Candidaturas

Por Armando Cerrato

A medida que avanza el tiempo nos acerca cada vez más a la toma de decisiones internas en los partidos políticos legalmente inscritos y neófitos en período de formación, por lo que ya se delinean las luchas de los movimientos internos por colocar sus candidatos en los principales puestos (diputados y alcaldes) y sobre todo por el premio mayor: Presidencia de la República.
En una asamblea del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), se determinó que su coordinador general, fundador y propietario del mismo, José Manuel Zelaya debe ser el candidato presidencial.

Sin embargo, el Movimiento 28 de junio de Libre ha propuesto al diputado Jorge Cálix como principal opositor a las aspiraciones reeleccionistas de Zelaya Rosales, quien fuera defenestrado de la Presidencia de la República el 28 de junio del 2009, por querer perpetuarse en el poder, siguiendo procedimientos no ortodoxos, antojadizos e impositivos.

Por el lado del Partido Liberal -ente sumamente dividido- sigue aspirando el fracasado Luis Zelaya Medrano, a quien posiblemente se opongan líderes antiguos, que él ha logrado marginar, como: Gabriela Núñez de Reyes, Elvin Santos, Mauricio Villeda Bermúdez y otros liberales que evalúan por ahora su participación.

En el Partido Nacional se han lanzado a la palestra Roberto Ramón Castillo, Roberto Ordóñez, Mauricio Oliva Herrera, Ricardo Álvarez, Nasry Asfura, Reinaldo Sánchez y otros que también esperan, meditando la situación y conveniencia de lanzarse como líderes.

También se cuenta con aspirantes de los partidos pequeños, que aunque aún no se definen, siempre buscarán una cuota de poder bajo la perspectiva de seguir creciendo: Democracia Cristiana, Alianza, Unificación Democrática y PINU SD.
En formación hay: Nueva Ruta, Salvador de Honduras y otros tres posiblemente formados por desertores de los emergentes, que a su vez son desertores de los dos tradicionales: nacionales y liberales.

Ninguno de todos estos aspirantes, a excepción del millonario Nasry Asfura, piensa en el desarrollo y bienestar de la nación hondureña, sino que en obtener una buena tajada económica de la deuda política que paga 39.00 lempiras por voto obtenido.
Nasry Asfura en sus dos períodos como alcalde de Tegucigalpa ha transformado la capital, construyendo la infraestructura modernista y auxiliando hasta donde es posible: barrios, colonias y las aldeas aledañas de su jurisdicción.

Asfura es un trabajador innato y ha mantenido un bajo perfil mediático, para hacer valer su participación política por méritos y no por imagen, lo que ha hecho muy relevante ante la opinión pública que valora su trabajo, porque ha hecho en el tiempo que lleva como alcalde, mucho más que sus antecesores, incluidos los de su propio partido.

En la palestra Asfura solo tiene un contrincante relevante: el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva Herrera, quien sin embargo tiene en su contra varios señalamientos por irregularidades cometidas en el desempeño de sus labores y que ojalá no le revienten clavos jurídicos en un futuro próximo.

Los nacionalistas muy desgastados en el poder están promoviendo una serie de reformas electorales, con el fin de reorganizar el proceso y volverlo más transparente para poner a tono el país con el resto del mundo democrático y por recomendaciones de organismos internacionales, interesados en mejorar el régimen gubernativo nacional.

En este contexto se espera que el candidato presidencial de cada ente legalmente inscrito y especialmente del Partido Nacional, surja de una elección interna y no de una imposición desde las más altas esferas del poder, no me cabe la menor duda de que Asfura barrerá en una elección interna, si es que se decide a dar pelea.

Licenciado en Periodismo