La FAH culmina una significativa misión de hermandad con el pueblo venezolano

Por Adán Hilario Suazo Molina
Coronel de Aviación (Retirado)

El día sábado 2 de marzo a las 09:05 pm, aterrizaron en Toncontín, las tres aeronaves Cessna Caravan de la FAH, que realizaron una significativa misión de transporte de ayuda humanitaria, destinada a nuestro hermano pueblo venezolano.

Se trató de un vuelo de transporte de carga, ordenado por el alto mando y ejecutado profesionalmente por los entes involucrados como ser COPECO y las FFAA. La ayuda humanitaria son acciones destinadas a solventar o aliviar necesidades básicas en las poblaciones que han sufrido crisis de orden humanitario, dichas acciones deben enmarcarse en los principios de: neutralidad y humanidad. Las operaciones de no guerra, las cuales forman parte de la seguridad multidimensional, han permitido a nuestras FFAA cumplir una diversidad de misiones humanitarias a lo largo de su historia.

Entre las misiones más significativas de la FAH en particular, citamos el vuelo de buena voluntad y transporte de ayuda para el pueblo de Vietnam, el hecho ocurrió entre febrero y marzo de 1967, dicha misión se cumplió en la aeronave C54, matricula FAH-612, pilotado por los entonces: Mayor Mario Chinchilla y el teniente Francisco Zepeda, quienes después de sortear más de 20 paradas de reabastecimiento, retornaron al país, con la satisfacción del deber cumplido con la patria para ese entonces, Vietnam ya estaba sumido en una lucha ideológica que desencadenó en el conflicto ya conocido; otras actividades relacionadas al mantenimiento de la paz y restablecimiento de la estabilidad, se han realizado: en Irak, Haití y actualmente se mantiene un contingente hondureño entre las fuerzas de paz de las ONU en el Sahara Occidental.

Una gran variedad de tareas accesorias cumplen las FFAA en apoyo humanitario a la población, estas van desde: obras de ingeniería, acción cívica, evacuación aeromédica, control de incendios forestales, transporte aéreo, terrestre y marítimo para las comunidades necesitadas, entre otras.

La misión de ayuda humanitaria para el pueblo venezolano, se trató de asistir con esta simbólica contribución para un pueblo hermano; aunque parece insólito, novelesco y hasta increíble dirán muchos, pero es la realidad, a esa escala ha llegado la conflictividad en un país que debería estar con toda seguridad entre los diez países más ricos y solventes del mundo. Es una verdadera tragedia que 32.5 millones de habitantes puedan estar a expensas de un grupo que los somete y los margina a su voluntad, por medio del terror y la presión. No se trata de ser jueces o entrometidos, pero sí aprender de una vez por todas la lección.

No se han hecho esperar las voces disonantes que critican y despotrican en relación con esta misión ya completada, argumentan entre otras cosas, que aquí hay tanta pobreza y que no podemos despojarnos de nada, otros con su ceguera ideológica, distorsionan y la mayoría por su incultura no se percatan que la pobreza más peligrosa es la mental, sometidos a la idea de que solo el sueño americano o las regalías del gobierno pueden sacarnos de la postración; a propósito de pobres, parece mentira, pero es la realidad: solo en Nueva York hay unas 60,000 personas sin hogar y se estima que en todo USA hay más de 40 millones de indigentes, seguramente la gran mayoría de ellos eligen vivir así. Lo trágico al final, es cuando los sistemas políticos de repartición, nos obligan a subsistir en condiciones inhumanas, confinados en una burbuja ideológica fallida.

La dinámica de la vida, en repetidas ocasiones, invierte los papeles de manera inesperada; en el año 2009, el comandante Hugo en persona, arengaba desde Venezuela a los manifestantes en Honduras (enjambre de abejas africanas) para que a toda costa revirtieran el acto de sustitución presidencial, no anduvieron preguntando a nadie para entrometerse; ahora nosotros simplemente, mandamos tres pequeños aviones, transportando más que carga, un mensaje de solidaridad y aliento para nuestros hermanos.

“Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta”, San Agustín.