Más fuerte pero no más claro

Por Rodolfo Guillermo Pagán Rodezno

Abogado y Notario
Máster en Derecho Empresarial

En los últimos días, se han producido varios comentarios adversos, como una campaña sistemática, incluyendo a varios “quintacolumnistas”, acerca de las actuaciones y los resultados obtenidos hasta la fecha por la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), poniendo así en duda la conveniencia de la continuidad de la misma en el país.

La instalación de la MACCIH en el año 2016, como consecuencia del reclamo popular en las denominadas “marchas de las antorchas”, producidas debido a diversas situaciones, como la gran cantidad de casos de corrupción ocurridos en el país, incluyendo el caso del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), que involucra a altos funcionarios del partido de gobierno, además de la sensación de impunidad por la evidente debilidad institucional ante la desconfianza y falta de credibilidad en los organismos nacionales encargados de combatir, prevenir, investigar y sancionar la corrupción en Honduras.
Hasta la fecha la MACCIH ha documentado varios casos de corrupción, en virtud de los cuales la Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad y Corrupción (UFECIC), se han interpuesto requerimientos fiscales contra numerosas personas, incluyendo diputados, exdiputados, empresarios, funcionarios y exfuncionarios, y aunque pueda parecer que son escasos los resultados, es necesario considerar que la labor encomendada es extremadamente compleja, debido a que la corrupción es un problema arraigado desde hace muchos años, con muchas variantes y modalidades y con personajes involucrados que son muy poderosos política y económicamente, los que obviamente seguirán recurriendo a todo tipo de artimañas para limitar o afectar la labor de la MACCIH, a tal punto que sin duda alguna existe la consigna de detener las labores de la misma, lo que no han logrado en gran medida, por el respaldo de la comunidad internacional, especialmente del gobierno de los Estados Unidos de América.
Evidentemente se esperan resultados inmediatos, y ver así a grandes personajes en la cárcel; sin embargo se debe tener presente que se trata de un proceso largo, difícil y costoso, en el que se requiere el apoyo y el respaldo de la población, además de la aprobación de la ley de colaboración eficaz, misma que duerme el “sueño de los justos” en el “honorable” Congreso Nacional, así como la correcta articulación entre la MACCIH, la UFECIC y el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), órganos a los que la población se aferra como un “clavo ardiendo” ya que en los mismos se tienen fijadas las esperanzas para que se castigue a los responsables de saquear al país, independientemente del partido político al que pertenezcan o de la condición económica o posición social que ostenten.

Por todo lo anterior, es muy importante tener presente que en el mes de enero del próximo año, vence el plazo de vigencia establecido en el convenio constitutivo de la MACCIH, suscrito entre la Organización de Estados Americanos (OEA) y el gobierno de Honduras, por lo que resulta imperativo la renovación del mismo, con los ajustes pertinentes que sin duda tendrán que hacerse, a efecto de darle continuidad a la labor iniciada y así no dar tregua a los corruptos, y es que se puede decir más fuerte pero no más claro: Estar contra de la MACCIH, es estar a favor de la corrupción. Elija usted amable lector, de qué lado está.

Que Dios bendiga a Honduras.

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