Por Carolina Alduvín
Al parecer se derogaron los PCM de la discordia, los diarios reportan que se han alcanzado algunos acuerdos en la mesa de diálogo, todos en asuntos gremiales de los docentes, nada de la cacareada mejor educación para el pueblo; al final del día, por lo único que velan es por sus intereses, llevándose de encuentro los derechos constitucionales del resto de la ciudadanía, impidiendo su libre circulación, frenando el funcionamiento de las actividades económicas, perjudicando a quienes deben atender, destruyendo propiedad tanto pública como privada, desatando la violencia y suplicando impunidad ante sus violaciones al derecho internacional.
Ahora, que ya se sienten con algún poder, están sesionando para ver qué otras exigencias ponen sobre la mesa; algunos afirman que no se detendrán hasta expulsar de su cargo al Presidente, algo en realidad poco probable, dadas las circunstancias. Aquel que ha querido volver a la silla presidencial, lleva una década intentando revertir la pijamada de que fuera protagonista, por sí mismo o por interpósito títere, pero no ha hecho más que fracasar en cada intento. Todavía no se convence de que la popularidad es irrelevante, fue este infausto personaje quien intentó violar la Carta Magna con una fracasada cuarta urna, las consecuencias negativas nos salpicaron a todos, pero empaparon a los empresarios y trabajadores independientes más que a nadie, redujeron la capacidad de emplear mano de obra a los primeros y tornaron escasos los contratos.
Es, ha sido y será el mejor activista del partido en el poder, destruyendo a la única opción de alternabilidad, sin consolidar su amorfo grupo de seguidores. No soporta que alguien más haya demostrado mayor astucia y cálculo político para salirse con la suya a la hora de quebrar los pétreos y, ahora que a tales disposiciones alguien más las hizo papel mojado, quiere volver a las mieles. No entiende que sí ganaron -o arrebataron como afirman muchos sin probarlo- fue por la desconfianza en el escenario alternativo. No, a muchos, muchísimos, no les parecía que el Partido Nacional repitiera en la silla la primera vez; pero, que quedara XCdZ, ni pensarlo, y con todo lo que se sabía o especulara sobre el contendiente, era mejor calárselo, ya vendrían tiempos mejores…
Pero, el partido de oposición, gravemente herido y drenado de membresía no logró recuperarse. De eso se aseguró el depuesto líder en las calles, para la nueva ronda electoral había que cambiar de estrategia; esta vez optó por un payaso mediático y… tampoco así pudo revertir la bien urdida trama, a pesar de los escandalosos desfalcos, a pesar de la impunidad, a pesar de la corrupción, a pesar de los pesares, lo que un día fuera una intentona fallida, castigada con expulsión, a finales de 2017 otra estrategia dio los resultados esperados. La legalidad del asunto depende de a quien se le consulte, el hecho es que otro jugó mejor sus cartas y ahí está.
Las protestas no se hicieron esperar, además de causar malestar generalizado, no lograron lo propuesto, las decisiones ya estaban tomadas y apoyadas; tardaron algún tiempo para aceptarlo, la alianza terminó, la administración sigue haciéndose impopular por las cargas impositivas excesivas, por los abusos de sus funcionarios en todos los niveles, por las nuevas privatizaciones, por esto y por lo otro, la consigna de sacar al mandatario del poder no cesa, pero tampoco funciona. Algunos medios sembradores de odio afirman a pie juntillas que se va; por alguna fantasía que les embarga, creen que el apoyo le será retirado solo porque un familiar guarda prisión en otro país. Si eso fuera suficiente, ya hubiese ocurrido.
Suponiendo que estuvieran en lo cierto, ¿qué seguiría?, la ley lo tiene previsto, pese a la creencia de que el vicepresidente es una figura decorativa, hay funciones para cuando el titular falte. Por alguna razón, la llamada oposición y sus seguidores piensan que automáticamente el cabecilla ocuparía el cargo, así se explica que los inconformes se lo tomen tan personal, cuando es toda una organización la que tiene a la corrupción como sistema operativo. También el resto de la población imagina que la salida antes del término legal del titular del Ejecutivo ocasionaría el asalto al poder por parte de los refundidores y eso asusta a muchos que, sabiendo que muchas cosas andan mal, comprenden que podría ser mucho peor en manos de los izquierdosos.
No hay señales que indiquen salida alguna, ni siquiera al término del mandato; el reto para la oposición es organizarse de manera inteligente y sin violencia para revertir lo malo que señala.