Con derroche de exquisito sabor culminó este sábado el Día Nacional de la Baleada, uno de los alimentos más populares y queridos en un festejo que se desarrolla cada tercer sábado de junio y representa un momento de unión y encuentro entre el pueblo hondureño.
La empresa Galeano, Marca País Honduras y sus aliados estratégicos organizaron la celebración con degustaciones gratis en el contexto de la segunda celebración anual. Esa actuvidad inició desde el pasado jueves en La Esperanza, Intibucá, y Gracias, Lempira, continuó el viernes en Choluteca y Comayagua y finalizó hoy en Tegucigalpa, San Pedro Sula y La Ceiba, Atlántida.
La directora de estrategia de Marca País Honduras, Patricia Lardizábal, expresó que “esta iniciativa busca en todo momento que los hondureños nos sintamos orgullosos de nuestro país, y definitivamente un alimento tan representativo de nuestra gastronomía, como lo es la baleada, es razón para amar cada día más a Honduras”.
Este plato típico, representativo de la gastronomía hondureña se elabora a base de una tortilla de harina de trigo rellena de frijoles, queso rallado y mantequilla.
Existen dos teorías sobre el origen de la baleada, la primera establece que surgió en La Ceiba, sus pobladores comentan que en el 1964 una joven de 20 años de nombre Teresa comenzó con la venta de tortillas de harina acompañadas de frijoles parados y queso rallado.
Con el tiempo la preparación se popularizó a tal punto que uno de sus clientes comentó: “Los frijoles son las balas, el queso es la pólvora y la tortilla el arma” y desde entonces todos las llamaron Baleadas.
La segunda historia surge cerca de los campos bananeros de La Lima, Cortés. Los habitantes de este municipio ubicado a tan solo 30 minutos del centro de San Pedro Sula cuentan que una señora acostumbraba a vender tortillas de harina rellenas de frijoles enteros y queso en polvo.
Un día ocurrió un tiroteo en la zona y una bala impactó a la mujer. La herida no fue de gravedad y la mujer a los días se recuperó y volvió a la venta de su producto. Desde entonces los trabajadores comenzaron a decir vamos a comer donde “la baleada”.