La repatriación forzosa de sumos y misquitos

Aunque ACNUR suspendió temporalmente la ayuda para Tapalwas, con esto se logró que solo aproximadamente la mitad de los sumo se trasladasen hacia Nuevo Musawas. Empezó a hacerse sentir una creciente tensión entre los sumo que se habían quedado en Tapalwas, y los que se trasladaron a Nuevo Musawas. Esta tensión se mantuvo durante todo el tiempo que existió Nuevo Musawas. Fue disuelto en 1988, cuando la mayor parte de los habitantes, por la presión ejercida por ACNUR, se declaró dispuesta a ser “repatriada” hacia Nicaragua. El resto fue llevado de regreso a Tapalwas.

Aun habiendo sido un grupo pequeño de Sumu el que quiso irse de Tapalwas, igual que poco tiempo después un pequeño grupo se había trasladado en Alatíz un asentamiento propio llamado La Esperanza, en todo caso son ACNUR y World Relief los responsables de que este proyecto haya fracasado, pues escogieron la solución que a ellos les resultaba más fácil, en vez de ocuparse de que los sumu no fuesen molestados por MISURA. Pero aquí también hay que tomar en consideración la actitud vacilante de los militares hondureños, en especial del Comandante del V Batallón que estaba estacionado en Mocorón.

La militante organización misquita MISURA (después se llamó KISA, ahora se llama YATAMA) regresó a Musawas en cuanto los soldados sandinistas se retiraron. Empezaron a amenazar a la población y a reclutar por la fuerza a los jóvenes sumu. Continuaron esta práctica en todo Nicaragua y después en Honduras. Así por ejemplo, en julio de 1982, cuando los pobladores de Musawas acababan de escapar de las medidas represivas de los sandinistas, MISURA asesinó al joven Rodolfo Jacobo Eran, cuando este regresaba a su casa de hacer mandados en Bonanza. Lo acusaron de ser espía de los sandinistas. Pero, en realidad, él era miembro de la inteligencia de los sumu y contaba entre los posibles dirigentes. La misma suerte corrió en 1983 el joven Juan Patrón, hijo del reverendo Sandalio Patrón, que en aquel entonces se encontraba en las cárceles sandinistas. Juan Patrón fue asesinado por MISURA bajo el mismo pretexto, como consecuencia de las declaraciones hechas en s8 contra por algunos sumu (Enrique López y Meregildo Ramón) que eran colaboradores de MISURA. 17

Higinio Frank López, un joven sumu de Umbra, fue condenado por los sandinistas, junto con varios centenares a 15 años de prisión, sin habérseles hecho juicio alguno. Después de tres años de cárcel, y gracias a las gestiones de la IGFM y de otras organizaciones de ayuda, fue puesto en libertad y huyó hacia Honduras. También él escapó milagrosamente de correr la misma suerte que Rodolfo Jacobo Erans y Juan Patrón.

Fue capturado en la Semana Santa de 1985 en Honduras, por el servicio de inteligencia hondureño, gracias a denunciar hechas por los mismos sumu que estaban a favor de MISURA. Después de muy duras torturas, fue liberado gracias a la intervención de IGFM, Amnesty International y otras organizaciones humanitarias, hondureñas e internacionales. Americas Watch merece el reconocimiento por haber hecho del conocimiento público en 1987 todos los casos mencionados y otros más de violaciones a los derechos humanos por parte de la organización de Miskitu, de las que estaban siendo víctimas los sumu.

Todo esto tuvo como consecuencia una inseguridad y desorientación en los asentamientos de refugiados de los sumu.

El proyecto de la IGFM había instalado talleres de costura, pequeñas industrias artesanales, fomentado pequeños programas agrícolas, centros deportivos, educativos y escolares, etc. La intención de este proyecto no era únicamente ayudarles a los sumu a que tuvieran una fuente de ingreso adicional, sino que también se buscaba darles una ocupación sana. Sin embargo, y provocado por los seguidores de MISURA (después KISAN), se fueron desarrollando sentimientos de envidia y celo, y pronto se había apoderado de todo la desconfianza, la discordia y el pleito. Aunque gracias al cultivo de las tierras, en Tapalwas se había alcanzado un cierto nivel de autoabastecimiento, por lo menos en el sector alimenticio, lo cual no tenía ni Nuevo Musawas, ni Awastingni, ni Wailhka, 18 sus habitantes seguían dependiendo de las raciones de ACNUR, por lo menos en lo relativo a vestuario, artículos de uso doméstico y medicamentos.

Aunque estos lugares no podían ser considerados como campamentos, se mantuvo una cierta psicosis de campamento, que condujo a rivalidades y a un descontento general. La organización sumu ANCS (SUKAWALA) no tenía la suficiente energía para contrarrestar esto. Algunos de los promotores del proyecto IGFM abusaron de la confianza que se les había depositado y aprovecharon su posición para provecho propio. Este es el caso, sobre todo, de los dos que habían sido elegidos como coordinadores del proyecto: Sabelino Frank y Fidencio Davis Pérez. Ambos tienen gran responsabilidad en el desarrollo negativo que se dio en los asentamientos de refugiados.

La situación empeoró a raíz de un cambio de rumbo en la política de ACNUR que trajo consigo, igual que en World Relief, un vasto movimiento de personal: ahora ACNUR había comenzado a insistir en que los refugiados tenían que regresar a Nicaragua.

Y como estas medidas estaban destinadas a aplicarse solamente con los sumu y los miskitu, y no a los “ladinos”, queda claro que detrás tienen que haberse escondido razones políticas. En efecto, algunos círculos dentro de MISURA y MISURASATA habían comenzado a intentar establecer contacto con el gobierno sandinista. Este trató de ganarse la voluntad de la dirigencia de los miskitu, haciéndoles ciertas concesiones, para colocar así una especie de cuña entre los distintos grupos de Contras, lo cual lograron en parte. Era de primordial interés para los andinistas el lograr que regresara la mayor cantidad posible de refugiados de la Costa Atlántica, pues ya esto constituía para ellos una valiosa propaganda. Era en la época en que se había empezado a hablar de una autonomía de la Costa Atlántica. Por diversas razones, los refugiados del litoral Pacífico no eran muy gratos para los sandinistas, razón por la cual ACNUR no extendió a ellos el programa de repatriación”.

Muchos representantes locales del ACNUR, como por ejemplo la licenciada María Virginia Trimarco en San José, Costa Rica, 19 o varios representantes del ACNUR en Tegucigalpa, Honduras, no ocultaron su simpatía por el régimen sandinista, e incluso se declararon dispuestos a realizar la repatriación por la fuerza, si era necesario. El hecho es que ACNUR comenzó a hacer uso de todos los medios, incluyendo la coerción para animar a los sumu y miskitu a que regresasen voluntariamente a Nicaragua. El conocido científico norteamericano profesor Bernard Nietschmann escribió sobre esto: 20

ACNUR is using the same tacties with the miskito refugee communities Threats, offers of money, misinformation, reduction of food supplies, chocking off medical supplies and receipt of donates clothers and other means to force, squeeze and trick the people to eave. I personally know this has been happening since 1984 and involves ACNUR-World Relief with the complicity at times of the Honduranian Fifth Battalion.

A la misma conclusión llegó el profesor de Ciencias Políticas y Derecho Público, Martin Kriele de Colonia, quien, después de haber conversado con los refugiados y con los representantes de ACNUR en Honduras acerca de la política de repatriación de las oficinas de refugiados, escribió: “Todo esto se vuelve un mosaico que contiene algo sospechoso” (M. Kriele, 1985: 110). La revista Flüchtlinge (“Refugees” / “Refugiados”) que ACNUR publica en varios idiomas, le dedica varios artículos de alabanza a la cruzada de “repatriación”. 21 La crítica no se hizo esperar, pero la enfrentó de forma elegante, tratando ella misma la problemática en sus columnas. Así pues, en Refugees se lee: “Herein lies the importance of a very truly free choice in the context of return moverments, but also the danger that the decision to return will encouraged by the direct or indirect forms of pressure”. 22
Todavía en febrero y marzo de 1988, el gobierno de Costa Rica se vio obligado a investigar los reproches que se alzaban, diciendo que algunos de los “repatriados” hacia Nicaragua, pese a las promesas hechas, habían sido reclutados al servicio militar y que también eran perseguidos por razones políticas. 23

Varias veces traté de establecer conversaciones con ACNUR en Ginebra, pero no fue sino hasta finales de mayo de 1988 que pudo constatar que había allí cierta actitud comprensiva y la voluntad de poder fin a tales tácticas. Es posible que ACNUR en Ginebra por fin se haya convencido de que la “acción de repatriación” forzada había sido un grave error.

Contrariamente a la mayoría de los miskitu, casi ninguno de los sumu pudo regresar a su pueblo de origen. Casi todos fueron llevados a campamentos en las cercanías de Bonanza. Estos alojamientos son todos idénticos en su forma, quedan muy cerca el uno del otro, parecen barracas y presentan todas las características negativas de un verdadero campo de refugiados, y son por muchas razones peores que los asentamientos de refugiados en Honduras. La situación alimenticia de los regresados es desesperante, igual que la del resto de los habitantes. Hace falta hasta lo más necesario.