Reflexiones sobre la actual situación económica de Honduras

(20 de abril de 1990)

INTRODUCCIÓN

1. Nosotros, los obispos de Hondu8ras, tratando de cumplir con nuestra misión de pastores de acompañar a nuestro pueblo en sus alegrías y en sus angustias, y haciéndonos intérpretes de los sentimientos de la gran mayoría de nuestros hermanos nos sentimos en la obligación de decir unas palabras de reflexión, en torno a la actual situación económica y a algunos efectos del Decreto-ley de Ordenamiento Estructural de la Economía.

HECHOS

2. Parece ser el común sentir de que la situación económica de nuestro país había llegado a extremos tan graves en los últimos años que urgía tomar serias medidas, si se quería evitar el caos. Y esto es lo que ha querido hacer el nuevo gobierno.

3. Pero estas han sido tomadas con una precipitación tan grande, aún a nivel del máximo Poder Legislativo, que han provocado mucha confusión.

4. Si bien es cierto que tanto el señor Presidente como altos personeros del gobierno manifiestan una convicción personal muy fuerte a cerca de la necesidad de las mismas y de los frutos saludables que de ellas se esperan, cada día se agudizan más algunas dudas que se asomaron ya en los primeros momentos, y que deben disiparse con toda urgencia. Estas son:

1- ¡Realmente estas medidas van a producir los frutos deseados o van a empeorar la situación de las mayorías?

2- Parece claro que las medidas adoptadas proporcionalmente sacrifican muchísimo más a la clase media y pobre que a la clase alta y a las grandes empresas. Y si esto es así, aparte de la injusticia que esto conllevaría, cabe preguntarse si la clase media y pobre en el momento actual está en capacidad de dar un aporte tan alto para salvar nuestra economía. En otras palabras ¿pueden tener éxito medidas que se apoyan tanto en la clase media y pobre? ¿No sería más bien de desear que dichas medidas ayudaran a levantar al pobre de tanta postración?

5. Estos temores se acrecientan ante los efectos que se observan a menos de tres meses del Decreto de Ordenamiento Económico: subida alarmante de los artículos de uso y consumo doméstico, herramientas agrícolas, de los materiales de construcción, de los útiles escolares, de las prendas de vestir, etc. Estamos evidentemente ante una espiral inflacionaria que golpea demasiado duramente a la clase pobre.

6. A estos datos de carácter estrictamente económico se suman los despidos laborales que, algunas veces, despiertan sospechas de maniobras político-partidistas y aumentan el ya alarmante número de los desempleados. Y es creciente la inquietud de que se pretende manipular o dividir a las organizaciones sindicales y gremiales, lo cual sí siempre es algo muy sensible para ellas, en las actuales circunstancias se vuelve mucho más delicado y tal vez peligroso.

7. Es un hecho también claro que estas duras medidas responden a presiones foráneas que hieren la sensibilidad nacional y que a primera vista aparecen con poco sentido humano y poca consideración para con las clases pobres.

8. Agravando este malestar están de por medio estos hechos: los enormes gastos militares, los serios contrabandos, mucha corrupción administrativa en todos los órdenes, las grandes malversaciones de fondos públicos, como se comenta de la CONADI, cuya consecuencia tiene que pagar ahora el pueblo en general, quedando impunes los verdaderos culpables de estos hechos tan repudiables.

RECOMENDACIONES

9. Ante toda esta situación nos sentimos en el deber de pedir con todo respeto al Gobierno, al Congreso Nacional, a los asesores políticos y económicos que analicen urgente y claramente ante sí mismos, ante la opinión pública en general y con las organizaciones laborales, campesinas y empresariales, los siguientes puntos:

1. Los alcances reales y frutos de las actuales medidas económicas.

2. Las posibilidades de hallar una alternativa más equitativa y que golpee menos a las clases desposeídas, o ver si las medidas actuales se pueden suavizar sensiblemente en favor de estas clases más pobres.

3. La posible consecuencia de que el Decreto en cuestión, en vez de contribuir a una verdadera concertación social, esté agudizando las contradicciones sociales de nuestro medio.

10. A las organizaciones sociales y al pueblo en general, hacemos un llamado a la cordura y serenidad en el manejo de la actual crisis nacional. No dejemos que mentes disociadoras nos ofusquen, sino tratemos todos de contribuir positivamente y de la mejor forma posible a encontrar los caminos que nos lleven a mantener la paz y la tranquilidad social. No permitamos que la violencia agrave la situación.

11. Ante las protestas populares, existe por un lado el peligro real de que elementos inescrupulosos quieran aprovecharse de la situación; por otro lado, está la tentación de tachar fácilmente de subversivos y antisociales a todos aquellos que se oponen a dichas medidas. Pedimos a todos y especialmente a las autoridades civiles y militares una gran sensatez y toda su cooperación para no llegar a niveles de violencia ciega que de seguro empeorarían la situación actual. Tratemos de pensar en positivo y de no caer en la desesperación y seamos todos conscientes de que para conservar la paz social y mejorar la situación común, hay que hacer algunos sacrificios.

CONCLUSIÓN

12. Al concluir estas reflexiones, queremos reafirmar que nuestro propósito, al hablar de tema tan delicado e importante, no ha sido otro que manifestar nuestras preocupaciones pro los sufrimientos del pueblo, especialmente de los más pobres de nuestro país, pedir que se busque un posible alivio para ellos y lanzar un vivo llamamiento a la cordura y a la paz.

13. De nuevo nos parece oportuno repetir aquella frase que escribimos en nuestro mensaje con ocasión de la toma de posesión del actual Presidente de la República: “No responder a esta esperanza (la que tuvo el pueblo al elegirle) agudizaría las frustraciones endémicas del pueblo. Honduras –decíamos entonces- tiene quizá su última oportunidad de escapar a la violencia”. (Mensaje al nuevo gobierno, 26 de enero de 1990).

14. Pedimos a Cristo Resucitado y a la Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras que iluminen a todos nuestros gobernantes y a todos los hondureños para hallar caminos de paz, de concordia, seguridad, mejor bienestar y respeto mutuo.

CONFERENCIA EPISCOPAL DE HONDURAS

Mons. Raúl Corriveau
Obispo de Choluteca
Secretario General de la C.E.H.

Mons. Héctor E. Santos
Arzobispo de Tegucigalpa
Presidente de la C.E.H.

Tegucigalpa, M.D.C., 20 de abril de 1990.