El sarampión puede ser mortal en niños

Por: José Rolando Sarmiento Rosales

Ante la aparición de casos de sarampión en Estados Unidos, Europa y ahora en Costa Rica, sabemos de las medidas epidemiológicas que se prevén en Honduras por parte de las autoridades competentes de Salud Pública, por ello hemos acudido a fuentes informativas de los organismos internacionales y los famosos Centros de Control de Enfermedades (CDC), en la nación estadounidense, que revelan lo contagiosa que es esta enfermedad, que solo se puede prevenir con las vacunaciones masivas, que en nuestro país han desaparecido los casos desde hace unos veinte años.

“El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que puede resultar fatal para los niños pequeños”, dijo Jay Inslee, gobernador de Washington, en su proclamación del estado de emergencia del 25 de enero, que permitirá acceder a los recursos médicos con más fluidez. “Estos casos suponen un riesgo de salud pública extrema que pueden extenderse rápidamente a otros estados”, agregó.

Pérdida de apetito, congestión nasal y ojos acuosos son los síntomas iniciales del sarampión y luego aparece el emblemático sarpullido que se esparce por todo el cuerpo, comenzando por el rostro y el cuello. Dura entre 3 y 5 días y luego desaparece. Si no hay complicaciones, después de eso el paciente comienza a mejorar. En total se recupera en unas 2 ó 3 semanas. Sin embargo, hasta 40% de los pacientes desarrollan complicaciones del virus, la gran mayoría de ellos niños menores de 5 años, que tienen las más altas probabilidades de morir. En Madagascar -donde la epidemia ha alcanzado los 66,000 casos- se han contabilizado al menos 922 muertes infantiles por sarampión desde octubre, según lo acaba de informar la Organización Mundial de la Salud.

Esta infografía de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades explica por qué el sarampión es mucho más que un simple sarpullido. Crédito: Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. La complicación más frecuente es neumonía, aunque también puede presentarse ceguera, croup, úlceras en la boca, otitis, diarrea severa o hasta encefalitis. La mayoría de las veces esto ocurre en personas con sistema inmune debilitado. Según los CDC: 1 de cada 20 niños con sarampión desarrolla neumonía. Uno de cada 1,000 desarrolla encefalitis. 1 ó 2 de cada 1,000 niños con sarampión mueren.

La vacuna es efectiva y segura: la mayoría de las personas que se vacunan contra el sarampión nunca se contagiarán, incluso si son expuestas al virus ya que la vacuna es hasta 97% efectiva si se aplican las dos dosis recomendadas. En EEUU, el sarampión se previene mediante la aplicación de una vacuna llamada MMR (sarampión, paperas y rubeola, por sus siglas en inglés). Los CDC recomiendan que todos los niños reciban dos dosis: una entre los 12 y 15 meses de vida, y otra entre los 4 y 6 años de edad. Es una vacuna muy segura y el único efecto secundario que puede producir (en uno de cada seis pacientes) es una fiebre baja o un pequeño sarpullido (en una de cada 20 personas). La inmunidad dura décadas, pero no está demás preguntarle al médico por un refuerzo si ya es adulto.

Una persona con sarampión entra en una habitación. Tose una vez y se retira. Horas después, si no estás vacunado y llegas a ese lugar, sin siquiera tocar ninguna superficie, podrías contraer el virus que queda suspendido durante largos períodos de tiempo en el aire. Así de peligrosa es la transmisión de esta enfermedad, una de las más contagiosas de las que se tenga registro. Aunque fue erradicada oficialmente de EEUU en el año 2000, gracias a la incorporación de la vacuna en 1963, una nueva epidemia derivada de casos provenientes del extranjero y potenciada por la gran cantidad de personas que se adhieren a exenciones antivacunas (pues se han dejado llevar por mitos y conspiraciones), tiene en alerta a las autoridades sanitarias.

101 personas han contraído sarampión en lo que va de 2019, según reportan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). La gran mayoría de ellos no habían recibido la vacuna y lo que más preocupa es que muchos de los casos se registran en comunidades que apelan a razones religiosas, excusas o exenciones para no vacunar a sus hijos. Antes de que se incorporara la vacuna al esquema nacional de vacunación de EEUU en 1963, había en promedio 4 millones de casos de sarampión, con 48,000 hospitalizaciones y 500 muertes por año. La mayoríe las víctimas eran niños.