Luchas sin fronteras

Por José Luis Moncada Rodríguez

La libertad, los derechos humanos, la democracia como modelo de gobierno imperfecto, pero mejor que otros, no tienen fronteras ni físicas ni mentales, y el que las use en otra forma solo refleja el egoísmo, ignorancia, la perversidad e interés mezquino… no puede ser un demócrata, menos un líder, quien desconoce una problemática que está en esta aldea global.
La manifestación pública de Luis Zelaya de “exigir” que el gobierno se abstenga de pronunciarse y fijar posición para una salida de la crisis del pueblo venezolano es a mi criterio decepcionante y se suma el desconocimiento de forma de gobierno democrático y sus prerrogativas constitucionales, parlamentarias y legales.

Por Constitución de la República, la política exterior la define el titular de la Presidencia de la República y la ejecuta la Secretaría de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional, compete a él fijar las posiciones, apoyo, nuevas relaciones y demás en esta materia, en el ámbito político interno, la oposición o partido político que no concuerde con ella y que con sustento considere que una posición en esta materia atenta contra los intereses del país, podría manifestarse en el foro político que es el Congreso de la República, es decir su bancada o fracción política podría solicitar, interpelar o invitar al titular de esa secretaría a que amplíe o justifique una decisión o participación en política exterior, para lo cual se debe tener el apoyo del pleno, y otra vía intermedia es que la comisión de Relaciones Exteriores se aboque al canciller y solicite razones de la temática, desde el punto de vista estricto de nuestra forma de gobierno y el interés nacional, pero dentro del campo de las relaciones internacionales y globales de que somos parte.

No conozco ningún caso que en el Congreso de la República se halla presentado situación de esta temática y que este solicite al titular del Ejecutivo modificar la posición, y sumado a que este podría no atender la misma en base a prerrogativas constitucionales, en pocas palabras si esto fue medido, pues entenderemos que es una posición mediática interna a favor de una imagen y campaña de interés, de atraer a su carrera política a simpatizantes de Libre y a Mel.

La minuta y esencia liberal es amplia… el liberalismo es el movimiento económico, político y religioso que propone la libertad como su ideal, y como el ideal absoluto de la humanidad, es por tanto, el ideal absoluto de hombres y naciones. La doctrina y estatutos del liberalismo se deben entender, estudiar y vivir y no interpretarlos a conveniencia, ahora es que no debemos meternos por el respeto a las otras naciones y por eso no debe haber injerencia, se está apoyando a un pueblo, a sus libertades, a sus derechos humanos; hace pocas semanas el que ahora utiliza el tema, apoyaba las causas de las manifestaciones en Nicaragua… no hay consistencia en posición, hay aprovechamiento y falta de moral humana.

En estas contradicciones que identifico, me pregunto, si no podemos opinar y tener injerencia, también debemos ser claros que debemos negar a cualquiera de afuera hacia nosotros, entonces, que me expliquen qué han estado haciendo en Washington visitando la OEA, Departamento de Estado, Congreso… así como Bruselas, Madrid, entre otros. Señores seamos serios, demuestren un poco de ética profesional, de interés genuino en el país.

Las sociedades liberales y las bien ordenadas, acordarían los mismos principios de justicia, libertad, independencia, igualdad y el respeto de los derechos humanos. Las sociedades en situación de desventaja, en “condiciones no favorables”, deben de ser ayudadas para convertirse en sociedades bien ordenadas, fundamentalmente incidiendo en su cultura política.

La sociedad internacional existe porque los estados reconocen que comparten ciertos valores y que se encuentran vinculados por ciertas reglas. Una idea interesante es que una buena prueba de la existencia e importancia de los valores y la moral en el ámbito internacional es la necesidad de justificarse en dichos términos, el principal valor es el orden porque sin él difícilmente puede llevarse a cabo la realización de la justicia.

El liberalismo se presenta como un “horizonte moral, político, económico, ideológico, único, que hegemoniza el mundo y sus miserias”.