El pastel crece menos que los comensales

Por Carlos Medrano
Periodista

Hay muchas veces que me levanto y me pregunto cuál es el verdadero problema de Honduras y cómo resolverlo, frente a muchas teorías económicas y sociales de todólogos que tanto abundan en el mundo y no digamos en Honduras.

Para este gobierno, su norte y su dios está en la seguridad y todo gira alrededor de la represión, de poner más chafas en las calles, dotarles de armas, balas, chalecos, botas y cascos a una Policía Militar que para muchos expertos no ha dado los resultados esperados y que cuesta una fortuna que desgasta los presupuestos estatales.

Otros consideran que, solucionando el problema de la corrupción en cada oficina pública, habrá más dinero para la inversión social e infraestructura que genere trabajo en el país.

Otro gobierno propuso el Poder Ciudadano como solución mágica, y que escuchando a la gente en asambleas públicas podría apaciguar y solucionar la necesidad del pueblo, pero fracasó, pues la pobreza continúo galopando como una bestia que irrumpe sin control cualquier camino que tenga por delante.

La clase política que ha gobernado a Honduras durante los últimos años, lastimosamente, no ha podido interpretar los verdaderos problemas del país, mucho menos la solución de estos, pues han caído en la trampa del populismo vulgar, del espectáculo mediático, del pan y circo y de la próxima elección.

Para mí, el problema de Honduras es su Poder Judicial manipulado por los políticos de turno, pues este fenómeno genera impunidad, corrupción, injusticia, desmoralización de la sociedad, entre otros.

La otra dificultad es que el pastel no crece como debería crecer frente a la explosión demográfica que sin ningún control aumenta, sin que podamos frenarla con planes educativos que le expliquen a la niña adolescente que no puede preñarse a los 15 años, pues desde ese momento truncaría su futuro, y para serlo más grave, condenaría al hijo que está por nacer, a la pobreza y por qué no, a la miseria.

Prohibir los hijos o determinar el número de infantes por familia, corresponden a regímenes como el chino, con sistemas dictatoriales del que no estamos de acuerdo.

Honduras con un crecimiento promedio de un 4%, es insuficiente para darle salud y educación de calidad a su población, pues todos los años nacen aproximadamente 145 mil infantes, con un futuro gris y opaco.

Nacen y sus padres van al mismo hospital construido hace 50 años, con su misma infraestructura, pero con nuevas dificultades que se han agregado y convertido en un caos, ya que van más personas buscando salud, existe el mismo número de doctores y hay más falta de medicamentos que obliga al pobre a comprar en la farmacia de turno.

No hay cama para tanta gente, la cobija no ajusta, no ajusta por culpa de la inestabilidad política, la inseguridad jurídica, la maldita corrupción que se ha enraizado en los tejidos de la sociedad, por una clase política miope, retrógrada, sin una visión a futuro.

El país crecerá más cuando el inversionista nacional y extranjero no tenga que hacer tanto trámite para desarrollar un proyecto, ni pagar mordida en cada requisito que existe en el gobierno.

Cuando exista seguridad jurídica y que un contrato sea respetado de principio a fin, cuando no exista tanto impuesto que ahogue cualquier utilidad y cuando todos los ciudadanos nos unamos para sacar a esta clase política que solo pobreza nos ha heredado, el futuro cambiará en este bello país.

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