Autonomía de pensamiento

Por Miguel Osmundo Mejía Erazo
*Profesor y periodista

Recientemente me encontré con un destacado colega de radio y sostuvimos una conversación en la que tratamos muchos temas de la vida nacional y entre otras cosas mencionaba la beligerancia o presencia que han adquirido las redes sociales que poco a poco están desplazando los medios tradicionales de comunicación, hoy la tecnología ha llegado a tal grado que usted no necesita escuchar la radio o ver la televisión en un aparato receptor, hoy en día enciende su celular y puede escuchar y ver las noticias de última hora o noticias de días anteriores en ediciones de radio y televisión de cualquier parte del mundo, igual con la prensa digital, no tiene necesidad de ir por el diario al punto de venta, usted con un clic podrá leer y ver las ilustraciones de noticias del día. Otro tema abordado fue sobre la decadencia en los medios electrónicos, tanto la radio como la televisión, donde lo que vale es la actuación que se venda, aquel que haga reír, aunque es parte de las tres funciones del periodismo: informar, educar y entretener, al parecer los medios más vistos y escuchados son aquellos que entretienen convirtiendo en noticia cualquier tontería porque es lo que atrae y le gusta a nuestra gente, se está perdiendo el profesionalismo, la seriedad del periodista y del medio, lo que importa es ganar televidentes o radioyentes. Por lo anteriormente expuesto a nuestro criterio la prensa escrita sigue a la vanguardia del periodismo nacional donde encontramos seriedad y academicismo por lo que debemos contribuir a fortalecerla cada día.

No faltó en nuestra conversación el tema político, mismo que en la óptica de un periodista debe analizarse objetivamente como debe ser toda información seria externada por un periodista profesional. Decíamos que aún entre familiares y amigos no se puede hablar de tres temas: política, religión y deporte porque la no coincidencia nos lleva a veces a enemistarnos incluso con agresiones verbales y hasta físicas, en otras palabras no disfrutamos de la autonomía de pensamiento, dichosamente en la plática con mi colega no hubo discrepancias en la temática abordada y pasamos momentos agradables. Pero si usted se encuentra con una persona obcecada esos individuos que creen ser dueños de la verdad y son intolerantes, al grado que ni siquiera permiten que la otra persona externe su forma de pensar. Yo tuve entre otras, una experiencia personal que me gustaría compartir: sentado en una banca de Plaza Miraflores lugar de encuentro con amigos con quienes se puede hablar con libertad, un día se sentó a mi lado un desconocido señor y me dijo: ¨usted es el que escribe en LA TRIBUNA¨? Sí, le respondí, luego me preguntó ¨sobre qué tema va escribir en su próximo artículo¨, estoy escribiendo sobre la falta de valores en nuestra sociedad, le respondí, acto seguido este señor, que gracias a Dios no lo volví a encontrar, empezó a decir, por qué no escribía contra el gobierno y se regó en insultos contra los periodistas, que éramos unos vendidos, contra el Presidente de la República y contra todo mundo, al grado que me obligó a levantarme y decirle que por favor respetara la forma de pensar de cada quien.

Así como esa experiencia personal me he encontrado con muchos casos de gente con quien no se puede conversar, incluso familiares y amigos se han distanciado por no coincidir con su forma de pensar ya sea en el ámbito político, deportivo y religioso. Desde comienzos de la humanidad hubo muchas muertes por confrontaciones políticas y religiosas y en los últimos años en nuestro país y el mundo entero se puede contar con agresiones y hasta muertes por razones deportivas, sin pensar que esta es una actividad para divertirse y hacer amigos no para matarse. Todos tenemos derecho a pensar y expresar libremente nuestro sentimiento a favor de una ideología o partido político, escoger libremente una religión y expresar simpatía por un equipo deportivo pero debemos respetar a los que no piensen igual a nosotros, conversar hasta donde nuestra madurez nos permita, no seguir los malos ejemplos, incluso de algunos ¨honorables¨ parlamentarios que han llegado a las agresiones físicas al no compartir los mismos pensamientos. Gracias al colega y amigo Emanuel Tercero por sugerirme el titular de este tema de opinión, que espero sirva de reflexión y escuchemos con respeto a quienes piensan diferente y que disfrutemos de una verdadera autonomía de pensamiento.

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