Frente al descrédito y agresiones a medios de comunicación en redes

Por José Rolando Sarmiento Rosales

Nuestra responsabilidad gremial y profesional periodística nos obliga acudir en defensa de los medios de comunicación escritos, radiales y televisados de nuestro país, que vienen sufriendo una continua agresión de parte de grupos y personajes que escondidos en el anonimato de las redes sociales, calificándonos de “tarifados”, difundiendo hechos de diverso orden, muy especialmente de la clase política, de los gobiernos, las instituciones públicas y privadas, y hasta de algunos personajes del país, supuestamente ligados con corrupción, crimen organizado, narcotráfico, muerte de personas, hasta acusándolos con nombres, de diversos delitos, hechos que los medios de prensa responsables no podemos publicar, sin contar con las pruebas y evidencias del caso, sino hasta que son presentadas acusaciones por fiscales del Ministerio Publico, órgano del Estado encargado por ley de tales responsabilidades, y en las audiencias de apertura a juicios donde se señala a los indiciados y los delitos de los que se les acusa, so pena de poder a su vez ser acusados y enjuiciados por los delitos de difamación y calumnia, por parte de los mencionados en las publicaciones, es pertinente aclarar que muchos casos que aparecen en las redes hacen pensar a la gente que estos si no tienen temor de denunciar a los supuestos corruptos, asesinos y abusadores de autoridad, sin darse cuenta que los que escriben esas denuncias, se ocultan en el anonimato para no responder por lo que muchas veces resulta que es falso, violando la integridad, el honor y la intimidad de las personas señaladas, hecho prohibido en la Ley de Libre Expresión y Prensa vigente en el país, lo cual es constitutivo de delito señalado en los códigos penales y procesales, más las reglas de la ética y la moral a las que estamos sujetos los medios de comunicación y los periodistas, con la Ley de su Colegio y Tribunal de Honor, obligados a dar nuestros nombres y pruebas de lo publicado, así lo veo en las ediciones en papel y electrónica de Diario LA TRIBUNA.

Este fenómeno de los señalamientos contra la prensa en redes sociales, no es de Honduras, en países como Estados Unidos y España como ejemplo, han dado lugar inclusive al desaparecimiento de miles de periódicos, puesto que al bajar la circulación por el descrédito propulsado desde la web y la desconfianza de los lectores, las finanzas han caído en rojo para poder cubrir los costos de mantener una planilla de reporteros, redactores, fotógrafos, diagramadores, correctores, levantadores de textos, técnicos y mecánicos de plantas de impresión, distribución, sumado ahora al personal adicional para la edición electrónica y el pago del sistema de internet, que lleva la publicación a las computadoras personales, tablets y teléfonos inteligentes de cientos de miles de lectores en Honduras y el mundo, siendo ejemplo de ello las ediciones de Diario LA TRIBUNA. Precisamente en una jornada de reflexión y análisis realizada por el periódico El País, de España, se dice que: Raro es el día, sin embargo, en el que no aparecen noticias sin fuentes concretas. El domingo pasado, se afirmaba en una crónica: “En el PP nacional reconocen que su partido en Madrid es un “nido de víboras y familias” con ramificaciones empresariales y policiales en donde es fácil arruinar tu carrera política”. Semejante descalificación exige precisar más su origen. Estos días se han publicado noticias fechadas y firmadas en Madrid sobre hechos en Suecia, Polonia o Grecia y sin mencionar las fuentes de datos que figuraban incluso en titulares. Se debiera haber compartido la firma con la agencia o el medio del que se extrajeron los elementos importantes.

La doble crisis que golpea a los medios de comunicación -la financiera y la de credibilidad- ha deteriorado la relación entre la prensa y los lectores. El negocio tradicional ha quebrado sin una alternativa clara con la consiguiente reducción de plantillas y sueldos en las redacciones y la sustitución de editores clásicos por empresarios nuevos en el sector. En paralelo, los periodistas hemos bajado la guardia con la correspondiente pérdida de confianza de los ciudadanos. A todo ello se suman el ruido en redes y tertulias, el dominio del tráfico informativo por gigantes de internet y las inversiones de líderes o estados para manipular noticias. En España se añade un ambiente político en el que todo es blanco o negro, también al juzgar a la prensa. Solo hay una respuesta adecuada frente a todo eso: más periodismo independiente y profesional.