Desarrollo y seguridad del sector rural

Por José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® [email protected]

Para poder abordar mi tema de hoy, debo explicar algunas generalidades en relación al desarrollo y seguridad del Estado en especial cómo se conforma este.
Es conocido que el Estado en sentido teórico esté compuesto por el gobierno, el territorio y la población, (algunos le agregan el elemento soberanía) y estos elementos liderados por el Estado deben conjugarse armoniosamente para que el gobierno pueda mantener el orden, promover el desarrollo en ese territorio y procurar el bienestar y seguridad de toda su población. En ese contexto, se espera que la relación entre estos elementos del Estado debe ser muy precisa en aras de funcionar correctamente y lograr los beneficios equitativos para todos los elementos, para alcanzar el bien común como finalidad.
Dicho en forma doctrinaria, el Estado podemos definirlo como el ente que provee el orden legalmente establecido entre la población, los territorios y las autoridades gubernamentales democrática y legalmente electos por ese pueblo.
Quiero compartir también la teoría del pivote geográfico, llamada también de región cardial, desarrollada por Halford John Mackinder, geógrafo político de origen inglés 1861-1947, y que los geopolíticos han dado en interpretación que el territorio del estado se divide en un hearthland (área corazón), un hinterland (área interior o del desarrollo), las comunicaciones (carreteras y vías) y las fronteras.
Siendo más claro explico que el hearthland se refiere la capital de la república, en nuestro caso Tegucigalpa, en la cual se concentra el poder político del país (vale decir los 3 poderes del Estado, las carteras ministeriales etc.), el hinterland lo podemos referir a las áreas territoriales fuera de la capital, dividido en los centros urbanos y rurales de producción en el campo, áreas agrícolas diversas y ganaderas etc., y las comunicaciones están comprendidas en las carreteras y calles primarias, secundarias y terciarias que responden a la interconexión de las áreas del hinterland con el hearthland.
Confiando en que la explicación anterior, constituya una orientación plena de la intención que me propongo cubrir en esta relación tripartita (gobierno, territorio y población) que actualmente presenta un franco deterioro generado por múltiples causas, derivando en un pobre desarrollo social económico y como tal deriva en una alta inseguridad humana en el sector rural y un significativo riesgo para el hearthland (la capital) y los principales centros urbanos como San Pedro Sula, La Ceiba, Choluteca, etc. que presentan un crecimiento de población rural producto de la incontrolable migración interna del campo a las ciudades, causando además un serio deterioro en el desarrollo urbano y rural porque al no encontrar fuentes de trabajo estos migrantes rurales son una carga social muy pesada para los gobiernos locales y central, agravado porque tampoco regresan al campo y buscan fuentes de supervivencia en las ciudades y se exponen a muchos riesgos como el caer en los vicios y en las garras de la delincuencia.
Sobra decir la debilidad de los gobiernos locales, que no buscan parar estos problemas y recurren al gobierno central que tampoco da respuestas diferentes debiendo por ello hacer contención en seguridad, mediante acciones de enfrentamiento para poner orden, sin atacar la causa real materializada en el desordenado desplazamiento migratorio interno y la falta de atención al desarrollo en el campo.
No hay duda que se han tomado medidas, desafortunadamente han resultado poco eficaces, dado que se toman en un marco político demagógico con visión electorera, promoviendo mecanismos lentos y poco creíbles desarrollados o asignados a burócratas y tecnócratas que junto a las conocidas ONGs son los únicos beneficiados, y hasta los organismos internacionales contribuyen porque no supervisan sus proyectos, se limitan a contratar un administrador local recomendado políticamente y no certifican los resultados tal y como se destacan en los diferentes medios noticiosos locales las denuncias del desvío de fondos millonarios con proyectos demagógicos fallidos.
De esta manera los diferentes gobiernos y los organismos internacionales de créditos y de asistencia, infantilmente han contribuido al desorden con el cual se ha promovido en el campo la huevonería, puesto que los campesinos asociados o independientes ya no quieren trabajar en el campo y solo se sientan a esperar los bonos y los mentados subsidios.
En resumen, opino que se deben ejecutar programas de desarrollo del campo y apoyar los procesos productivos con sentido supra partidario, de continuar con proyectos demagógicos vamos a seguir fallando, es necesario revisar y tratar de retener los trabajadores del campo que migran en busca de esperanzas vendidas por charlatanes de oficio.
He comentado que, si tan solo se arreglaran las vías de comunicación rurales, garantizar las cosechas y evitar las importaciones de granos, facilitar la inversión controlada (sin condonaciones amañadas) los productores en todos los rubros, generarían riqueza e inversión y el campesino tendrá mejores oportunidades en su lugar de residencia, evitando ser carga del gobierno y de los remesadores. Atención, ya no caben tantos desocupados en las ciudades.