¿Integración o desintegración?

Por: Francisco Zepeda Andino
Cnel. (r) FAH

Los ataques personales al Presidente Juan Orlando Hernández e institucionales a Honduras por el flamante presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele, colocarán al proceso de integración que se estaba llevando en el Triángulo Norte, en una situación no esperada. Organismos como el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), cuya sede está en San Salvador, tendrán que valorar la posible aptitud negativa del presidente Pro-Témpore del Sistema, Bukele, asumiendo por 6 meses en julio próximo, siendo que hay una serie de proyectos de 3 o más naciones ejecutándose.

A nivel de las iniciativas presentadas por Honduras, Guatemala y El Salvador al gobierno de los Estados Unidos de América, con el apoyo técnico del BID, dentro de la Alianza para la Prosperidad, dirigidas a recibir cooperación para remediar las causas estructurales de la migración hacia el norte, abordando problemas de crecimiento económico, seguridad y gobernabilidad, ¿quedarán estas sujetas a perseguir objetivos de bloque o decidirá Bukele irse por su lado? Parte integral de las gestiones ha sido la presencia de los tres presidentes centroamericanos en Washington, D.C. sosteniendo reuniones con altos funcionarios norteamericanos. Dadas las descalificaciones puntuales de Nayib Bukele sobre Juan Orlando Hernández, ¿qué nos espera?
La Unión Aduanera del Triángulo Norte, iniciada con perspectivas halagadoras para el crecimiento económico de la región, deberá ahora esperar las decisiones del presidente electo salvadoreño, quien a sus 37 años, podrá ejecutar las acciones que su muy limitada experiencia internacional le da.

Honduras forma parte del Grupo de Lima en lo relacionado a la crisis de Venezuela. Con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador en México, se empezó a vislumbrar una aparente nueva vía, en conjunto con Uruguay, sobre cómo debe abordarse el problema venezolano. Falta ahora saber si El Salvador optará por ese rumbo o integrará el Grupo de Lima, donde podrá o no evitar el intercambio directo o protocolar con miembros del gobierno hondureño.

En julio de este 2019 se cumplen 50 años de la agresión armada de El Salvador contra Honduras. El 11 de septiembre de 1992 la Corte Internacional de Justicia en La Haya, Holanda, emitió su sentencia sobre el diferendo fronterizo entre las dos naciones. Por una razón u otra, todavía tenemos pendiente la definición de las áreas correspondientes a los tres países ribereños (Honduras, Nicaragua, El Salvador) en la bocana del Golfo de Fonseca y los espacios marítimos en el océano Pacífico. La Bahía de La Unión, vital para el efectivo funcionamiento del puerto de La Unión en El Salvador, siempre ha querido ser dominada por ese país. De allí el interés por la Isla Conejo, la cual se une a tierra firme hondureña en marea baja y no fue objeto de consideración en el litigio de La Haya. Todavía resuenan en nuestras cabezas las declaraciones del ministro de Defensa salvadoreño, Munguía Payés cuando afirmó no hace mucho que en dos horas de acción armada podía ocupar la isla. ¿Cuál será la política de Nayib Bukele sobre lo sentenciado por la CIJ en 1992?

El Diario de Hoy en El Salvador le dio una llamada de atención a Bukele cuando en su edición del 24 de abril publicó el artículo titulado “Honduras es el segundo socio comercial de El Salvador después de EEUU” y afirma que durante el 2018 nos vendieron un total de $ 905.7 millones de dólares, teniendo un superávit de balanza comercial por valor de $ 151.8 millones. Además, solo en enero y febrero del corriente año las ventas salvadoreñas fueron de $ 155.2 millones de dólares. Lo anterior, así como uso favorable de Puerto Cortés y el próximo funcionamiento del Canal Seco, deberían ser motivo de reflexión a las impetuosas declaraciones ofensivas del barbado próximo presidente de El Salvador.