Por Adán Hilario Suazo Molina
Coronel de Aviación (Retirado)
Es aceptado popularmente, la idea de que Costa Rica nos lleva muchos años de ventaja en cuanto a desarrollo, y que la razón principal de este hecho, se debe a que ellos no destinan presupuesto estatal a gastos militares, por lo tanto asignan más fondos al área social, principalmente a la educación y salud. particularmente, esto nos parece una aseveración muy apresurada y poco investigada.
Primero, es necesario recordar el acontecimiento que originó la abolición del ejército costarricense; fue en marzo de 1948, en el proceso de elecciones presidenciales de ese año, resultó ganador don Otilio Ulate Blanco, dicha elección fue declarada nula, el Partido Republicano que estaba en el poder alegó fraude, encarando esta situación, el ciudadano José Figueres Ferrer se alzó en armas y lideró un grupo denominado Ejército de Liberación Nacional, derrotando a las fuerzas estatales, quienes fueron aniquilando, sufrieron 2,000 bajas y la destrucción total su armamento. La situación la estabilizaron al formar una junta que gobernó 18 meses y al término de dicho período, se le traspasó el poder al candidato ganador, Ulate Blanco.
La decisión de Figueres, ante la disyuntiva de reconstruir o desactivar el ejército, fue eliminarlo, hecho que ocurrió el 1 de diciembre de 1948; se enmarca este acontecimiento como uno de los logros más espectaculares de esta nación, pero a decir verdad, se trató más de un simbolismo, dado que el ejército como tal, ya no existía.
Las funciones de seguridad y soberanía nacional, fueron traspasadas a la seguridad pública. En la actualidad dicho ministerio está dividido en varias direcciones constituidas como cuerpos permanentes: Fuerza Pública, Servicio Nacional de Guardacostas, Vigilancia Aérea, Policía de Control de Drogas, Escuela Nacional de Policía, Armamento y Servicios de Seguridad Privada; contando con la capacidad de Comandos Especiales, Servicio de Inteligencia y Cuerpos de Reservas. Acorde a fuentes abiertas en el 2017, USD 950 millones, fue el presupuesto destinado para mantener y sostener esta estructura de seguridad y defensa.
Controversias: paradójicamente, don Pepe Figueres mostró siempre un gran espíritu y afinidad militar; en su último período de gobierno 1970-1974, personalmente y metralleta en mano, dirigió una operación de asalto que puso fin al secuestro de un avión de la NICA; su hijo José Figueres Olsen quien también llegó a la Presidencia de la República, es egresado de la prestigiosa Academia West Point del US Army; sus fuerzas 3speciales, permanentemente compiten con éxito, en los ejercicios de FFAA de las Américas “Fuerzas Comando”; sus cuadros se entrenan en las más prestigiosas academias militares y policiales de sus países aliados, encontramos a sus cadetes en Annapolis USNAVY Academy, Colorado Spring USAF Academy, así como en las más reconocidas escuelas de niveles táctico, operacional y estratégico.
Realidades: Los ejércitos, las FFAA, las Fuerzas de Seguridad Pública o Guardias Nacionales, son cuerpos que pueden tomar el nombre que desee cada estado, pero al final, su misión es similar, hay que invertir y sostenerlas, su razón de ser es insustituible e indispensable, son garantía de la existencia del mismo estado.
El acontecimiento de 1948, fue nada más el de desactivar un ejército moribundo derrotado moralmente y sin pertrechos, algo que fue una potestad soberana del estado, pero, tan solo una fórmula particular, más no una receta estándar.
Los gastos de Costa Rica en el ramo de seguridad y defensa en el 2017, fueron de USD 950 millones, en Honduras el 2018, nuestro prepuesto para Defensa y Seguridad fue de USD 557.4 millones. En la región centroamericana, solo el presupuesto panameño de seguridad y defensa, supera al costarricense.
En consecuencia, es solamente un mito estimar que el desaparecimiento del ejército costarricense, fue la fórmula mágica que elevó al país a la dimensión de potencia regional, paradigma de desarrollo sostenible y oasis de paz. Sin duda este país es un ejemplo, pero su éxito se centra en haber mantenido, sostenido y desarrollado en el tiempo, una política permanente de estado, en excelencia educativa.
Un pueblo educado exige con calidad y con trabajo, con ello se alcanza la equidad, la imagen, la transparencia y la convivencia social. Caso contrario a lo que acontece en nuestra patria, en donde la amenaza, la montonera, el insulto y el tumulto es nuestra forma de reclamo, producto de una educación desordenada y una sociedad convulsa; sabemos de sobra cuales son nuestros problemas, pero perdemos los mejores años de nuestra vida echándonos la culpa y poniéndole trampas al que quiere figurar, construir o liderar.
El asunto es fácil de comprender, se trata de equilibrar fuerzas, no de destruir una capacidad por otra.
El poder nacional podemos compararlo, a un carruaje, el cual es tirado por cuatro caballos que representan las cuatro expresiones de poder reconocidas: Política, social, económica y seguridad, que engloba la defensa y la soberanía, dichas expresiones deben mantenerse equilibradas en su dinámica, de lo contrario el poder se atrofia.