La nueva guerra comercial

Azalea Patricia Chacón Chavarría
Estudiante de la Licenciatura de Relaciones Internacionales
UNITEC Tegucigalpa
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Es muy común que las potencias mundiales, busquen mejorar su tecnología con el propósito de inventar nuevas armas, en caso de verse en la necesidad de atacar o defenderse. Los gobiernos invierten millones en empresas que presenten la tecnología más avanzada para estar siempre a la vanguardia. Actualmente es otro tipo de guerra la que se está desencadenando a nivel mundial: la guerra comercial. En este tipo de guerra un país le impone a otro barreras a sus productos, ya sean estas barreras arancelarias o barreras no arancelarias, haciéndolo menos competitivo en el mercado. Esta guerra utiliza como arma, la imposición de aranceles, o dicho en otras palabras, de gravámenes a sus productos.
Dos de las mayores potencias, China y Estados Unidos, se han involucrado en una guerra comercial, la cual ha tenido un impacto en el comercio mundial y en los precios de los bienes y servicios. Comenzó con Estados Unidos, imponiendo barreras arancelarias al acero y al aluminio (25% y 10% respectivamente) a lo que la comunidad internacional no supo responder. El presidente Trump ha cambiado la política comercial de Estados Unidos con el objetivo de proteger la industria, generar empleo, y con esto, intentar reducir el déficit comercial con China, Canadá, México, Rusia y otros países de Asia (Perez, 2018). Su conflicto con China es el más intenso, el presidente Trump ha tomado medidas contra esta potencia, luego de acusarla de apropiación de propiedad intelectual, de tecnología, secretos científicos y relaciones de inteligencia con empresas privadas para espionaje, lo que cree que ha provocado pérdidas a su país.
Como represalia de la imposición de aranceles, China respondió con tasas arancelarias proporcionales, a una lista de productos de importación del mercado estadounidense, especialmente en el sector agrícola y alimenticio, ya que es en estos sectores donde Estados Unidos presenta un superávit. El presidente Xi Jinping está dispuesto a demostrar que China es capaz de generar y mantener su crecimiento por si sola. Estados Unidos y China han sido afectados a raíz de esta guerra, y están teniendo impactos en su economía y en el bienestar de su población.
Aunque son comprensibles las razones por las cuales Estados Unidos ha decidido utilizar estas armas contra sus socios comerciales principales, existe mucha incertidumbre de cómo esta guerra va a terminar, ya que unos opinan que siendo China el mayor vendedor y Estados Unidos el mayor consumidor, China perderá. Estados Unidos puede creer que imponiendo estas barreras no solo reduce las pérdidas sino que afecta a sus socios comerciales, pero China fortalece sus relaciones con otros socios comerciales e impone barreras a otros sectores. No hay ganador en una guerra comercial, solo produce tensiones en las relaciones con la comunidad internacional e inhiben el comercio entre los estados.
Es comprensible que para estas grandes potencias mundiales la seguridad nacional es uno de los elementos esenciales de su política exterior, y si esta se ve amenazada, tomarán medidas de defensa nacional y así garantizar y mantener la estabilidad del país, lo ideal sería que con ellas no se afecte al comercio internacional, y a su bien más preciado -la población-. No está de más decir, que una guerra comercial de esta magnitud entre las dos economías más grandes del mundo tendría repercusiones serias tanto en la estabilidad como en el crecimiento de la economía mundial, siendo este tipo de guerra tan dañina como una que involucre armas de fuego, en virtud que esta guerra arancelaria podría colapsar el sistema global, afectando principalmente a los paises en vías de desarrollo.
Abg. María Fernanda Reina
Directora columna “La Voz de la Academia”.