistas en sus derechos, pero también para visualizar los avances futuros, para que logremos realmente una sociedad igualitaria de mujeres y hombres. Que se cumpla que: “Todos los seres humanos nacemos y debemos desarrollarnos, libres e iguales en dignidad y derechos.”

En las celebraciones anteriores, algunas organizaciones feministas expresaron, que para su grandioso día “no querían flores, sino que sus derechos”. Yo les digo, que son merecedoras de nuestro respeto, cariño, de todos su derechos y también de un precioso ramillete de flores, porque sin ustedes, la vida de nosotros los hombres, además de sufrida y aburrida, no tendría sentido. ¡Salud mujeres hondureñas!