Mario Cooper
Estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales
coopermario30@unitec.edu
UNITEC, Tegucigalpa
En el período pasado el tema de reelección fue muy mencionado, pero la reelección tiene otra cara, que no solo involucra al Presidente de la República, sino también a los alcaldes y diputados. A diferencia del puesto presidencial, estos otros cargos de elección popular no están regulados por la Constitución de la República, aunque ya ha habido intentos de hacerlo. Sin duda alguna, es algo que no solo pasa en nuestro país, pues en otros se ha discutido sobre este tipo de reelección que al igual que en Honduras, ha mantenido dos posturas: pros y contras.
Si nos guiamos por el ejemplo de otros países como Estados Unidos de América, en donde se ve el mismo caso, y utilizando como referencia a su expresidente Dwight D. Eisenhower, quien manifestó en su discurso Farewell Adress, en 1961, “La política debería ser la profesión a tiempo parcial de todo ciudadano”. Además, en otros países donde la reelección de estos cargos se encuentra regulada, como Dinamarca o de nuestro vecino, Costa Rica, donde sus congresistas no pueden reelegirse según el artículo 107 de su constitución. Igualmente, en Brasil y Ecuador los alcaldes pueden ser reelegidos una única vez consecutiva o en Colombia los ciudadanos pueden pedir la revocatoria de su mandato.
Actualmente, este ha sido un tema muy sonado en Perú, en donde se ha discutido sobre la regulación de estos cargos públicos, tal es el caso de César Villanueva, presidente del Consejo de Ministros de Perú, quien afirmó ‘’Nosotros estamos planteando una no reelección. Hay la necesidad de alternación”, dando a entender que cada nación necesita un cambio de ideología después de cada período, que significa un cambio de gobernantes. Al igual que con los presidentes, uno de los más grandes problemas que enfrentan las alcaldías es la falta de continuidad de los planes a largo plazo de sus antecesores, y más si son de partidos diferentes, distinto con respecto al Congreso Nacional ya que hay una representación de cada ideología en este.
¿Por qué se busca la reelección? Se pueden mencionar dos respuestas, la primera porque cuatro años no es suficiente en términos de desarrollo, y la segunda, es de continuar saboreando los beneficios del poder, según Lester Ramírez Irías, coordinador de Investigaciones de ASJ Honduras.
¿Por qué se aprueba la reelección de un alcalde y no la de un presidente? Hay muchas razones que resaltan grandes diferencia entre la figura de un presidente y la figura de un alcalde. En un Estado, quien lleva a cabo la función política es el jefe de Estado, quien tiene a su cargo la representación del Estado en el ámbito nacional e internacional, así como tambien la función de la administración publica. Por el contrario, la figura del alcalde lleva a cabo, casi de forma exclusiva, la función de administración del municipio al cual representa, sin tener una injerencia significativa en la función política. Estimadas y estimados lectores, es importante que ustedes reflexionen ¿por qué creen que la reelección de alcades es más apoyada que la de un presidente?
Por otro lado, si hablamos de la reelección de diputados al Congreso Nacional, cabe resaltar que los legisladores llegan a crear una relación con los ciudadanos del departamento al cual representan, y esta relación se puede ver facilmente fortalecida si el diputado aboga y apoya proyectos en pro de las necesidades del departamento por el cual fue electo, construyendo entre ambos la agenda que se llevará al Congreso.
Este otro tipo de reelección es un tema complejo, lleno de espinas que pueden analizarse desde la perspectiva del poder, del partido gobernante, de la oposición, de las tradiciones institucionales del país, desde la democracia y de los ciudadanos con elementos que debemos considerar, junto con las ventajas y desventajas, siendo esta una forma de permitir a los ciudadanos el calificar en las urnas el trabajo de quienes los representan. No se duda de las bondades de esta reelección, pero también hay que considerar el otro lado de la moneda y ponderar si sus beneficios tienen mayor valor social que los riesgos que acarrea.
Abg. María Fernanda Reina
Directora columna “La Voz de la Academia”