FRENTES ABIERTOS Y LOS BULTOS

MIENTRAS POTUS anda en Vietnam reuniéndose con el “hombre cohete”, del que ahora tiene otro concepto, para divagar un poco a las cadenas locales e internacionales de prensa que no dejan de necear con cada destape de las investigaciones –no de la MACCIH sino de fiscales especiales y de comisiones del Congreso con poder de citación– para asuntos menos peligrosos que las catastróficas armas nucleares, dejó encargado a Pence, a Pompeo y a Bolton; ah, y al emisario Elliot Abrams, cerebro de la estrategia, lidiando con Nicolás en Venezuela. Tanto costó a Univisión obtener una entrevista con el “mecha corta” Nicolás, solo para que este echara al entrevistador en menos de 15 minutos de iniciada la conversación, solo porque le mostró un video –obtenido minutos antes en las calles de la ciudad– de venezolanos comiendo desperdicios de los camiones de basura. Se quejaban que “un salario no ajusta para nada y que eso, basura, deben comer todos los días para sobrevivir. Indignados reclaman que se vaya Nicolás que no sirve para nada, porque el pueblo ya no aguanta más”.

Pues bien, sin entrevista pero armados del video y el escándalo del decomiso de los equipos y del material periodístico, adobado con la deportación de los fisgones, la cadena noticiosa que se transmite para el público latinoamericano, no pudo haber pedido más que lo obtenido en materia de exposición. Más quedito, sin hacer tanto aspaviento, su compañero de viaje allá en Nicaragua se mueve despacito –como diría Fonsi– para atemperar la tempestad. Ya se puso de acuerdo con una misión especial que mandaron de la OEA para un programa conjunto de reformas electorales. De modo que se olviden de hacer elecciones anticipadas y dejen de ventilarle en la cara, como amenaza, la tal Carta Democrática. Todo el daño ocasionado al país por el molote de varios meses –enfrentamientos violentos en las calles entre uniformados y manifestantes, muertes, cierre de negocios, captura de insurgentes, éxodo de empresarios como de otros nicaragüenses a los países vecinos, parálisis administrativa, desplome de los mercados, tranca de carreteras, drástica disminución del comercio en la región, entre otros factores negativos– suma estragos que tomará mucho tiempo revertir. La economía se contrajo en un 4% el año pasado. Antes que estallara el conflicto muchos percibían que la gestión del comandante sandinista garantizaba condiciones propicias y seguras al desarrollo y a la inversión.

Así que, vencidos por agotamiento, se reanuda otra ronda de diálogo con la opositora Alianza Cívica por la Justicia, y otra vez los obispos, que en el primer intento se ofrecieron de mediadores hasta que el comandante sandinista y la doña Chayo los despacharon a oficiar misa a otro lado, dizque porque se habían parcializado con los manifestantes. El ambiente que priva es tenso, de mucha desconfianza, sin embargo tal parece que el pasar del tiempo sin que nada más ocurra, le ha servido de tregua al gobernante. Además, apuesta que es más grave la situación en Venezuela como para que los organismos internacionales quieran abrir tantos frentes. Ya las demandas de los opositores, que llevan a la mesa, no exigen la inmediata salida del jefe del FSLN, el punto de ruptura en la primera ronda. Plantearán “la liberación de los detenidos y el restablecimiento de las libertades, derechos y garantías establecidos en la Constitución; unas reformas electorales que garanticen elecciones justas, libres y transparentes, y justicia para las víctimas de las violentas protestas que comenzaron el 18 de abril de 2018”. Los detenidos son considerados “presos políticos” por los defensores de los derechos humanos y “terroristas” o “golpistas” por el régimen. La opinión de algunos expertos es que “Ortega llega débil al diálogo, pero buscará cómo “neutralizar” el aislamiento y las sanciones internacionales en su contra”. Bueno, es un parecer. Sin embargo, ya con este nuevo intento por arreglarse, dormirá más tranquilo sabiendo que logró sortear la amenaza que lo sacaran a la fuerza. Los demás bultos se arreglan en el camino. El nuncio apostólico en Nicaragua, en su calidad de testigo de las negociaciones, ha pedido confiar en esas conversaciones, “porque no hay otra alternativa”.