La nueva pareja imperial sometida a las tradiciones

El futuro emperador de Japón, el príncipe Naruhito, deberá mantener un difícil equilibrio entre las tradiciones de una institución milenaria y su voluntad de acercar a la familia imperial a la realidad del mundo actual, al tiempo que protege a su esposa, con dificultades en su rígido papel.
Naruhito, de 59 años y quien heredará el trono en mayo, ya expresó su preocupación, al igual que su padre Akihito, sobre cómo asumir el papel de Japón en el pasado.
En 2015, consideró «importante, ya que el recuerdo va a borrarse», que los japoneses «miren con humildad» las décadas pasadas, sin ocultar los abusos cometidos por el ejército imperial durante la primera mitad del siglo XX.
También deseó que «las generaciones que vivieron la guerra transmitan correctamente a las que no la sufrieron la trágica experiencia vivida por Japón y el camino que tomó en la historia».
En febrero expresó asimismo su voluntad de estar «cerca del pueblo y compartir sus alegrías y sus penas», como los actuales emperador y emperatriz, quienes visitan zonas afectadas por desastres naturales y se reúnen con personas discapacitadas o marginadas.
Naruhito no esconde sus críticas al asfixiante modo de vida al que está sometido la familia imperial japonesa, especialmente en lo relativo al sufrimiento de la princesa Masako, a la que le cuesta adaptarse a ese entorno.
«En numerosas ocasiones señaló que la casa imperial siempre había tenido que cambiar con las transformaciones de la sociedad. No esperemos, por tanto, que sea una réplica exacta de su padre, aunque haya una cierta continuidad», dijo a la AFP Kenneth Ruoff, director del centro de estudios japoneses de la Universidad de Portland, en Estados Unidos.
«Por ejemplo, hará las cosas con una perspectiva algo más internacional», consideró.
Nacido el 23 de febrero de 1960, Naruhito fue el primer príncipe que creció bajo el mismo techo que sus padres, en lugar de ser educado por institutrices y tutores.
En la década de 1980 estudió durante dos años en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, tras obtener un diploma en historia en Japón. Así, pudo librarse durante un tiempo de las rigideces que impone la vida imperial en su país, mezclándose con otros estudiantes y con la familia real británica. (AFP)