Por Óscar Lanza Rosales
olanza15@hotmail.com
“Y Trump se impuso”, es uno de los titulares del semanario Proceso de México de la pasada semana, después del acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos (EU). Dice Proceso “que a cambio de evitar la arbitraria imposición de un arancel inicial de 5% a sus exportaciones hacia EU, México aceptó el pasado viernes 7 de junio, frenar el éxodo centroamericano y convertirse de facto en un “tercer país seguro” para retener aquí a quienes pretendan lograr el “sueño americano”. Agregando que “lo que debió ser una reunión bilateral para tratar temas económicos, más bien se tradujo en una exigencia de políticas migratorias de parte de Washington.
Recrudeciendo la crítica situación de los migrantes en territorio mexicano al quedar entrampados entre los gobiernos hostiles de EU y México”.
Expertos consultados por Proceso afirman que la delegación mexicana fue derrotada por un ardid político de Trump, quien a su vez consiguió una importante victoria política que mejora sus posibilidades a la reelección presidencial de 2020.
Como el presidente Trump estaba acusando al gobierno mexicano de no hacer nada por impedir el flujo migratorio centroamericano a su país, amenazó a México de imponerle un arancel a sus exportaciones, comenzando con 5% a partir del pasado 10 de junio, e incrementarlo 5% por mes hasta un límite de 25% en el próximo mes de octubre. Esto creó una verdadera zozobra en el pueblo, gobierno y empresarios de México, que creían que con esta medida venía la debacle económica, porque sus exportaciones a EU son del orden de 350 mil millones de dólares, representando entre un 70 y 80% de sus exportaciones totales. Calculándose que el costo de este arancel para la economía mexicana hubiera sido de aproximadamente 42 mil millones de dólares, con la probabilidad de perder de inmediato 900 mil empleos y no se hubiera firmado el nuevo tratado comercial con Canadá y EU.
Con estas amenazas, México vivió momentos de angustia en las semanas anteriores, con efectos en la bolsa de valores, el tipo de cambio, las valoraciones crediticias de firmas internacionales y una reducción considerable en sus pronósticos de crecimiento económico, porque al aplicarse ese arancel, dejaban de ser competitivos, y algunas empresas al verse afectadas, principalmente las maquiladoras, las fabricantes de autos y autopartes, podrían emigrar a otros países o al mismo EU.
Con este acuerdo, el gobierno de López Obrador se ha visto forzado a endurecer su política migratoria, principalmente en su frontera sur con Guatemala, desplegando 6 mil efectivos de la naciente Guardia Nacional para la detención de indocumentados -que en el pasado mes de mayo alcanzó la cifra récord de 144 mil- y aceptando convertirse de facto -según Proceso- en un “tercer país seguro” para recibir a quienes soliciten asilo humanitario en EU, recibiendo de México, oportunidades de empleo, educación y salud, mientras la administración Trump resuelve su petición de asilo.
También EU ha desplegado 200 agentes migratorios, supuestamente para verificar si las autoridades mexicanas cumplen al pie de la letra sus compromisos.
La idea de estas medidas es eliminar o reducir a su mínima expresión, el flujo migratorio irregular de Centroamérica, y la única esperanza que resalta de estos acuerdos es la posibilidad de gozar de los beneficios del Plan Integral de Desarrollo para crear una zona de prosperidad en el sur de México y los países del Triángulo Norte, estudio que fue elaborado por Cepal a iniciativa del presidente López Obrador, y que cuenta con el apoyo económico de EU, que ha ofrecido 4.8 mil millones de dólares, pero que según México, hacen falta 10.5 mil millones más para las metas que se propone implementar este plan.
La pregunta obligada para nosotros los hondureños, principalmente para nuestro gobierno, ¿qué vamos hacer ahora que ya no van a seguir aumentando los inmigrantes hondureños en EU, sino que por el contrario se van a reducir con las deportaciones que no paran y que traerá como consecuencia la reducción de las remesas? ¿qué estamos haciendo para paliar esta crisis que no termina? Y ¿qué tan involucrados estamos en ese plan integral?
El gobierno de México -su presidente y canciller- están muy agresivos en buscar soluciones a estos problemas.
¿Podemos decir lo mismo nosotros de nuestro Presidente, la ministra de Relaciones Exteriores y los embajadores que tenemos en México y en EU? Creo que llegó la hora, de no seguir botando el dinero en ecofogones y fundaciones, que por lo que se ve ¡en vez de mejorarnos, más bien acentúan la crisis y nos empobrecen más!